En febrero se anunció la quita de subsidios y el respectivo incremento en la tarifa de la luz en todo el país. Por este motivo, los usuarios buscan reducir el gasto en su factura de electricidad.

La tecnología viene, una vez más, al rescate, con soluciones que automatizan y racionalizan el uso de la iluminación en el hogar o el trabajo sin que el gasto económico sea considerable. Lo cierto es que su utilización es realmente rentable.
 

Lámparas conectadas

Primeramente, lo necesario es tomar control sobre el encendido y apagado de las luces, de manera que pueda hacerse de forma remota. Para ello, la solución directa pasa por sustituir las lámparas actuales por unas enchufadas, que además de ser de bajo consumo, permiten ser operadas desde el móvil.

De este modo, en el mercado se ofrecen aplicaciones móviles desde las cuales se puede comenzar a establecer reglas básicas, como el apagado automático de las luces a determinada hora del día, para asegurarnos de que no se queda ninguna luz encendida. También resulta interesante programar la intensidad de la luz en función de la hora y así contribuir a prepararnos para el sueño.

Este tipo de focos pueden también encenderse y apagarse de forma automática, según nos acerquemos o alejemos del domicilio y, el encendido automático de las luces hará que la vivienda parezca ocupada cuando no lo esté. En Argentina puede manejarse a través de un iPhone, mediante un software denominado OpenRemote, el cual puede conectar y automatizar todo tipo de dispositivos a partir de un controlador remoto diseñado y personalizado por el propio usuario.
 

Enchufes conectados

Pero, para ahorrar aún más, se puede conocer cuánto está consumiendo cada dispositivo. Para esto, la mejor opción es conectar también los enchufes y, de esta manera, además de las luces, se puede controlar a distancia equipos como el televisor, la lavadora y los calefactores. Estos métodos de ahorro pueden reducir hasta el 15 % el consumo de energía en el hogar.
 

Lámparas de bajo consumo

Si bien estos focos son costosos respecto de otros, cuentan con una garantía de diez años de uso y representan un ahorro energético cercano al 85 % en relación con las lámparas tradicionales. En Argentina, las lámparas de bajo consumo son 3 o 4 veces más caras que los focos comunes. En Mendoza, estas lámparas de bajo consumo rondan los $ 150. 

La eficiencia energética se plantea como una de las políticas de freno para el cambio climático y para hacer frente a los aumentos de la tarifa de luz. Esto no implica renunciar a la calidad de vida sino mejorarla a través de productos menos contaminantes y un consumo inteligente, es decir, utilizar sólo aquella energía que realmente necesitemos.