A contramano de la pujante unidad latinoamericana, Colombia se convierte en aliado de potencias agresoras, que despliegan armas nucleares en las cercanías del territorio malvinense.
Mientras el gobierno de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner viene denunciando ante la comunidad internacional que Gran Bretaña, con el decidido respaldo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha establecido con el propósito de amedrentar al sur del continente una importante base militar en las Islas Malvinas (Mount Pleasent), desde la cual se operan aviones de caza supersónicos, submarinos atómicos, así como se ha instalado un arsenal de armas atómicas, Colombia se une como único país aliado latinoamericano a esta asociación militar europea que está bajo la férula y control de Estados Unidos.
En efecto, el gobierno colombiano envió a su viceministra de Defensa, Diana Quintero a la reunión de la OTAN realizada en la ciudad de Monterrey en el Estado de California, entre el 28 de febrero y el 1º de marzo.
Según las informaciones de prensa, Colombia es la única nación latinoamericana que hizo presencia en esta reunión de la OTAN. Al fin y al cabo, este país andino sigue al pie de la letra los dictados de Washington y no se sale del libreto de los estrategas del Pentágono y el Departamento de Estado, quienes lo tienen destinado a consolidarse como el Israel de Suramérica, como bien lo ha señalado en politólogo argentino Atilio Borón.
Cabe anotar que los reportes oficiales hacen énfasis en "el honor" para Colombia de haber sido el único país de América Latina invitado a participar en este encuentro denominado "Construyendo Integridad" que reunió a representantes militares de 138 países.
La invitación a Colombia, según el gobierno de Juan Manuel Santos, se debió "gracias al reconocimiento de sus avances en el buen manejo de los recursos del sector Defensa".
Enclave militar colonialista El propósito de la OTAN en Suramérica, con la acumulación de armamentos y tropas, es convertir a los mares del sur en un enclave militar colonialista con el absurdo pretexto de ser un "santuario ecológico". Se trata, sin duda, de una escalada de la política imperialista y colonialista de Gran Bretaña y de sus aliados de la OTAN que, como se sabe, ha establecido una importante base militar en las Islas Malvinas (Mount Pleasent), desde la cual operan aviones de caza supersónicos y submarinos atómicos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina ha acusado al Reino Unido de desplegar, en complicidad con la OTAN, armas nucleares cerca de las disputadas Islas Malvinas y de militarizar el Atlántico Sur.
Adicionalmente, el gobierno argentino ha denunciado la precaria implementación del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en América Latina por la desproporcionada e injustificada presencia militar del Reino Unido en el Atlántico Sur, que incluye el desplazamiento de submarinos nucleares con capacidad de portar armamentos del mismo tipo. Todo ello con el respaldo de la OTAN y Estados Unidos.
Para algunos organismos de derechos humanos, es evidente que la inexistencia de un poder militar antagónico equivalente en el Atlántico Sur, hace que la presencia armada de un país miembro de la OTAN en esa zona sólo tenga un carácter agresivo. Es una clara amenaza del uso de la fuerza para preservar el estatus colonial de los archipiélagos del Sur, por parte de un país que, no cabe olvidarlo, es una potencia nuclear y cuenta con el aval y la complicidad de Estados Unidos.
A esta agresión se une en forma cómplice el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos.
Fuente:
http://cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones82/NOTA001.htm