Más de 100 mil chilenos y chilenas colmaron hoy más de dos kilómetros de ambas sendas de la Alameda de Santiago exigiendo educación pública y gratuita, en la manifestación social más grande desde la caída de la dictadura de Pinochet.
La Confederación de Estudiantes de Chile y el Colegio de Profesores protagonizan hoy un paro nacional exigiendo un cambio estructural en el sistema de enseñanza, signado por el lucro y la exclusión. Se movilizaron los profesores, los estudiantes, los funcionarios, los trabajadores del Ministerio de Educación, los sindicatos de las corporaciones y académicos.
Fueron masivas las demostraciones de protesta en Santiago y en otras ciudades como Talca, Chillán, Concepción, Valparaíso, Temuco, Valdivia y Puerto Montt, las cuales tuvieron lugar en el contexto del paro nacional conjunto que convocaron federaciones estudiantiles y el Colegio de Profesores.
Se trata de la manifestación más grande que se ha hecho en Santiago desde la caída de la dictadura, destacó el diputado y presidente del Partido Comunista Guillermo Teillier, quien se adhirió a la movilización junto al presidente del Senado Guido Girardi y otros parlamentarios de la oposición.
“Vean cuántos somos”, afirmó la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile Camila Vallejo, en clara alusión a opiniones de la derecha que identifican las protestas con actos de grupos minoritarios y violentos. “Necesitamos que el gobierno tenga una política de Estado, que ponga como eje central la educación pública y también la regulación de la industria privada de la educación que hoy día lucra con los estudiantes más pobres y con miles de familias”, apuntó la líder universitaria al intervenir en el acto que dio cierre al paro docente.
“No queremos la educación de Pinochet”, “Pagamos para estudiar y estudiamos para pagar”, “Basta ya de abuso”, “Mi familia no puede pagar mis estudios”, coreaban los jóvenes consultados por Prensa Latina durante la marcha que por su dimensión cubrió más de dos kilómetros de ambas sendas de la Alameda de Santiago.
Para el presidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo, el estallido de protestas sociales en Chile en relación con el tema educacional tiene un núcleo en el que hay total consenso y es la necesidad de recuperar la educación pública.
A juicio de analistas locales, la orientación al mercado que ha guiado la educación chilena desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) hasta la actualidad destruyó el sistema educativo a tal punto que hasta las instituciones supuestamente públicas operan bajo las reglas de la mercantilización.
No podemos seguir segmentando más nuestro sistema educativo, no podemos seguir con esta educación de élite; la educación debe ser un instrumento que dé igualdad de oportunidades y no reproducir la desigualdad, opinó el dirigente magisterial, que encabezó junto a los líderes estudiantiles la marcha.
La indignación de los chilenos se inscribe en un fenómeno universal de cuestionamiento al capitalismo neoliberal. Caracteriza a Chile la profunda inequidad social, donde los ingresos de las familias más ricas superan en 78 veces a los de las familias más pobres. Según el ex ministro de Hacienda Andrés Velasco, el 10 por ciento de los hogares más ricos tiene un ingreso per cápita 78 veces mayor al del 10 por ciento más pobres.
El ex secretario del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet dijo que tales desequilibrios son causados por las inequidades en el acceso al trabajo. Pero el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Andrés Solimano llama también la atención sobre el componente salarial y sobre el inequitativo acceso a la producción de la riqueza, así como la profundización de la desigualdad por el segregacionista modelo educacional.
Según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile es de ese conglomerado de 34 naciones el Estado con mayores desigualdades en cuanto a ingresos de su población. Incluso en nivel de pobreza, el país suramericano está ubicado en tercer lugar, solo aventajado por México e Israel, dentro de una organización acuñada como el club de los ricos del planeta.
Una sociedad en ebullición
Chile vive un momento de ebullición social que tiende a radicalizarse. Los chilenos son cada vez más conscientes de la imposibilidad de hacerse oír y respetar si no es a través de la herramienta de la movilización y la protesta social, destacó un editorial el periódico El Siglo, órgano del Partido Comunista de Chile.
La oleada de protestas contra el gobierno derechista de Sebastián Piñera que crece desde principios de 2011 confunde en una sola masa indignada a maestros y estudiantes, trabajadores y profesionales, jóvenes, mujeres y artistas.
A principios de año, las protestas contra el gasolinazo y el alza del costo de vida paralizaron durante varios días a la ciudad de Puntarenas, en la región de Magallanes y Antártica, y arrinconaron a La Moneda.
Desde entonces no han cesado las manifestaciones de descontento social en varias ciudades, en particular contra el megaproyecto energético de Hidroaysén que significaría la destrucción de la Patagonia del país, y favor de la libertad de cuatro líderes mapuches condenados a penas de entre 20 y 25 años al amparo de la ley antiterrorista de Augusto Pinochet.
El 12 de mayo más de 100 mil manifestantes marcharon en todo el país reclamando enseñanza pública y gratuita y un cambio estructural del modelo educativo chileno privatizador y excluyente. Sólo en mayo se registraron más de 12 movilizaciones masivas en Santiago y en ciudades como Concepción, Valparaíso, Temuco y Coyhaique.
Mejores condiciones laborales, libertad a los presos mapuches, defensa de la educación pública y preservación de las riquezas naturales de la Patagonia constituyen las principales demandas de trabajadores, estudiantes y ciudadanía en general.
En mayo, dirigentes políticos y sociales chilenos celebraron el Encuentro Fundacional de la llamada Nueva Fuerza de Izquierda, movimiento centrado en la lucha contra el modelo neoliberal. Son parte de esta agrupación partidos y grupos como la Izquierda Cristiana, el Partido Socialista Allendista, la Asamblea Democrática por más Izquierda, Brigada Salvador Allende, Movimiento Generación 80, Asamblea del Pueblo, entre otros.
Ya en abril, la naciente agrupación había abogado por la total transformación del actual modelo económico e institucional heredado de la dictadura militar de Pinochet. La Nueva Fuerza de Izquierda se pronunció desde entonces por un proyecto de liberación y construcción de una sociedad anticapitalista, antiimperialista y latinoamericanista.
Las masivas protestas en Chile cuestionan la esencia del modelo económico, social y cultural implantado a sangre y fuego por la dictadura militar y conservado por los gobiernos actuales, y son parte de oleada mundial contra la explotación capitalista, destacó la revista Punto Final.
Según la emblemática publicación de izquierda, las movilizaciones son sorprendentes por la velocidad de la convocatoria y la masiva respuesta alcanzada sin la mediación de una organización vertical y de grupos políticos hegemónicos. Las manifestaciones estudiantiles hacen una crítica más de fondo al sistema institucional y al modelo chileno, a diferencia de los que protestan contra el megaproyecto energético de Hidroaysén, precisó.
Punto Final considera que el fenómeno universal de cuestionamiento al neoliberalismo señala la necesidad de una alternativa al sistema inoperante y en el país suramericano en particular “resulta estimulante” porque “vigoriza un cuerpo social adormecido por la economía de mercado” y “pone en marcha nuevas iniciativas que miran hacia la construcción de una alternativa democrática, solidaria y participativa”.