El uso de celulares y su incidencia en la salud
Durante las últimas semanas pudimos leer en muchos medios de Mendoza, Argentina y el mundo entero acerca de la posibilidad de aparición de tumores a causa del uso del celular. De qué se trata, por qué los medios lo trataron de tal forma y el primer estudio con resultados sobre la incidencia del celular en la salud realizado en la UNCuyo en este informe de NUDigital.
Foto: Axel Lloret.
La noticia apareció en casi todos los matutinos durante la última semana de mayo y la primera de junio por un informe emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En tal informe la OMS hablaba de la posibilidad de una relación entre las ondas electromagnéticas de los celulares y el cáncer. NUDigital entrevistó al neurólogo Fabián Cremaschi y al biofísico Fernando Saraví de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.
Respecto al tratamiento de los medios de comunicación el Dr. Saraví sostuvo que “hace 2 semanas me llamó una periodista de Diario Clarín, porque la OMS se había reunido para evaluar la evidencia de que las microondas de los teléfonos celulares y otras emisiones pudieran estar relacionadas con el cáncer. Básicamente les pinté un panorama, y ella quería saber era qué iba a decir la OMS. Entonces, yo no soy profeta pero estoy más o menos al tanto de lo que están publicando sobre el tema. Entonces le dije que si leen cuidadosamente la bibliografía van a llegar a la realidad, de que existen los casos, delimitados, que no es una cuestión matemática pero que hay una evidencia. El punto es que le mandé un mail con alguna información adicional. Al otro día salió el artículo publicado en primera plana del Diario Clarín”, destacaba así el tratamiento que tuvo el tema desde un primer momento. En relación a tal tema Cremaschi aseguró “lo que hace este informe es sentar un cierto grado de alerta, lo que pasa es que en este caso se confundió alerta con alarma. Y cuando un alerta se transforma en una alarma hay peligro en la comunicación, se generan las confusiones y viene el descrédito de la institución que lo dijo”.
Precisamente lo que dice el informe es “que para ciertos tumores y para gente que ha estado expuesta durante mucho tiempo al uso de celulares hay una evidencia de que hay un aumento del riesgo de ciertos tumores de cerebro. Esto tiene 2 lecturas, una lectura es que los datos que están en este momento sean la punta de un iceberg y la mayor parte está sumergida y la ignoramos; la otra lectura es que solamente con exposiciones intensivas en ciertos casos particulares pueda aumentar el riesgo de tumor, es otra forma de ver las cosas” aseguró Fernando Saraví. En tanto el neurólogo Cremaschi sentenció “cuando uno se pone a analizar lo que puntualmente está escrito te das cuenta que la alarma es relativa. O sea no hay que pasar por alto la información, pero tampoco hay que alarmarse. Esto no ha variado en los últimos 10 años, hay una cierta sospecha sobre la peligrosidad de las ondas electromagnéticas que emiten los teléfonos celulares, como otros instrumentos, pueden ser potencialmente cancerígenos. Y la evidencia médica los clasifica en un término medio que es 2B”.
Ambos doctores coincidieron en que de todas maneras hay que pensar que el tiempo de exposición es relativamente escaso. “Hoy en día existen alrededor de 5 mil millones de líneas de telefonía celular en el mundo, es decir que el 70% de la población mundial –en realidad no es tan así porque algunos tienen más de una línea- tiene celular” sostuvo el Dr. Saraví. Y continuó “de todas maneras la telefonía celular es el adelanto tecnológico humano que ha tenido más rápida difusión, el más exitoso de la historia de la humanidad; ni el internet, ni las computadoras, nada se le aproxima a los teléfonos celulares en crecimiento”, aún así destacó que “el tiempo que ha transcurrido desde que se introdujo la telefonía móvil al presente es realmente escaso; entonces, la cantidad de población expuesta ha crecido muy rápidamente, pero en términos de años expuestos a la radiación de estas ondas es poco”.
Prudencia, la clave ante el riesgo
Por lo detallado hasta aquí los especialistas hablan de alertarse pero no alarmarse, de ser prudente pero no generar un pánico en la gente. El biofísico Saraví sostuvo que “sobre todo hay que ser prudentes, la telefonía celular no va desaparecer de la noche a la mañana ni sería bueno que desapareciera porque tiene muchas ventajas. Ventajas médicas inclusive. No por un riesgo vamos a dejar de usarlos”, en tanto Cremaschi aconsejó “que el celular no sea un juguete. Hay niños de 3 ó 4 años que viven con el celular pegado a la cabeza varias horas y eso no es prudente. Sabemos que muchos alimentos son potencialmente cancerígenos, a un niño no lo puedo poner con un celular todo el día como tampoco le puedo dar comida chatarra todos los días y que almuerce y cene ese tipo de alimentos, porque no es saludable y está demostrado científicamente que no es saludable esa comida, como también está demostrado científicamente que no es bueno que solamente tome bebidas cola en vez de jugos naturales, así como está demostrado que no es bueno que una persona adulta fume” y continuó “lo ideal es no usarlo demasiadas horas por día. Tratar de evitar el contacto o la aproximación del celular al cráneo durante muchas horas. No usarlo dentro del auto, porque la estructura metálica aumenta la radiación, además de desconcentrar al conductor. No utilizarlo cerca de los ojos, por su fragilidad al electromagnetismo. Cuidarse de la cercanía a los órganos reproductivos, porque también afecta la fecundidad”.
Cremaschi destacó que ante esta alerta se debe ser precavidos para no cometer errores como en el pasado “cuando se descubrieron los Rayos X en el siglo XIX no se tenía conciencia de lo que producían estos rayos. De hecho, yo tengo fotos donde se ve que se utilizaban en zapatería para ver como calzaba el zapato. Si ahora se piensa en sacarle una radiografía a una persona para ver cómo le calza el zapato, decís ‘esto es una animalada’. Tal vez dentro de 20 años cuando digan ‘en el año 2011 le daban el celular a los niños…que animales que eran’”.
Las ondas de Wifi ¿tienen el mismo efecto?
Según el neurólogo Cremaschi “eso está en estudio también. Estamos hablando de una tecnología relativamente moderna (…) existen legislaciones provinciales o municipales donde prohíben que las torres estén instaladas en ciertos lugares que tienen que ver con la población, por el potencial riesgo. Entonces creo que es bueno que cuando algo tiene un riesgo potencial se deba producir una alerta. Informar y educar a la población”.
Por su parte Saraví sentenció “vivimos sumergidos en un mar de microondas, de microondas que nosotros estamos generando (…). En realidad no hay muchas diferencias, las antenas tienen una potencia de emisión mayor que los celulares, de todas formas es muy bajita, es del orden de una lámpara incandescente, por eso tiene que haber muchas. El problema es que cuando la gente no quiere antenas en los lugares poblados, las reemplazan por menos pero deben tener más potencia, ganan en no tener antenas cerca y pierden porque tienen antenas más potentes”. Y prosiguió “se pretende que la exposición sea lo menos posible, hay un principio cuya sigla en inglés es ALARA (As Low As Reasonable Achievable) tan bajo como se pueda lograr razonablemente”.
El celular y los huesos: la UNCuyo y el primer estudio con resultados en el planeta
El Dr. Saraví fue invitado a realizar una revisión sobre los celulares y la salud para la revista de la Facultad de Ciencias Médicas. Al hacer esta revisión se encontró con que sólo un estudio en ratas mostraba la incidencia de las microondas del celular en las estructuras óseas de seres vivos. Por este motivo el experto indicó “los campos electromagnéticos y la corriente eléctrica se han utilizado históricamente y se utilizan aún hoy con ciertas configuraciones para estimular el crecimiento óseo y promover el cierre de fracturas que no consolidan con facilidad. El estudio en ratas no encontró diferencias entre las expuestas y las que no, entonces yo pensé que una forma de investigar el asunto sería estudiar que muchos varones –ahora se ven menos- llevan el celular en la cintura”.
Según detalló Saraví “mi idea inicial fue comparar la mineralización del fémur, que está próximo al celular –no es el más próximo, pero está cerca-, sin prejuicio de si era favorable o perjudicial, compararla entre el lado que se llevaba el celular y el que no se llevaba el celular. Allí me surgió un problema, por estudios hechos en mujeres se sabe que existen asimetrías entre el lado derecho y el lado izquierdo en la población. Es decir, algunas mujeres tienen un poco más del lado derecho, otras más del izquierdo. Uno no puede dar por sentado que hay una simetría, que lo valores medios van a dar iguales de ambos lados”. Y continuó “entonces incluí un grupo control de 24 hombres que nunca habían usado celular, los estudié para ver cómo era la diferencia derecha/izquierda entre esos 24. (…) medí el lado derecho e izquierdo de los que nunca habían usado celular y el lado derecho e izquierdo de los que usaban el celular del lado derecho. Y encontré diferencias, estadísticamente significativas que indicaban que la región donde los que no usaban celular tenían en una parte del fémur más mineral, los que usaban celular no tenían ese extra. Por otro lado, en lugares donde estaban más o menos parejos los que nunca habían usado celular, los que usaban tenían menos del lado derecho”. Y como conclusión sentenció “no es para sacar conclusiones definitivas, pero es el primer estudio que muestra evidencias (…) es pequeño pero es el primero que muestra una diferencia entre usuarios y no usuarios. Ninguno tenía osteoporosis, las diferencias son estadísticamente significativas pero pequeñas, no es que a nadie se le fueran a derretir o quebrar los huesos por usar un celular, pero hay una diferencia. La otra cosa que encontré es que –basado en lo que me dijeron los usuarios- el número de años y horas por día que llevaba el celular en la cintura, también encontré una correlación entre el grado de disminución de la mineralización, el grado de asimetría y el número de horas acumuladas que habían usado el celular; eso es una evidencia adicional de que ahí hay algo, pero tampoco podemos ser excluyentes, porque en estadísticas la correlación no significa causa/efecto, significa solamente que coinciden pero no es definitivo. Lo mío es un pequeño estudio que de todas maneras tiene el mérito de ser el primero que ha demostrado una diferencia en la mineralización del lado que está más próximo al celular, porque todo el tejido interpuesto entre el lado izquierdo y el derecho sirve como atenuante. La dosis de radiación del lado izquierdo debe ser como unas 10 veces o aún menor que del lado derecho. Yo empecé sin una hipótesis de si aumentaba o disminuía, quería ver qué efectos tenían; a mí ni me patrocinó ni me atacó ninguna empresa de telefonía celular, no tengo interés creado en el asunto, simplemente quería ver que estaba pasando, y lo que está pasando aparentemente es eso. Pero de todas maneras yo no lo diría con certeza antes de un estudio longitudinal”.
¿Qué se aconseja hacer con los celulares?
- Colocar la antena del móvil, foco de las radiaciones, lo más separada posible del cerebro y de la oreja (de uno a dos centímetros). Son recomendables los teléfonos con antenas extensibles, ya que son más fáciles de separar de la cabeza.
- No acercar el celular a los tejidos blandos del cuerpo. Hay que tener especial cuidado con los ojos, un órgano muy sensible que tiene un gran contenido acuoso.
- No guardar ni colgar el móvil cerca de los órganos genitales, especialmente los hombres, ya que los testículos son muy sensibles a los aumentos de temperatura. Tampoco es recomendable guardarlo cerca del corazón.
- Desconectar el teléfono durante las horas de sueño y reducir en lo posible el tiempo de uso cotidiano. Si el teléfono se usa como alarma, de todas formas se enciende a la hora programada. Y así se reducen varias horas de exposición.
- No dejar que los niños manipulen o utilicen el teléfono móvil ya que sus cerebros son más vulnerables a la radiación que los de los adultos.
- No hablar por teléfono móvil cerca de una pared. Un obstáculo cercano como una pared puede aumentar hasta un 50% la potencia necesaria para establecer una comunicación.
-No usarlo dentro de un vehículo. Para los conductores está prohibido. En el caso del copiloto, la carrocería metálica del coche absorbe la señal haciéndola más difícil de recibir para el aparato, con lo cual la onda ha de ser más fuerte para mantener la conexión.
Respecto al tratamiento de los medios de comunicación el Dr. Saraví sostuvo que “hace 2 semanas me llamó una periodista de Diario Clarín, porque la OMS se había reunido para evaluar la evidencia de que las microondas de los teléfonos celulares y otras emisiones pudieran estar relacionadas con el cáncer. Básicamente les pinté un panorama, y ella quería saber era qué iba a decir la OMS. Entonces, yo no soy profeta pero estoy más o menos al tanto de lo que están publicando sobre el tema. Entonces le dije que si leen cuidadosamente la bibliografía van a llegar a la realidad, de que existen los casos, delimitados, que no es una cuestión matemática pero que hay una evidencia. El punto es que le mandé un mail con alguna información adicional. Al otro día salió el artículo publicado en primera plana del Diario Clarín”, destacaba así el tratamiento que tuvo el tema desde un primer momento. En relación a tal tema Cremaschi aseguró “lo que hace este informe es sentar un cierto grado de alerta, lo que pasa es que en este caso se confundió alerta con alarma. Y cuando un alerta se transforma en una alarma hay peligro en la comunicación, se generan las confusiones y viene el descrédito de la institución que lo dijo”.
Precisamente lo que dice el informe es “que para ciertos tumores y para gente que ha estado expuesta durante mucho tiempo al uso de celulares hay una evidencia de que hay un aumento del riesgo de ciertos tumores de cerebro. Esto tiene 2 lecturas, una lectura es que los datos que están en este momento sean la punta de un iceberg y la mayor parte está sumergida y la ignoramos; la otra lectura es que solamente con exposiciones intensivas en ciertos casos particulares pueda aumentar el riesgo de tumor, es otra forma de ver las cosas” aseguró Fernando Saraví. En tanto el neurólogo Cremaschi sentenció “cuando uno se pone a analizar lo que puntualmente está escrito te das cuenta que la alarma es relativa. O sea no hay que pasar por alto la información, pero tampoco hay que alarmarse. Esto no ha variado en los últimos 10 años, hay una cierta sospecha sobre la peligrosidad de las ondas electromagnéticas que emiten los teléfonos celulares, como otros instrumentos, pueden ser potencialmente cancerígenos. Y la evidencia médica los clasifica en un término medio que es 2B”.
Ambos doctores coincidieron en que de todas maneras hay que pensar que el tiempo de exposición es relativamente escaso. “Hoy en día existen alrededor de 5 mil millones de líneas de telefonía celular en el mundo, es decir que el 70% de la población mundial –en realidad no es tan así porque algunos tienen más de una línea- tiene celular” sostuvo el Dr. Saraví. Y continuó “de todas maneras la telefonía celular es el adelanto tecnológico humano que ha tenido más rápida difusión, el más exitoso de la historia de la humanidad; ni el internet, ni las computadoras, nada se le aproxima a los teléfonos celulares en crecimiento”, aún así destacó que “el tiempo que ha transcurrido desde que se introdujo la telefonía móvil al presente es realmente escaso; entonces, la cantidad de población expuesta ha crecido muy rápidamente, pero en términos de años expuestos a la radiación de estas ondas es poco”.
Prudencia, la clave ante el riesgo
Por lo detallado hasta aquí los especialistas hablan de alertarse pero no alarmarse, de ser prudente pero no generar un pánico en la gente. El biofísico Saraví sostuvo que “sobre todo hay que ser prudentes, la telefonía celular no va desaparecer de la noche a la mañana ni sería bueno que desapareciera porque tiene muchas ventajas. Ventajas médicas inclusive. No por un riesgo vamos a dejar de usarlos”, en tanto Cremaschi aconsejó “que el celular no sea un juguete. Hay niños de 3 ó 4 años que viven con el celular pegado a la cabeza varias horas y eso no es prudente. Sabemos que muchos alimentos son potencialmente cancerígenos, a un niño no lo puedo poner con un celular todo el día como tampoco le puedo dar comida chatarra todos los días y que almuerce y cene ese tipo de alimentos, porque no es saludable y está demostrado científicamente que no es saludable esa comida, como también está demostrado científicamente que no es bueno que solamente tome bebidas cola en vez de jugos naturales, así como está demostrado que no es bueno que una persona adulta fume” y continuó “lo ideal es no usarlo demasiadas horas por día. Tratar de evitar el contacto o la aproximación del celular al cráneo durante muchas horas. No usarlo dentro del auto, porque la estructura metálica aumenta la radiación, además de desconcentrar al conductor. No utilizarlo cerca de los ojos, por su fragilidad al electromagnetismo. Cuidarse de la cercanía a los órganos reproductivos, porque también afecta la fecundidad”.
Cremaschi destacó que ante esta alerta se debe ser precavidos para no cometer errores como en el pasado “cuando se descubrieron los Rayos X en el siglo XIX no se tenía conciencia de lo que producían estos rayos. De hecho, yo tengo fotos donde se ve que se utilizaban en zapatería para ver como calzaba el zapato. Si ahora se piensa en sacarle una radiografía a una persona para ver cómo le calza el zapato, decís ‘esto es una animalada’. Tal vez dentro de 20 años cuando digan ‘en el año 2011 le daban el celular a los niños…que animales que eran’”.
Las ondas de Wifi ¿tienen el mismo efecto?
Según el neurólogo Cremaschi “eso está en estudio también. Estamos hablando de una tecnología relativamente moderna (…) existen legislaciones provinciales o municipales donde prohíben que las torres estén instaladas en ciertos lugares que tienen que ver con la población, por el potencial riesgo. Entonces creo que es bueno que cuando algo tiene un riesgo potencial se deba producir una alerta. Informar y educar a la población”.
Por su parte Saraví sentenció “vivimos sumergidos en un mar de microondas, de microondas que nosotros estamos generando (…). En realidad no hay muchas diferencias, las antenas tienen una potencia de emisión mayor que los celulares, de todas formas es muy bajita, es del orden de una lámpara incandescente, por eso tiene que haber muchas. El problema es que cuando la gente no quiere antenas en los lugares poblados, las reemplazan por menos pero deben tener más potencia, ganan en no tener antenas cerca y pierden porque tienen antenas más potentes”. Y prosiguió “se pretende que la exposición sea lo menos posible, hay un principio cuya sigla en inglés es ALARA (As Low As Reasonable Achievable) tan bajo como se pueda lograr razonablemente”.
El celular y los huesos: la UNCuyo y el primer estudio con resultados en el planeta
El Dr. Saraví fue invitado a realizar una revisión sobre los celulares y la salud para la revista de la Facultad de Ciencias Médicas. Al hacer esta revisión se encontró con que sólo un estudio en ratas mostraba la incidencia de las microondas del celular en las estructuras óseas de seres vivos. Por este motivo el experto indicó “los campos electromagnéticos y la corriente eléctrica se han utilizado históricamente y se utilizan aún hoy con ciertas configuraciones para estimular el crecimiento óseo y promover el cierre de fracturas que no consolidan con facilidad. El estudio en ratas no encontró diferencias entre las expuestas y las que no, entonces yo pensé que una forma de investigar el asunto sería estudiar que muchos varones –ahora se ven menos- llevan el celular en la cintura”.
Según detalló Saraví “mi idea inicial fue comparar la mineralización del fémur, que está próximo al celular –no es el más próximo, pero está cerca-, sin prejuicio de si era favorable o perjudicial, compararla entre el lado que se llevaba el celular y el que no se llevaba el celular. Allí me surgió un problema, por estudios hechos en mujeres se sabe que existen asimetrías entre el lado derecho y el lado izquierdo en la población. Es decir, algunas mujeres tienen un poco más del lado derecho, otras más del izquierdo. Uno no puede dar por sentado que hay una simetría, que lo valores medios van a dar iguales de ambos lados”. Y continuó “entonces incluí un grupo control de 24 hombres que nunca habían usado celular, los estudié para ver cómo era la diferencia derecha/izquierda entre esos 24. (…) medí el lado derecho e izquierdo de los que nunca habían usado celular y el lado derecho e izquierdo de los que usaban el celular del lado derecho. Y encontré diferencias, estadísticamente significativas que indicaban que la región donde los que no usaban celular tenían en una parte del fémur más mineral, los que usaban celular no tenían ese extra. Por otro lado, en lugares donde estaban más o menos parejos los que nunca habían usado celular, los que usaban tenían menos del lado derecho”. Y como conclusión sentenció “no es para sacar conclusiones definitivas, pero es el primer estudio que muestra evidencias (…) es pequeño pero es el primero que muestra una diferencia entre usuarios y no usuarios. Ninguno tenía osteoporosis, las diferencias son estadísticamente significativas pero pequeñas, no es que a nadie se le fueran a derretir o quebrar los huesos por usar un celular, pero hay una diferencia. La otra cosa que encontré es que –basado en lo que me dijeron los usuarios- el número de años y horas por día que llevaba el celular en la cintura, también encontré una correlación entre el grado de disminución de la mineralización, el grado de asimetría y el número de horas acumuladas que habían usado el celular; eso es una evidencia adicional de que ahí hay algo, pero tampoco podemos ser excluyentes, porque en estadísticas la correlación no significa causa/efecto, significa solamente que coinciden pero no es definitivo. Lo mío es un pequeño estudio que de todas maneras tiene el mérito de ser el primero que ha demostrado una diferencia en la mineralización del lado que está más próximo al celular, porque todo el tejido interpuesto entre el lado izquierdo y el derecho sirve como atenuante. La dosis de radiación del lado izquierdo debe ser como unas 10 veces o aún menor que del lado derecho. Yo empecé sin una hipótesis de si aumentaba o disminuía, quería ver qué efectos tenían; a mí ni me patrocinó ni me atacó ninguna empresa de telefonía celular, no tengo interés creado en el asunto, simplemente quería ver que estaba pasando, y lo que está pasando aparentemente es eso. Pero de todas maneras yo no lo diría con certeza antes de un estudio longitudinal”.
¿Qué se aconseja hacer con los celulares?
- Colocar la antena del móvil, foco de las radiaciones, lo más separada posible del cerebro y de la oreja (de uno a dos centímetros). Son recomendables los teléfonos con antenas extensibles, ya que son más fáciles de separar de la cabeza.
- No acercar el celular a los tejidos blandos del cuerpo. Hay que tener especial cuidado con los ojos, un órgano muy sensible que tiene un gran contenido acuoso.
- No guardar ni colgar el móvil cerca de los órganos genitales, especialmente los hombres, ya que los testículos son muy sensibles a los aumentos de temperatura. Tampoco es recomendable guardarlo cerca del corazón.
- Desconectar el teléfono durante las horas de sueño y reducir en lo posible el tiempo de uso cotidiano. Si el teléfono se usa como alarma, de todas formas se enciende a la hora programada. Y así se reducen varias horas de exposición.
- No dejar que los niños manipulen o utilicen el teléfono móvil ya que sus cerebros son más vulnerables a la radiación que los de los adultos.
- No hablar por teléfono móvil cerca de una pared. Un obstáculo cercano como una pared puede aumentar hasta un 50% la potencia necesaria para establecer una comunicación.
-No usarlo dentro de un vehículo. Para los conductores está prohibido. En el caso del copiloto, la carrocería metálica del coche absorbe la señal haciéndola más difícil de recibir para el aparato, con lo cual la onda ha de ser más fuerte para mantener la conexión.