Los alumnos que pasaron por el infierno de los abusos en el Instituto Próvolo de Luján de Cuyo intentan rearmar sus vidas con la contención de sus familias y la supervisión del Estado provincial. Este lunes, en el anexo de la Legislatura, se realizó un encuentro entre los y las integrantes de la comisión de Educación, Ciencia y Técnica y la directora de Educación Especial de la DGE, Susana Yelachich.

Al comienzo del encuentro, la senadora Fernanda Lacoste (PJ-FpV) explicó que la invitación fue cursada para conocer datos concretos en cuanto a la matrícula con la que contaba el Instituto al momento de su cierre y cuáles son las medidas que tomó el Gobierno provincial para garantizar la educación de los alumnos del Instituto, entre otras inquietudes.

Además, afirmó: “La situación que vivieron esos niños es preocupante, por eso queremos saber si recibieron la contención correspondiente, pero sobre todo queremos saber qué tipo de seguimiento se le hace a la familia, ya que sabemos que hay niños que tienen muchos problemas, incluso para expresarse”.

Luego, la directora de Educación Especial informó: “De los alumnos que estuvieron en 2016 en el Instituto Próvolo al momento del cierre, pudimos ubicarlos, de acuerdo a las necesidades de los padres, a la totalidad en escuelas públicas y privadas de la Provincia”.

En tanto, en la reunión surgió un dato que sorprendió a los legisladores: había un libro de convivencia paralelo que informaba que en el instituto se vivía un día a día ”normal”. Esto lo reflejó en su cuenta en Twiter Lautaro Jiménez, senador por el FIT.

#ComisiónDeEducación DGE encontró Libros de Actas paralelos que el #InstitutoPróvolo usaba para registrar problemas con los menores y poder ocultarlos ante inspecciones del estado. Un libro se mostraba a Supervisión donde todo estaba "normal", el otro encubría graves situaciones. pic.twitter.com/DBRexq5YsA

— Lautaro Jimenez (@LautaroJ_PTS)

November 5, 2018

En diálogo con Unidiversidad, el senador contó: “Sobre el Libro de Convivencia, había dos: uno, donde decía que ‘estaba todo bien’ (sic), y existía otro libro paralelo donde se registraban situaciones que podríamos encuadrar como de vulneración de derechos de los chicos”. “Nunca habían sido mostrados a la Supervisión de la DGE, como parte de los mecanismos para ocultar”, agregó Jiménez.

En tanto, Yelachich afirmó que se brindó un acompañamiento concreto desde el área de Salud Mental, que apoyó no sólo a los chicos, sino también a sus familias en esa reinserción hacia los distintos establecimientos educativos después de haber vivido una situación traumática. Por otro lado, comentó que se realizaron distintos tratamientos, ya que no todos los chicos eran sordos e hipoacúsicos, pues también brindan acompañamiento a chicos con discapacidad intelectual.

En cuanto a la reinserción de los chicos, la funcionario indicó: “En un principio se criticó el hecho de que fueran reinsertados tan de golpe (sic) en los distintos colegios, pero esa decisión se tomó porque debían seguir con su educación primaria”.