A dos días del cierre de la cosecha 2015, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que hasta el momento se han recogido en Mendoza 16 millones 810 mil quintales, 9 por ciento por debajo de lo que se había pronosticado. "Considerando que todavía se puede seguir ingresando uva a bodega estas cifras nos colocan dentro del nivel de confianza de la estimación, que es el 5 por ciento en más o en menos; es decir que estamos dentro del rango que se informó oportunamente”, aclaró la gerente de Fiscalización del organismo, Claudia Quini.

La merma de casi diez puntos porcentuales desató especulaciones en distintos sectores, que reclamaron una respuesta ante la diferencia entre los 18 millones 900 mil quintales pronosticados para nuestra provincia y los que finalmente se consecharon. Quini aclaró que se trataba de "estimaciones" y por tanto "no son erróneas".

El organismo había difundido a finales de enero que se cosecharían los casi 19 millones mencionados, previendo incluso una "pequeña suba" respecto de la temporada 2014. Pero con el correr de la vendimia, los números se fueron ajustando hacia abajo, hasta terminar incluso con una merma. La funcionaria recordó que "a la hora de estimar la producción de uva, no solo hay que tener en cuenta los factores meteorológicos. Además se suman los factores humanos y los factores fisiológicos de la vid, que da respuestas diferentes a los distintos estímulos que son dificilísimos de dimensionar salvo por la observación”.

A lo aportado por Mendoza se suma lo cosechado en San Juan (5 millones 622 mil quintales, 4 por ciento más que en la temporada anterior), provincia que cerró su vendimia el 3 de mayo, y falta sumar lo que aporte la zona Sur del país, que por razones climáticas dará por finalizada la tarea el 17 de mayo. Por el momento, la producción nacional asciende a unos 23 millones 900 quintales, 6 por ciento menos que la estimación inicial.

El INV aclaró que durante toda la cosecha se hicieron cinco informes complementarios, ajustando el pronóstico de producción debido a fenómenos climáticos y algunos problemas sanitarios en las plantas que se registraron en las zonas productoras de uva. "Las condiciones de lluvia y humedad ambiental que favorecieron la aparición de enfermedades criptogámicas generó apuro por cosechar y en muchos casos no había mano de obra disponible, por lo que se retrasó la recolección, y la uva se deshidrata y pesa menos. Todos estos factores constituyen una tendencia a la baja que estuvo plasmada en los dos últimos informes", se defendió Quini.
 

Apoyo de los gremios

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), la Asociación Gremial del Personal del INV (AGPINV) y la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), gremios que agrupan a los diferentes sectores de los empleados del Instituto, manifestaron su apoyo al organismo al sostener que las críticas a las estimaciones desvalorizan "la ardua labor de los expertos y los avances técnicos obtenidos a lo largo del tiempo". En un documento, los gremios argumentaron que el informe técnico desarrollado por el área Vitícola de la Subgerencia de Investigación del INV "es una estimación anticipada del valor de una variable sujeta a múltiples y diversos factores condicionantes" y que, por ello, "no puede ser solo este un elemento de análisis de la vitivinicultura argentina, así como tampoco el indicador de desempeño de este organismo".