¿Cómo es la vida sin hijos e hijas? Los diversos caminos que exploran las mujeres que no son madres
Mujeres sin hijos e hijas por circunstancias o elección debaten —entre otras cosas—sobre la educación a las generaciones más jóvenes, la necesidad de políticas públicas que incluyan a las no madres y de darle visibilidad al duelo de la no maternidad.
Imagen eluniverso.com
¿Cómo es esa vida sin hijos e hijas en un mundo lleno de madres? La pregunta tiene múltiples respuestas y abre debates que se alzan en medio de un discurso dominante que deja a las mujeres que no son madres afuera del sistema, de las políticas públicas, de las representaciones realistas. Por eso, la necesidad de visibilizar voces que cuenten cómo es la no maternidad impulsó este año el segundo “Encuentro ibero-latinoamericano de mujeres sin hijxs por circunstancias o por elección”.
El espacio va sentando bases para encontrar información que permita desarmar mandatos, construir nuevos conceptos, exponer las emociones que se atraviesan y compartir en grupo. Del encuentro participaron casi 70 mujeres, entre las que expusieron nueve referentes en el tema de países hispanohablantes: España, Argentina, Colombia, México, Costa Rica. Alejadas del antinatalismo que se les endilga, cada una de ellas tiene su propia historia. Un recorrido que las llevó a crear redes para acompañar a quienes desean ser madres pero sus circunstancias se lo impiden y a aquellas que tomaron la decisión de no serlo.
Las panelistas marcaron cuáles fueron los avances, cambios y aprendizajes desde el primer encuentro de mujeres, que fue hace un año. Coincidieron en que cada vez se habla más sobre estos temas y hay más mujeres que se animan a levantar su voz. “Somos exploradoras. Nos toca explorar caminos que no están pavimentados. Cuando no hay maternidad, ya sea por elección o por circunstancias, todo nos define de manera acotada. Incluso, somos exploradoras para las generaciones que vienen. Nos toca preguntarnos ¿Cómo vamos a enseñar el camino de la no maternidad?”, analizó Irán Sosa (@nuncamadres).
Es que en las conversaciones diarias y en el ámbito educativo hay un mensaje que se dice poco: la maternidad es solo una opción de las tantas que hay en el mundo para las mujeres, no la única. Por eso, Graciela Pardo (@gracielapardook) invitó —sobre todo a aquellas que se están planteando ser o no ser madre— a cuestionarse mandatos, a conectarse con el deseo propio y real, a hacer un trabajo de autoconocimiento que permita despejar del horizonte todas esas ideas y miradas que hay instaladas alrededor de la maternidad. Una tarea poco sencilla, pero necesaria.
Para Miriam Aguilar (@holasoymir) no solo se empieza a hablar más de la no maternidad, también se le da validez al derecho de frenar en los intentos de tener hijos o hijas cuando la persona considera que ha llegado a su límite, por el motivo que sea. El punto es que no todas quieren ser madres a cualquier costo. Por eso, volvió a hacer hincapié en el estigma de las palabras.
“El lenguaje que se utiliza en los procesos de fertilidad es terrible: ‘luchadora’, ‘guerrera’ (...) Nos pone toda la carga y la culpa de no lograrlo a nosotras. Hay que entender que en la no maternidad también hay una elección. No es que yo no logré ser madre, es que yo no lo estaba consiguiendo. Y por todo lo que estaba atravesando, tomé una decisión, una decisión que me llevó a ser una mujer que no tiene hijos”, indicó.
Lugar para las minorías
Los cambios sociales que rompen viejas estructuras hacen más visibles a las minorías, que emergen a la superficie y reclaman derechos. Betina Wlasiczuk (@otrasleonas) sostuvo que en Argentina —al hablarse más sobre diversidad y tener una Ley de Educación Sexual circulando por algunas escuelas— se abre una oportunidad para mostrar las realidades de las no madres. “Encontrarnos entre nosotras nos permite estar mejor paradas en espacios donde todos son madres y padres. Nos permite pararnos desde la diferencia”, afirmó.
Ser mujer y decidir no ser madre no es fácil. Es enfrentarse a las etiquetas sociales reservadas para ellas: egoístas, incompletas, malhumoradas, enfocadas solo en su carrera profesional. Isabel Cortés (también de @nuncamadres) detalló que esas caracterizaciones llegan —incluso— a las películas, a las series y a los medios de comunicación.
“Hemos sido excluidas sistemáticamente de las conversaciones en todos los niveles: gubernamentales, sociales, etc”, dijo. Destacó que el foco aún apunta hacia las mujeres que voluntariamente eligieron no ser madres como las responsables de “acabar con la raza humana”, una demonización que no se ve hacia los varones que optan por no ser padres.
También es difícil para quienes intentan embarazos y no lo logran o tienen pérdidas gestacionales. En estos casos, el recorrido se vive con vergüenza y dolor. Gloria Labay (@glorialabay_lavidasinhijos) explicó que se trata de un duelo no autorizado, ya que la sociedad no les permite a esas mujeres estar tristes por aquello que ya no serán. “El mensaje es que hay vida, y vida buena, después del duelo de la no maternidad”, afirmó.
Norma Isern (@soymujerynosoymadre) sumó —a su vez— que en ese proceso es crucial aprender a autocuidarse, arroparse y escucharse. “Ya bastante con el dolor que se atraviesa para encima tener una narrativa de un relato destructivo con una misma”, enfatizó.
Pensarse en la vejez
Llegar a la certeza de que no serán madres abre un nuevo punto de partida. Ahí las ‘exploradoras’ empiezan a indagar sobre otros guiones posibles para ellas en una sociedad pronatalista, que necesita que las mujeres tengan un propósito en la vida por el solo hecho de no tener hijos o hijas y que —entre otras cosas— poco refleja cómo es la vejez para las no maternidades.
Sobre esto último, Adriana Castro (@adricdmx) aconseja —sobre la base de una de las pocas investigaciones que encontró sobre el tema— que las mujeres aprendan a disfrutar de su soledad pero sin aislarse, ya que la red de apoyo es necesaria, y también a construir amistades intergeneracionales: amigas más viejas y amigas más jóvenes para enriquecerse unas de otras.
Flora (@flora_plataforma) aportó que la vejez es un tema que ya empieza a preocupar —a ocupar— a toda la población, porque va cambiando el paradigma de que un hijo o hija es “un certificado de garantía” para el cuidado de sus madres o padres. Y marcó su postura sobre la exigencia hacia las no madres de tener que hacer algo extraordinario para compensar el otro camino elegido. “Simplemente hay que dedicarse a vivir (...)”, señaló. Basta —dijo— con generar buenos recuerdos en las personas que nos rodean.
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