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26 DE DICIEMBRE DE 2024
La profesora Mónica Guitart, que dicta clases en dos universidades y también ha ejercido la docencia en el nivel secundario, enseña Estadística a través de chistes y apela a la cotidianeidad para inventarlos. Lectora de Quino y fanática de "La Pantera Rosa", sueña con que su tesis doctoral en educación se convierta en libro.
Mónica Guitart es profesora de Matemática y da clases de Estadística en la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO y en la Universidad Tecnológica Nacional. Foto: Victoria Gaitán.
La matemática es aburrida y difícil de entender. Ese es el prejuicio y la profesora Mónica Guitart representa exactamente lo opuesto a este. Vestida de color naranja y llena de anécdotas, comentó cuan valioso es el humor a la hora de enseñar Estadísticas en un aula de capacidad para 120 estudiantes de segundo o tercer año de ingeniería.
Se recibió hace 38 años y rindió hace 5 su tesis doctoral en Educación, en la Facultad de Filosofía. El título de esta última fue “Permitido reír, estamos en clase” y consistió en un estudio en el que la profesora enseñaba a sus alumnos un tema a través de un chiste; y sobre ese tópico eran evaluados ese mismo día, seis meses, un año y dos años después. Guitart demostró, así, que “con humor se aprende mejor”.
Guitart se crió entre risas: cuando era chica, le gustaba leer Patoruzito, Isidorito y a Quino. En la televisión, le encantaba ver La Pantera Rosa, El Chavo del 8 y el programa de Carlitos Balá. Siempre le gustó la Matemática, pero en séptimo grado de la primaria, le decían que su manera de resolver los ejercicios estaba mal, que debía hacerlo como se indicaba en el pizarrón; y en esa etapa de su vida, sintió que a pesar de que le gustara, era mala para la Matemática. Pero en segundo año de la secundaria, se sacó un 10 en su primera evaluación y su profesora la invitó a que mostrara en el pizarrón su forma de resolver los ejercicios. A partir de ahí, Mónica Guitart se dio cuenta de que esa era su vocación.
Siempre hacía chistes en sus clases y apelaba al humor para “descomprimir” algunas situaciones típicas de tensión entre profesor y estudiantes, entre la autoridad y los alumnos. En realidad, lo que la docente hace hasta el día de hoy, no es tanto acudir al chiste sino a la cotidianeidad, porque -según ella dice- “la matemática está en todos lados”. “Mi intención no es sólo que yo haga un chiste y que digan ‘qué profe simpática’, sino que el chiste, en realidad, sea mi forma de enseñar el concepto”, agregó Guitart.
A partir de este descubrimiento del chiste como marca registrada para explicar temas matemáticos, la profesora se inventaba historias, anécdotas, acudiendo a la propia realidad de sus alumnos para lograr el aprendizaje en ellos. “No era tanto el chiste, sino que me daba cuenta de que había calado más profundamente en lo emocional y por eso, lo recordaban”, afirmó la maestra, y fue así como tomó la decisión de estudiar ese fenómeno. Fue entonces cuando tomó la decisión de realizar el doctorado en Educación, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO, el cual inició en 2004 y terminó en 2012.
Según comentó la docente, su sueño es que su tesis doctoral se convierta, algún día, en lirbo. Aseguró que ya tiene dos capítulos escritos, y que quisiera que tuviese cuatro o cinco.
Aprende a enseñar, enseñando aprenderás
Para Mónica Guitart, los grandes beneficiados de la educación son los docentes. “Aprendés muchísimo, pero de otra manera, no como cuando fuiste alumno. Yo me mantengo mentalmente joven porque trabajo con jóvenes, los chicos no me dejan otra. Porque una de las cosas que produce el humor es que si yo te tiro un chiste y vos me contestás cualquier cosa, ahí es donde uno debe capitalizar todas esas respuestas y de ahí, hacer dulce. Porque con eso puedo seguir enseñando mil cosas”, aseguró la profesora.
Además de predisponer a los estudiantes a un aprendizaje más rico, la docente explicó que se genera una complicidad entre los alumnos y el profesor. A modo de anécdota, Guitart relató: “Este año me pasó que, en el último día de clases, un alumno de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) llegó vestido de El Hombre Araña. Le sacaron fotos y todo, y ha salido en Facebook con la inscripción ‘cuando llega el final del semestre y no sabés de qué disfrazarte’. Pero fue porque quería hacerme como un regalo. Ese chico ya sabía que había promocionado, es un excelente alumno, no es que me tenía que enganchar. Y me dijo ‘vine disfrazado así para usted’. Después anduvo por el centro vestido así. Fue muy gracioso”, comentó entre risas la profesora. Y agregó: “lo que pasa es que ese es uno de los miedos que les da a los docentes usar el humor: que se te vaya de las manos. Si es cierto, el docente es el que está haciendo lío, pero es él mismo el que puede controlarlo”.
La tesis de doctorado en Educación de Mónica Guitart se tituló "Permitido reír: estamos en clase". En ella demuestra que mediante el humor, se potencian las capacidades de aprendizaje de los estudiantes. Foto: Victoria Gaitán.
No es improvisación
Mónica Guitart ocupa mucho de su tiempo preparando sus clases, ya que no es sencillo explicar matemáticas para estudiantes universitarios de Ingeniería de segundo y tercer año. “Así como no me puedo inventar en un momento escribir en el pizarrón un ejercicio de matemática, porque puede salir cualquier cosa, el humor tampoco es improvisación. Yo tengo calculado hasta cuánto tiempo los puedo dejar reír para que no se me pierda la idea. Entonces yo la retomo, sé cómo retomarla para que ese ambiente se mantenga como alegre, pero trabajando con nuestras cosas. Entonces en el mismo ambiente de la risa les digo ‘por lo tanto, la fórmula es así’”, contó la profesora.
Además de dar clases en la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO y en la Regional Mendoza de la UTN, Mónica Guitart da charlas a docentes sobre sus métodos de enseñanza. De la mano del área de Territorialización de la UNCUYO, ha recorrido la provincia dando estas charlas, que suelen durar cuatro horas, y todo indicaría que el año próximo haría lo propio de la mano de la Dirección General de Escuelas (DGE).
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