Con las vetas abiertas

Allí donde la fuerza creativa del ser y la naturaleza se juntan, nace una escultura. Nueve escultores de largos trancos desandados fueron los protagonistas del I Simposio de Escultores de la Universidad Nacional de Cuyo. El desafío: transformar en siete días un tronco de urunday, madera originaria del Chaco, en una creación artística. Imágenes e impresiones del proceso, en las voces de los artífices.

Con las vetas abiertas

Foto: Axel Lloret

Cultura

Unidiversidad

Emma Saccavino

Publicado el 20 DE OCTUBRE DE 2013

El polvo del aserrín inunda la carpa blanca instalada en el Parque de la Artes de la Facultad de Artes y Diseño. Allí, nueve escultores argentinos modelan el urunday, la madera que fue traída del Chaco especialmente para el I Simposio de Escultores de la Universidad Nacional de Cuyo. La madera tiene su propio lenguaje, dicta sus normas; su estructura, su volumen, su tensión.

Observarlos trabajar pone a vibrar las fibras: el contacto que los une con su creación, concebida por varios de ellos como una prolongación de su existencia, es orgánico. La miran, la acarician, la pulen; se distancian, retornan, la vuelven a calar. En esa contemplación detenida intentan visualizar e interpretar este lenguaje, el ejercicio escultórico de planificar el espacio que la forma desplaza en el aire. Liberación, tensión, creación de vacíos, búsqueda del equilibrio, o del desequilibrio.



La destreza alquímica para transformar, con todo el amor que se merece, un ser dado por la madre tierra en una criatura capaz de conmover desde lo estético deja azorado a más de uno. Y más si consideramos el desafío propuesto por el Simposio: construir una obra en solo siete días.

Nueve artistas fueron elegidos para formar parte de este encuentro, organizado por el Museo Universitario, la Secretaría de Extensión Universitaria y la Facultad de Artes y Diseño, auspiciado por la fundación Urunday (mentora de la prestigiosa Bienal Internacional de Escultura del Chaco), y que tuvo la particularidad de acercar a los estudiantes la posibilidad inédita de trabajar con escultores de trayectoria y, de este modo, comenzar a profesionalizar su vocación.

Una de las características medulares del museo, dirigido por Pablo Tornello, es su carácter descentralizado, esto es, no tiene una sede fija sino que su colección permanente (compuesta por pinturas, grabados, esculturas, dibujos y cerámicas de referentes mendocinos, aunque también de artistas relevantes a nivel nacional, e incluso internacional, que abarcan un período histórico que va desde la década del 30 hasta la actualidad) está distribuida por las facultades que componen la Universidad Nacional de Cuyo.

En esta lógica, las creaciones diseñadas durante el I Simposio de Escultores, que concluyó el sábado pasado, formarán parte del patrimonio de la comunidad educativa y serán instaladas en el frente del Centro de Información y Comunicaciones de la Universidad Nacional de Cuyo (CICUNC). Esto responde al modo en que funciona el Museo Universitario, un organismo con impronta itinerante que busca, desde su origen, “transfigurar la cotidianeidad de la comunidad universitaria”, en palabras de su director honorífico, Luis Quesada.

Aquí están, estas son las imágenes que reflejan la metamorfosis de la naturaleza pura a la creación humana, acompañadas de algunas impresiones y reflexiones de los protagonistas:

Chalo Tulián (San Juan, 1947). Obra: Una mesa que araña



“El urunday es una madera durísima. Para empezar y terminar una obra en una semana, como en esta ocasión, hay que trabajarla en verde, si no, es imposible de tallar.

”Para construir mi obra usé también hierro (material que es ya una constante de su obra). Corté el tronco en muchísimas partes y luego lo tabloneé.

”¿Qué cómo le voy a poner? Ya sé: Una mesa que araña, acabo de inventarlo”.


Oscar José Staffora (Quilmes, 1950). Obra: Serie Máquinas para construir utopías Nº 13



“Creo que el artista tiene que dejar un mensaje y, si es posible, generar conciencia, no necesariamente construir cosas bellas. Intento hacer series en las cuales me comprometo con alguna problemática relacionada con la actualidad y los jóvenes.

”Mi obra se llama Máquina para construir utopías y es la pieza número 13 de una serie del mismo nombre. Si cree realmente en estas máquinas la gente que milita por algo, si cree realmente en estas máquinas, podrá realizar sus sueños.

”En una época, por caso, hice una serie de pórticos, muros y compuertas. Los primeros estaban asociados a la impunidad y servían para hacer justicia con la clase política corrupta; los segundos, con la imposibilidad de realizar los sueños, y las terceras eran un símbolo del pasaje a otra dimensión.

”Creo que los artistas tenemos el compromiso de dejarles a los jóvenes un mundo mejor que el que recibimos. Mi obra gira en torno a eso; hoy es mi forma de militancia. Después de 30 años de militar en la izquierda, terminé militando en el arte”.


Gianni Uggo (Mendoza, 1953. Profesor de la cátedra de Escultura de la Facultad de Artes y Diseño). Obra: Flamígera




“Estoy trabajando en una figura abstracta de formas ondulantes. No tiene ningún concepto definido, será lo que a cada espectador le sugiera, este es el modo en que finalmente la obra se completa.

”El hecho de que se realice este primer Simposio es muy importante también para la facultad por su sentido pedagógico. Esto representa una verdadera inyección de energía para los alumnos, que tienen la chance de ver trabajar a artistas profesionales y a la vez colaborar en su creación”.


Hernán Dompé (Buenos Aires, 1946). Obra: Guerrero de montañas



“Le puse a mi obra Guerrero de las montañas. Estoy trabajando desde hace cuatro años sobre el tema de los guerreros. Creo que los escultores tenemos heridas de guerra. Y sí, de algún modo toda mi obra es autorreferencial. Yo me siento un guerrero. Estoy lleno de cicatrices, salgo a pelear al taller todos los días de mi vida y tengo mis armas. Ahora para trabajar el urunday estoy usando una motosierra; si la madera no estuviera verde, sacaría chispas, porque es durísima, además tiene mucho sámago.

”El nombre de la obra, parte de una serie, está vinculado también al espacio en que vivo, Capilla del Monte, a 1000 metros del cerro Uritorco. Hace unos años hice una exposición de 40 guerreros en el Caraffa (el museo de arte moderno de Córdoba capital). La imagen era fuerte: 40 tipos esperando recibir una orden que no llega nunca para salir a matar o morir. Tanto en esta como en las otras piezas intento captar ese instante en que los guerreros están para adentro, reflexionando sobre ese momento trascendental”.



Raúl Pájaro Gómez (1946, Buenos Aires). Obra: Obertura 9



“Estoy haciendo una obra particular para esta ocasión porque en general trabajo con el acero inoxidable. Como la propuesta tenía que ver con hacer un trabajo con este tronco, cambia el concepto radicalmente.

”El nombre de la obra brota cuando nace la criatura. ¿Qué significa para mí? Al igual que todas mis obras, es un pensamiento hecho arte, porque a fin de cuentas, mirá qué frase voy a tirar, una obra es una sensación materializada, es un disparador a la imaginación de otro”.


Jorge Gamarra (Buenos Aires, 1939). Obra: Pliegue




“La obra en la que estoy trabajando es una forma que se pliega sobre sí misma. Tiene tres metros de largo por 43 centímetros de diámetro.

”La idea es hacer decir al material aquello que le es imposible, como doblar un bloque de esta manera, esta es una constante en mi estética. Me interesa el efecto que se produce en la acción del escultor modificando la materia cruda; las formas que surgen de comprimir, doblar, torcer, rasgar, cortar, penetrar cuerpos geométricos”.
























José Luis de Leo (Tres Arroyos, 1943). Obra: Presencia Ranquel.

“Hice un arpón. Hace unos años que estoy trabajando en una serie de arpones como instrumento de pesca. Es representativo de las etnias que pueblan el Litoral argentino. Es una herramienta de supervivencia. A esta le puse El arpón azul, creo que este color da a la madera el aspecto de las piedras, por eso verás también que le di a la escultura el aspecto del zigzag propio de aquel material de la naturaleza. Es que a las piedras las tengo acá (señala su cabeza) porque simbolizan, también, las vivencias de mi infancia”.












Raúl Oscar Collemi (Capital Federal, 1966). Obra: Huésped.



“Me manejo con la forma y el espacio. Para eso, ahueco el tronco y lo trabajo en forma envolvente, por un lado, y por otro una forma maciza, que parece entrar en el espacio. Lo más interesante es el trabajo artesanal de la búsqueda de texturas. Por caso, con solo dejar el sámago sin alterar ya adquiere una textura”.

”Conceptualmente me muevo con este tipo de imágenes para no trabajar con la figuración. De hecho esta es, para mí, la verdadera imagen de la figuración, la esencia de la condición humana. Generalmente trabajo en caparazones, con aguijones, pero lo que hago es hablar del ser humano en relación con el medio y en lo que este se va transformando. Es una línea de evolución que finalmente retorna a lo primitivo, aunque suene como un contrasentido.

”Considero que todas mis obras están relacionadas y que cada una va dándole forma a la siguiente. Así, una se va sintetizando; la otra, complejizando. El tema de la serie me resulta cómodo. Es más, toda mi vida es una serie. Esta concepción contribuye a dar la imagen del verdadero individuo, aunque a veces termine siendo hostil y encriptada. En definitiva, puedo decir que trabajo para descubrirme”.








Mauro Musante (Villa Ramallo, Buenos Aires, 1974). Obra: Vuelo eterno



“El material respondió al planteo de la obra: hace varios años vengo trabajando sobre la temática del vuelo. Hace un tiempo construí una máquina de vuelo imaginario. Esta es más tradicional.

”Trabajo con la luz, con motores, con el movimiento, con la pluma. Esta obra es una pluma sin fin: si la observás podrás ver una pluma dentro de una cinta de Moebius. Si la recorrés, podés ir por fuera de las caras y por dentro.

”El vuelo me llamó la atención toda mi vida, a nivel conceptual pero sobre todo por una cuestión de física; siempre me atrajo muchísimo que hubiera máquinas más pesadas que el aire que pudieran volar. De todos modos, pese a que sé que hay conceptos físicos que explican esa magia, prefiero quedarme con ella”.

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