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20 DE DICIEMBRE DE 2024
En una reunión.
El centro Conexión trata a pacientes desde hace 19 años. Foto: Victoria Gaitán.
Unidiversidad / Mariano Rivas
Publicado el 24 DE MAYO DE 2018
El eslogan de Conexión, un centro privado de rehabilitación de adicciones ubicado en Las Heras, es “No podés hacerlo solo, pero solo vos podés hacerlo”. La frase resume el camino que recorren las personas que acuden a sus reuniones en busca de un futuro libre de la dependencia de sustancias.
Estas sesiones grupales sirven para que los pacientes hablen de sus progresos, cuenten sus frustraciones y compartan penas que son más comunes de lo que creían antes de integrarse. Las reuniones son coordinadas por Juan Carlos Mussuto, director de Conexión. Él y los integrantes de la reunión permitieron a Unidiversidad acceder a la misma, con la única condición de mantener su anonimato.
Llegamos a la reunión cuando ya había empezado. La mayoría de quienes la integran son hombres de entre 45 y 60 años. También hay una chica joven y un par de hombres que están entre los 20 y los 35 años.
Uno de los hombres mayores acababa de compartir unas palabras con los demás. Le preguntan cómo se siente al haberlo hecho; afirma que se siente bien y agradece por el cariño, la comprensión y la contención que recibe día a día en la institución. La única mujer que integra este grupo –luego nos enteramos de que existe un grupo aparte formado por personas más jóvenes– se muestra cohibida y no quiere hacer comentarios debido a que comenzó hace poco tiempo a acudir a las reuniones.
Uno de los pacientes comenta sobre las palabras de su compañero que le ayudaron a darse cuenta de “todo lo que tenemos por ganar y todo lo que podemos perder debido a las adicciones que tenemos". "No todos tenemos la misma adicción, pero desgraciadamente los resultados que generan son los mismos para todos. Yo tengo mi familia con mis hijas chicas. Gracias a Dios todavía las tengo conmigo, pero eso no quita que debido a mi adicción en cualquier momento me las quiten o me alejen a mí de mi casa. Y eso para mí sería terrible”, agrega.
Cómo comenzó la pesadilla
Una cuestión que surge en la reunión es cómo se llegó a la situación de ser adicto. Este hombre afirma: “El desencadenante de mi adicción viene de problemas que vengo arrastrando desde hace muchos años. En uno de los grupos lo comenté con uno de los chicos. Tienen que aprovechar siendo jóvenes para liberarse de estas adicciones, porque si cuando sos chico no lográs resolver los problemas que te van pasando, en algún momento terminás reemplazando el problema por una adicción, la que sea”.
Otro de los pacientes tiene 62 años y está tratándose por problemas de alcoholismo. Afirma que sirve formar parte de este grupo porque le ayuda a descubrir mucho de sí mismo. “Estas realidades no son solo mías, sino también son de otros, entonces comparás y decís ‘Bueno, no soy el único que está en esta situación. Hay otros que también están en la misma’. Y esto ayuda mucho, ayuda muchísimo”, valora.
El debate sobre la delincuencia
La mayoría de los integrantes de la reunión afirma no haber cometido delitos para conseguir droga. Otros, pocos, manifiestan haberlo hecho. La mujer reconoce que llegó a sacarle dinero a su madre para poder comprar. Mussuto, el director de la institución, manifiesta que hay pacientes allí que tienen causas judiciales.
Las visiones sobre esta cuestión son divergentes. Uno de los hombres resalta: “Trabajamos y nos mantenemos el vicio. No salimos a la calle a robar”. Otro, que festeja nueve meses sin haber probado la droga, subraya: “No significa que el que tenga una problemática o consuma algo sea un delincuente”.
Un paciente retruca que “hay diferentes realidades” y que hay casos en los que la drogadicción sí desemboca fácilmente en la delincuencia, por el contexto social de la persona en cuestión. “Hay algunos que por consumir no les dan de comer a los hijos. Yo he estado con tipos que me han dicho: ‘Me acabo de tomar la leche de mis hijos’. O sea que la plata para comprar el desayuno de sus hijos se la había bebido”, recalca otro.
La reunión cierra con un agradecimiento de parte de uno de los integrantes del grupo a Mussuto y a los profesionales de Conexión por toda la ayuda que les brindan para superarse. La última palabra, pronunciada por Mussuto, es una frase sacada del cantautor César Isella: “Hermano, ya es tiempo de hacer la revolución. Empezá por vos mismo que luego seremos dos”. "Empecemos nosotros y 'contaminemos' a otros", motiva el médico a sus pacientes.
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