El Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) es la institución
científica más importante del país. Busca promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Hoy, su aniversario.
En el gobierno del presidente Juan Domingo Perón, el 17 de mayo de 1951, se creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (CONITYC), el cual en su primera etapa congregó a importantes científicos, como el físico José Balseiro, Enrique Gaviola, el ingeniero nuclear Otto Gamba y el astrónomo Juan Bussolini.
Sin embargo, este organismo fue desmantelado tras la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955. El 5 de febrero de 1958 fue refundado durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, bajo la dirección de Bernardo Houssay, Premio Nobel de Medicina.
Destinado a promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país, este organismo autárquico se encuentra actualmente bajo la órbita del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
El CONICET se creó el 5 febrero de 1958. Su actividad se desarrolla en cuatro grandes áreas: Ciencias Agrarias, Ingeniería y de materiales; Ciencias Biológicas y de la Salud; Ciencias Exactas y Naturales, y Ciencias Sociales y Humanidades.
¿Para qué sirve el CONICET?
Su página web destaca como objetivos:
• Fomentar y subvencionar la investigación científica y tecnológica y las actividades de apoyo que apunten al avance científico y tecnológico en el país, al desarrollo de la economía nacional y al mejoramiento de la calidad de vida, considerando los lineamientos establecidos por el gobierno nacional.
•Fomentar el intercambio y la cooperación científico-tecnológica dentro del país y con el extranjero.
•Otorgar subsidios a proyectos de investigación.
•Otorgar pasantías y becas para la capacitación y perfeccionamiento de egresados universitarios, o para la realización de investigaciones científicas en el país y en el extranjero.
•Organizar y subvencionar institutos, laboratorios y centros de investigación que funcionen en universidades y en instituciones oficiales o privadas, o bajo la dependencia directa del CONICET.
•Administrar las Carreras del Investigador Científico y del Personal de Apoyo a la Investigación y al Desarrollo.
•Instituir premios, créditos y otras acciones de apoyo a la investigación científica.
•Brindar asesoramiento a entidades públicas y privadas en el ámbito de su competencia.
Articulación con las universidades y otros entes
Roberto Carlos Salvarezza, presidente del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas-Conicet, ha subrayado en
numerosas oportunidades la importancia de la integración de las universidades
nacionales con el Conicet para que las políticas públicas de
investigación tuvieran impacto social.
Salvarezza sostuvo en diálogo con Radio FM 97.7 de la Universidad Nacional
de Río Cuarto que “se ha instrumentado el trabajo de proyectos en redes
y se han puesto equipamientos nuevos en las universidades y en
otros organismos del sistema estatal nacional. Entiendo que esta
complementación sirve para sumar a la sociedad y que sirve para el
funcionamiento de las partes porque nos nutrimos mutuamente, no podemos
pensar en un Conicet sin universidades, ambos tenemos que caminar
en la dirección de producir un conocimiento que impacte en la sociedad”.
El CONICET desarrolló convenios con los gobiernos provinciales, las entidades académicas y el sector privado para dar origen a centros de investigación especializados; tras la restauración de la democracia y a partir del gobierno de Arturo Frondizi se crearían, entre otros, el Centro Experimental de la Vivienda Económica en Córdoba, el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas en La Plata, el Instituto Nacional de Limnología en la provincia de Santa Fe, el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química en Santa Fe, la Planta Piloto de Ingeniería Química en Bahía Blanca y el Centro Nacional de Radiación Cósmica, que eventualmente se reestructuraría como Instituto de Astronomía y Física del Espacio.
A partir de los años 1970 el CONICET comenzó el desarrollo de centros regionales que proporcionarían la infraestructura necesaria para la creación de laboratorios e institutos de investigación adaptados a las necesidades prácticas y las condiciones naturales de las distintas regiones.
Los CC.RR. estaban orientados también a garantizar la formación de investigadores y la transferencia localizada de conocimientos. Con el objetivo de evitar la concentración de investigadores en las grandes ciudades, se crearon CC.RR. en varios puntos del país, entre ellos Rosario, Mendoza, La Plata, Bahía Blanca, Puerto Madryn y Ushuaia.
Ejemplos de por qué hay que cuidar a nuestros científicos
Los científicos pasan las horas de sus días probando sus hipótesis, conjugando la teoría y la praxis, leyendo, investigando. De mucho prestigio, pero también de mucho esfuerzo, sus labores incluyen pensar en el otro y cómo puede orientar su búsqueda para obtener un fin social. Las noticias de los distintos medios del país suelen destacar la pertenencia al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de sus protagonistas.
Científicos argentinos crearon un novedoso producto contra los piojos. Con la ayuda de la nanotecnología, el campo que manipula la materia en una escala pequeñísima, se desarrolló un nuevo producto para combatir piojos y liendres resistentes. Lo hicieron investigadores del Conicet y está a la venta en las farmacias argentinas. Tiene efecto inmediato, no usa plaguicidas y tiene olor a limón (Diario Clarín, 26/06/13).
Un investigador del CONICET será el primer argentino en criopreservarse. Rodolfo Goya, doctor en bioquímica y especialista en neurobiología del envejecimiento, pagó 35 mil dólares para que, al morir, lo congelaran a una temperatura de -196º C en un instituto de criónica de EE.UU. "Confío en que la ciencia del futuro pueda revivirme y curar la enfermedad que me haya causado la muerte", afirmó (Tiempo Argentino, 27/05/13).
Laurel y pepino, un remedio platense contra cucarachas. Lo dicen científicas del Conicet. Las hojas de laurel o rodajas de pepino son eficaces elementos para combatir la colonización de las cucarachas; en cambio, la lavandina no les hace absolutamente nada. Lo dicen científicas platenses que, mientras trabajan en el desarrollo de un gusano que, sin afectar a personas y mascotas, las mate bien muertas, han diseñado recetas caseras para declararle la guerra a estos insectos “caníbales”, perjudiciales para la salud y que “han visto nacer y extinguirse a los dinosaurios”, señalaron las expertas del Conicet (El día, 20/10/13).
En sierras cordobesas hacen teatro investigadores del CONICET. Un grupo de investigadores de neurociencia, con apoyo del Conicet, recorre las sierras cordobesas ofreciendo la obra de teatro "Hormigas al poder", puesta que acerca los conocimientos al público en general (Córdoba Times, 27/01/14).