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20 DE DICIEMBRE DE 2024
Desde que comenzó la pandemia, 72 adultos mayores que residían en estos hogares dieron positivo de COVID-19.
Foto: Télam
Unidiversidad / Florencia Martinez del Rio
Publicado el 14 DE AGOSTO DE 2020
Mientras los casos de COVID-19 aumentan cada día en Mendoza, crece la preocupación por el grupo de personas de mayor riesgo ante esta enfermedad, los adultos mayores. Los ojos están puestos en los contagios en los geriátricos, incluso ilegales, donde la vulnerabilidad se incrementa debido a la falta de controles y las falencias de los protocolos preventivos. Desde que comenzó la pandemia, en 14 de estos hogares hubo transmisión del virus y 72 residentes dieron positivo. Los riesgos aumentan con la clandestinidad y el pluriempleo del personal.
Si bien la mayoría de las transmisiones se producen en jóvenes, la edad promedio de los fallecidos es de 75 años: el 88 % de las muertes corresponde a este rango. Que esta parte de la población es la más vulnerable en la pandemia no es una novedad, como tampoco lo es que en los geriátricos se concentren la mayoría de los contagios. Más del 50 % de las 110 000 muertes por coronavirus en Europa fueron de personas que vivían en estos hogares, aseguró la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Mendoza hay 270 geriátricos registrados y, hasta el momento, en 14 de ellos hubo casos de COVID-19. En estos hogares dieron positivo 72 residentes y 44 ya están recuperados, según datos aportados por el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes. El 10 % requirió camas en Unidad de Terapia Intensiva (UTI), porcentaje que supera la media de los pacientes de todas las edades, ya que se considera que el 5 % llega a cuadros críticos.
Algunos de los hogares donde se registraron casos son: Santa Inés (Ciudad), Instituto Renacer (Este), Mis abuelos (Guaymallén) y Amanecer (Luján de Cuyo). Esta semana, la preocupación estuvo centrada en los geriátricos clandestinos luego de conocerse que 13 adultos mayores que residían un hogar ubicado en Guaymallén resultaron positivos de coronavirus. El lugar no contaba con la habilitación ministerial ni municipal para funcionar. Salud llegó al lugar luego de hacer la investigación epidemiológica sobre un caso en ese departamento y constatar que se trataba de una persona que trabaja en ese establecimiento.
Mayores riesgos en la clandestinidad
En palabras de Oscar Sagás, subsecretario de Salud, en estos lugares el riesgo de contagio se incrementa porque, al ser ilegales, los controles no llegan y los protocolos preventivos pueden tener falencias. El funcionario pidió a los familiares de los adultos mayores que tengan "responsabilidad” a la hora de elegir un hogar para internarlos y saber “bajo qué condiciones" lo harán.
El gobernador Rodolfo Suarez, por su parte, aseguró que se debe hacer una “caza” de estos establecimientos. “Hay muchos lugares que son clandestinos porque el Estado no los ha podido interceptar anteriormente, por decirlo de alguna manera, se mantienen bastante ocultos. Este último caso fue en un lugar clandestino que se descubrió por los contagios. Hemos trabajado con todos los intendentes para salir y hacer una caza, detectar estos lugares, regularizarlos y tener el cuidado porque es donde más hay que poner el ojo. Son los adultos mayores los que más sufren este virus en cuanto a la letalidad”, declaró el mandatario.
Acerca de cómo se habilitan estos establecimientos, Osvaldo Elías, gerontólogo y presidente de la Sociedad Cuyana de Geriatría y Gerontología, explicó a Unidiversidad que existen dos entidades de control y reglamentación de estas instituciones: una municipal y otra ministerial. La primera apunta a lo edilicio y estructural; la segunda, la más importante, se encarga de la implementación del equipo técnico y la asistencia geriátrica mediante un médico gerontólogo y profesionales de distintas áreas. Sobre el reciente caso, el especialista opinó: “Hay que aprender de esta situación de emergencia y tratar de acercarse desde el ministerio para llegar a tener todos los geriátricos registrados, hacer un control exhaustivo para lograrlo. Todos deberían estar habilitados y para eso es fundamental la habilitación ministerial”.
El pluriempleo
Si bien son 72 los adultos mayores contagiados, son alrededor de 150 los casos positivos diagnosticados en estas instituciones. Las situaciones en estos hogares han tenido algo en común: los trabajadores del lugar transmitieron el virus sin saberlo. La mayoría de las personas del ámbito de la salud tienen varios trabajos, algo señalado por la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud (Ampros) en diversas ocasiones.
En diálogo con Unidiversidad, Gladys Velásquez, secretaria adjunta de este gremio, aseguró que el pluriempleo está afectando al aumento de casos en relación a los geriátricos y que además “no usan los insumos necesarios, ya que en el sector privado no se los otorgan”.
Al respecto, Osvaldo Elías, comentó: “El pluriempleo es una situación complicada y delicada. Tratamos de evitarlo, sobre todo, con el personal que trabaja en lugares donde se atiende a pacientes con COVID-19. Se busca, lo más que se pueda, trabajar desde casa, como la nutricionista, por ejemplo. En un hogar geriátrico, es muy difícil hacer jornadas de 14 x 14 como en los hospitales. Sería lo ideal, pero no es factible por el recurso humano, el personal es limitado. Para evitar contagios, se investiga cuáles son los empleados que podrían acarrear cierto riesgo en la institución y se los discontinúa”.
El Gobierno y Ampros se cruzaron por la "protección" de médicos y enfermeros
Debido al actual escenario de aislamiento social obligatorio, la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud (Ampros) le planteó al Gobierno una serie de medidas para proteger del COVID-19 a los profesionales. Entre los reclamos, se cuentan la necesidad de insumos en algunos centros asistenciales, controles periódicos a los profesionales, áreas de aislamiento voluntario y prioridad de atención en supermercados, bancos y organismos públicos.
Los protocolos
La Sociedad Cuyana de Geriatría y Gerontología participó, junto a los infectólogos, de la elaboración de los protocolos de prevención en los hogares de adultos mayores. Estas medidas, explicó Elías, están apuntadas a la bioseguridad del personal que ingresa a la institución desde la calle, es decir, los asistentes y los equipos técnicos. Los establecimientos deben tener una zona apartada para el cambiado de ropa del personal y el lavado exhaustivo de manos. Allí se colocan barbijo, cofia y protectores oculares para luego ingresar al sector de los residentes. Los familiares no pueden tener contacto con ellos y tampoco pueden entrar proveedores al lugar. “La idea es que ingrese la menor cantidad posible de personas”, comentó el médico.
Las actividades sociales y recreativas que existían en los geriátricos antes de la pandemia están suspendidas. Respetar el distanciamiento social recomendado en los espacios compartidos, mantener la institución limpia y ventilada y no compartir elementos de higiene ni utensilios de alimentación son otros aspectos del protocolo.
La vivencia de los adultos mayores
Los casos de hogares afectados por el coronavirus pueden afectar a los residentes de otros establecimientos y generarles miedo o angustia. El gerontólogo recomendó evitar exponerlos constantemente a estas noticias, ya que “son nocivas para el psiquismo”, y agregó: “En general, se trata de no ahondar y redundar en los programas de televisión que replican estas noticias, pero muchos de ellos quieren informarse y acceden a través de sus celulares o tablets, porque muchos manejan esos dispositivos”.
Sobre la población de estas residencias, el presidente de la Sociedad Cuyana de Geriatría y Gerontología comentó: “La situación en la cual llegan los adultos mayores en general es de difícil manejo domiciliario, generalmente vinculada a cuadros demenciales, trastornos conductuales o limitaciones en la movilidad. Se hace una evaluación preingreso. Si la persona está en su sano juicio, se busca celebrar un consentimiento para ser internado. Desde el punto de vista legal, se debe firmar un acuerdo. Si en algún momento manifiesta que quiere discontinuar con la internación, se cita a los familiares y se les presenta esa voluntad”.
Los adultos mayores son los que más restricciones tienen en la cuarentena, y más aún a aquellos que residen en hogares geriátricos. “El aislamiento trae consecuencias en la esfera emocional, en el psiquismo, por eso es fundamental contenerlos en el hogar lo más posible, sumado a que muchas actividades están limitadas. El cariño y la comprensión son cruciales, esto se hizo más largo de lo que se pensaba y en algunas instancias hay que medicar. En algunos casos se hace difícil y se buscan alternativas para los familiares, como charlas a distancia para tener, al menos, contacto visual”, explicó el gerontólogo.
De útiles a "descartables", el maltrato que viven los adultos mayores
Las y los adultas/os mayores sufren diversos maltratos que están invisiblilizados en la sociedad, como la vulneración de su derecho a la autonomía y el abuso económico intrafamiliar. Durante la pandemia de COVID-19, algunas de estas violencias se exacerbaron. El decidir por ellos, aislarnos y separarlos de la vida social complicó sus rutinas diarias.
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