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05 DE DICIEMBRE DE 2024
La iniciativa obtuvo 20 votos en el Senado. Legisladores del PJ, el FIT y parte del bloque Intransigente no se sentaron en sus bancas. El oficialismo tiene un escenario complejo en la Cámara Baja.
El oficialista Juan Carlos Jaliff saluda al senador Bonarrico, clave para que se aprobara el proyecto. Foto: Victoria Gaitán.
La bendición del pastor devenido en legislador, Héctor Bonarrico, al proyecto de reforma del Código Contravencional fue clave para que el oficialismo ganara la primera pulseada al lograr la aprobación de la iniciativa en el Senado por 20 votos. Ahora, necesitará aglutinar más voluntades –o más bendiciones– para lograr lo mismo en Diputados, cámara en que no tiene mayoría, por lo que debe conseguir que todos sus aliados le den el sí.
La aprobación de la reforma del Código que data de 1965 fue expedita en la Cámara Alta, solo demoró media hora. Es que fueron tres meses de marchas y contramarchas entre el oficialismo y la oposición desde el momento en que el Ejecutivo presentó la iniciativa. Los primeros defendieron la propuesta y acusaron a los segundos de “vueltearlos”; estos decidieron no sentarse en sus bancas, por entender que el proyecto avanza sobre competencias de las comunas y de la Justicia Penal, al tiempo que aseguraron que con algunos artículos se busca criminalizar la pobreza.
Esas ideas y vueltas hicieron que el oficialismo llamara a una sesión especial para tratar la iniciativa. Fueron pocos los legisladores que hablaron en un recinto ocupado sólo a medias, teniendo en cuenta que los legisladores Justicialistas, los del FIT y parte del bloque Intransigente no se sentaron en sus bancas.
La justicialista Patricia Fadel, quien estaba en la Legislatura pero no ingresó al recinto, acusó al oficialismo de idear un proyecto más cercano a un código penal que a uno de faltas, además de entender que criminaliza actos que en muchos casos forman parte de la cotidianidad. Ejemplificó que puede ser sancionada una persona a quien se le escapa el perro y no da aviso a la comuna, o a quien consume alcohol mientras disfruta de un asado en la montaña.
Este código regula faltas que no son penales, sino que hacen a la convivencia social, desde problemas por ruidos molestos hasta la utilización del espacio público, la reducción de la violencia en espectáculos deportivos, la relación entre docentes, padres y alumnos, la protección de los médicos, pero también el trabajo de los cuidacoches o de los vendedores callejeros, o el respeto a los funcionarios públicos, puntos estos últimos que fueron criticados. Frente a estas faltas, el proyecto popone sanciones que van desde el pago de multas, hasta la realización de trabajos comunitarios e incluso días de arresto.
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El sí de Bonarrico
Sin dudas, el personaje clave del día fue el senador Bonarrico, que forma parte del bloque Intransigente (aunque él pertenece al Movimiento de Acción Social Federal), ya que junto a Ernesto Mancinelli (Libres del Sur) posibilitó que se lograra el cuórum. Es que Cambia Mendoza tiene 18 escaños y se necesitaba la mitad más uno.
Bonarrico defendió su voto, aunque primero se lamentó de recibir “amenazas” y presiones para no asistir a la sesión. Consideró indispensable aprobar la iniciativa para ordenar a la sociedad y para que exista respeto entre todos los ciudadanos, al tiempo que desestimó las críticas respecto del tinte represivo de algunos artículos de la reforma.
El pastor propuso modificaciones a algunos artículos que fueron aceptadas por el oficialismo, lo mismo hizo Mancinelli. Sin embargo, no acompañó la votación en particular de algunos artículos por no estar a favor de ellos.
Los oficialistas se concentraron en modificaciones que estaban relacionadas más con las formas que con el fondo; en particular, con el vocabulario que se utiliza para nombrar, por ejemplo, a las personas ancianas o a con discapacidad.
Mientras los legisladores hablaban, se escuchaban de fondos dos protestas. Una la protagonizó un grupo de empleados legislativos que reclamaron ser incluidos en la cláusula gatillo que el Ejecutivo acordó con otros gremios estatales; la otra se concretó en la puerta de la Legislatura, donde justamente se reclamó por la no aprobación del proyecto para modificar el actual Código Contravencional.
Con esas protestas de fondo, llegó el momento de la votación en la que el oficialismo logró los 20 votos para aprobar la iniciativa. El más eufórico fue Juan Carlos Jaliff, quien dijo en voz alta que la aprobación fue por mayoría. Después vinieron el abrazo y los saludos no sólo con los propios, sino también con Bonarrico y Mancinelli, sin cuyo acompañamiento no hubieran logrado la media sanción.
Ahora la iniciativa deberá pasar el cedazo de Diputados, donde el panorama es más complejo, ya que el oficialismo llega a 25 escaños, siempre y cuando sus aliados le respondan. Entre ellos se cuentan Guillermo Pereyra, Marcos Niven (enfrentado por el proyecto de aumento de integrantes de la Corte) y Mauricio Torres (Unidad Popular).
Pese a este panorama, el senador oficialista Marcos Rubio se mostró confiado en lograr los consensos necesarios para que la iniciativa se convierta en ley. Defendió el proyecto y recalcó que es clave para que los ciudadanos podamos tener una vida más ordenada.
Ahora, la iniciativa deberá lograr estado parlamentario. Luego se analizará en distintas comisiones, las de Legislación y Asuntos Constitucionales entre ellas, y se llegará a un dictamen para recién luego tratarla en el recinto.
Contra las críticas
El ministro de Seguridad, Gianni Venier, siguió la sesión especial y celebró la aprobación del proyecto. Dijo que las críticas de la oposición están basadas en una visión ideológica errónea, porque no se pretende criminalizar la pobreza ni avanzar sobre perrogativas penales, sino ordenar el espacio público y brindar herramientas a los vecinos para que puedan resolver problemas que los aquejan en su vida cotidiana.
Venier recalcó que la Policía está preparada y capacitada para dirimir los conflictos y subrayó que confía en su criterio. Además, explicó que los integrantes de la fuerza trabajarán en esta materia junto con los magistrados, especialmente con los siete jueces de Faltas que actualmente se desempeñan en la Mendoza, más los 25 de Paz que se sumarán a esta tarea.
El Ministro también contestó a las críticas respecto de las penas de cárcel que prevé el proyecto para algunos casos. Dijo que la intención es impulsar la realización de trabajos comunitarios, y que quienes lleguen a cumplir días de arresto no lo harán en las cárceles ni estarán en contacto con detenidos que cumplan prisión por delitos penales.
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