La UNCuyo abrió la Cátedra Unesco El Vino y su Cultura, única en Argentina y Latinoamérica. Será un espacio de investigación, de reflexión y de extensión. La apuesta es que todas las unidades académicas trabajen en forma interdisciplinaria sobre diversos aspectos de la vitivinicultura.
La historia de Mendoza no se puede reconstruir sin la vitivinicultura, sin las primeras cepas, sin las bodegas, sin los viñateros, sin los cambios que impulsó el sector en las últimas décadas, sin los desafíos a los que se enfrenta. Esta industria, eje de la vida y la economía de los mendocinos, será el espíritu de la Cátedra Unesco El Vino y su Cultura, que abrió la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y que es única en Argentina y en Latinoamérica.
La cátedra, que depende del Rectorado, será un espacio de reflexión y de investigación, pero también de extensión y de capacitación para quienes quieran descubrir el mundo del vino y su cultura.
Al secretario de Relaciones Institucionales, Adolfo Omar Cueto, le encomendaron la tarea de dirigir y organizar este espacio. Él aceptó entusiasmado, porque cree que la iniciativa tiene potencial y que avanza sobre una temática con la que la universidad tenía una deuda.
Para el profesor de Historia de Mendoza, la cátedra implica un desafío para la universidad: trabajar sobre el tema de la vitivinicultura en forma interdisciplinaria -y no desde cada unidad académica-, para hacer un aporte real a la sociedad.
El desafío es grande, si se tiene en cuenta que no hay disciplina que no haya abordado el tema de la vitivinicultura, desde la medicina hasta las ciencias sociales, pasando por las ingenierías, las artes, las letras o la economía.
Recuperar la cátedraCueto contó que se enteraron de que la UNCuyo era miembro de la cátedra Unesco El Vino y su Cultura, con sede en Bordeaux, Francia, por casualidad. Una profesora gala que visitó la Facultad de Filosofía y Letras se lo comentó a una colega mendocina, quien se lo comunicó a las autoridades de la Secretaría de Relaciones Internacionales y fue en ese momento en el que decidieron recuperarla.
La primera consigna para armas la cátedra fue que participaran todas las unidades académicas, por ser el de la vitivinicultura un tema transversal. Hicieron la convocatoria y cada facultad designó un representante, con los que se constituyó la comisión inicial.
La primera reunión fue en octubre, donde decidieron los objetivos generales y acordaron la necesidad de tener una reglamentación que definiera los ejes de trabajo, el funcionamiento, la estructura y la duración de las autoridades en el cargo. En los próximos días la pondrán a consideración del Consejo Superior.
El primer trabajo que se propusieron y ya iniciaron fue hacer una recopilación de las investigaciones de todas las unidades académicas referidas a la vitivinicultura. Además, comenzaron a realizar un registro de los investigadores que trabajan en la temática.
La meta es que los trabajos seleccionados formen parte de una biblioteca virtual que estará disponible en la página web que la cátedra tendrá en breve. El objetivo no es solo que esos textos sean material de consulta de especialistas, sino también del público en general que busque información fidedigna.
Otra de las decisiones que tomó la comisión es que la cátedra no sea integrada en forma exclusiva por miembros de la UNCuyo. Por eso, pensaron en dos posibilidades para participar: los miembros activos, que pueden ser graduados, docentes, alumnos o personal administrativo; y los miembros adherentes, que son representantes de instituciones vinculadas a la temática, como el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), los consulados, entre otras.
En abril hicieron la presentación oficial del espacio, lo que propició que muchos interesados se sumaran como miembros activos. La próxima actividad prevista es un curso de cata y degustación de vinos con la ayuda del INTA, que estará dirigido a unas cincuenta personas del ámbito universitario que deseen conocer los secretos del vino y su cultura.
Cueto compartió la utopía que anima a todos los que formar parte del proyecto: que los contenidos que se dicten desde la cátedra puedan ser tomados como materias optativas por los planes de estudio de las unidades académicas de la universidad.
Ya está dado el primer paso para que esa utopía se concrete: transmitieron la inquietud a cada representante de las unidades académicas.
Incluso piensa en la posibilidad de que el espacio brinde una opción de capacitación en la materia para los docentes del nivel primario y medio, para que puedan transmitirlos a sus alumnos. Cueto no descarta que, a futuro, el espacio se abra al público en general, aunque hoy el objetivo está centrado en generar un trabajo interdisciplinario, que signifique un aporte real para los desafíos que enfrenta la industria.
Descubrir necesidades
Para Cueto, la UNCuyo, a través de la cátedra, puede hacer un aporte significativo a la industria, más allá de que existen institutos y organismos que estudian aspectos específicos, como el INV o el INTA.
“Creo que esta cátedra es un espacio en donde todos los miembros podemos ir descubriendo qué necesitamos desarrollar. La universidad no va a decir: 'Esta es la solución', sino que tenemos algunas líneas para la posible solución del tema, o queremos saber cuáles son las problemáticas reales, para ver cómo las podemos enfrentar”, comentó.
Por el momento, la cátedra es virtual, no cuenta con un lugar físico y las reuniones de la comisión se realizan en el rectorado.
Pero en poco tiempo más abrirán un sitio web, para que los interesados en conocer más sobre el vino y su cultura se sumen a este espacio, único en Latinoamérica.