Las calles de Santiago de Chile y otras ciudades respiran la efervescencia de las movilizaciones de los grupos de jóvenes, estudiantes, militantes sociales y sectores de la clase media, que decidieron plantarse ante el gobierno de Sebastián Piñera y enarbolaron una serie de reclamos contra los aumentos en servicios públicos y la canasta básica. Santiago se encuentra bajo un estado de tensión constante. En sus calles y en el rostro de quienes la habitan se percibe un rictus o mueca de alerta por lo que puede llegar a pasar en el instante siguiente. 

Unidiversidad recorre las calles y habla con un taxista, una kiosquera, otro comerciante y una pareja en el subte. El fondo común de los comentarios es un profundo hartazgo con un modelo que no les facilitó la movilidad social. Es decir, no les garantiza la calidad de vida, ni la de ellos ni la de los que vienen. Por eso, la juventud es uno de los principales estandartes de las marchas que copan las calles por estas horas.

"Chile despertó" es la leyenda que se multiplica en carteles y cantos entre los sectores movilizados y es una consigna que se levanta y destapa el profundo malestar del Chile profundo. Es que la movilización y la revuelta surgieron a partir del aumento del boleto que luego Piñera desactivó, pero no logró el cometido de calmar las protestas, que prendieron como reguero de pólvora con correlato de saqueos y declaración de toque de queda. 

Unidiversidad en Chile: "Es bueno que vengan a ver la verdad"

Las calles de Santiago, la capital de Chile, siguen ardiendo tras el estallido social que comenzó el viernes pasado. Unidiversidad envió a Federico Kruger, director periodístico, para cubrir y relatar lo que está sucediendo en el vecino país.

Pero son notorios el hartazgo en los chilenos de mediana edad, la resignación en los de edad avanzada y el orgullo del desafío a las instituciones en los más jóvenes. 

Carlos tiene los rastros en su cuerpo de una vida larga de duro trabajo. "Estamos cansados. Las AFP (administradoras de pensiones) se quedan con nuestro dinero. La salud no nos cubre a todos y la educación que reciben nuestros hijos es el descarte de los que puedan pagar una mejor", dice ante Unidiversidad. 

Y esa parece ser la clave de toda esta revuelta. Sectores postergados a los que se sumó la clase media que no quiere quedar en el compartimento estanco de una sociedad inmovilizada condenada a apenas sobrevivir.