El proyecto se denomina “El Teatro como instrumento de desarrollo social en Mendoza. Experiencias en cárceles, neuropsiquiátrico, teatro barrial y murgas (2000-2013) II Etapa” y está subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado (SeCTyP) de la Universidad Nacional de Cuyo. Además de la sistematización de las experiencias, el equipo busca divulgar el circuito escénico comunitario como expresión de identidad social y conciencia histórica, regional y nacional. Su directora, María Graciela González, cuenta avances de la iniciativa.

Desandando la historia 

En el año 1973 se estrenaba en Mendoza El Aluvión, una obra de creación colectiva realizada por vecinos del Barrio Virgen del Valle y miembros del elenco Arlequín, dirigido por el actor Ernesto Suárez.

Allí se relataba la experiencia de los pobladores de viviendas precarias cuando se produjo el aluvión del 4 de enero de 1970, así como el proceso de lucha y organización que comienza luego de la catástrofe; el cual dio como resultado la construcción del barrio como tal.

El Aluvión, como otras producciones similares de esa época, puede caracterizarse como una nueva forma cultural, emergente de un cambio radical en las condiciones de producción (de la sala cerrada a la organización barrial), en los sujetos (del elenco profesional a los protagonistas directos del hecho que se relata, los vecinos de un barrio) y en la metodología (de la dramaturgia del director a la creación colectiva sobre una temática vivida en la historia real de los actores).

Treinta años más tarde quizás sean otras las problemáticas, pero la vigencia y la efectividad de este tipo de teatro siguen intactas.

¿A qué se llama teatro comunitario?

El teatro comunitario se diferencia totalmente del de sala. Está hecho por vecinos y tiene su antecedente en el teatro barrial de los 70, que tenía una clara significación política y que tuvo –y aún tiene– en la provincia a grandes referentes como Ernesto Suárez, Chicho Vargas y Pablo Flores. Ellos trabajan con un método latinoamericano que es el de la creación colectiva.

Se toman temáticas históricas con una intención crítica, pero también se abordan los problemas de la comunidad. El proceso también es distinto al del teatro tradicional. Es un proceso que nosotros hemos identificado como transformador e integrador de los grupos. Ya no está en función de un espectáculo artístico sino de la integración y la transformación. Por eso la importancia de estudiar esto en grupos vulnerables, sin desmerecer, por supuesto, el producto artístico que se pueda dar. Con respecto al teatro comunitario hay grupos muy interesantes en Chacras de Coria (Chacras Para Todos), en el Barrio La Gloria, en Palmira y en Las Heras.

¿Cómo es su trabajo de investigación?

Nosotros hemos relevado el fenómeno, lo hemos caracterizado, hemos visto semejanzas y diferencias con otros grupos del país. Porque, desde nuestro punto de vista, la Universidad lo que tiene que dar es materiales para que esto se siga desarrollando. En este sentido, hemos organizado jornadas, participamos en los Proyectos de Inclusión Gustavo Kent y de allí surgió un material que se llama “Prácticas teatrales para la transformación”. Es un documento que está compuesto por capítulos que abordan aspectos teóricos del teatro comunitario, el teatro entre rejas y la creación colectiva. Cada uno está desarrollado por los integrantes del equipo. Además tiene prácticas teatrales y ejercicios grupales, todos desarrollados con objetivos, número de participantes y variantes de cada uno.

Este material lo entregamos a todos los animadores culturales de la provincia y la idea es sumarle a esto lo que investiguemos en la tercera etapa –que vamos a trabajar en la relación entre teatro y salud– y publicar un libro.

Ya hemos cumplido dos etapas en esta investigación donde nos hemos abocado fundamentalmente al teatro comunitario, a murgas y al teatro en la cárcel, pero en esta tercera etapa queremos trabajar sobre la relación del teatro con la salud.

¿De qué se trataron las Jornadas que organizaron?

Fueron unas jornadas de investigación en las que trajimos a todos los grupos de la provincia y a referentes nacionales y provinciales en el tema. Además se dictaron talleres. Este año las vamos a volver a realizar.

¿Y respecto a las murgas?

La murga es un fenómeno importantísimo en Mendoza. Son grupos que cantan, bailan y tienen una serie de códigos muy similares con la murga oriental, pero también tienen su particularidad. Por ejemplo, en el Barrio La Gloria hay muchas murgas y realmente han cambiado la realidad de ese barrio. Nosotros hemos estudiado, además de sus  características, el repertorio de textos gramáticos que utilizan.

Además, todos estos avances en la investigación, nosotros los enseñamos en clase. Es decir, tratamos de ser un puente vinculante entre estas expresiones que se dan por fuera de la Universidad, para que esta no quede alejada de la realidad.

Esto es un posicionamiento político que tenemos desde el equipo, porque creemos que estas expresiones son artísticas y tienen que ser estudiadas y valoradas por la academia. Todo teatro es político. Yo siempre les digo a los estudiantes que si se quemaran los libros de historia se podría reconstruir la historia de un lugar con sus obras teatrales, sobre todo este teatro popular y comunitario.

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Proyecto: El Teatro como instrumento de desarrollo social en Mendoza. Experiencias en cárceles, neuropsiquiátrico, teatro barrial y murgas (2000-2013) II Etapa.

Directora: González, María Graciela
Co-Directora: Montero, Marcela

Integrantes: Casares, Alicia Mercedes; Lacau, María.