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19 DE NOVIEMBRE DE 2024
Con una campaña con pocos argumentos y propuestas, los independentistas buscan confirmar el resultado de 2015. Los constitucionalistas, con diferencias internas, se aferran al voto de los indecisos.
Los analistas aseguran que habrá que ver cómo se comportan los indecisos, que son cerca de un millón de personas. Foto: RFI.
Unidiversidad / Fuente: diario El País
Publicado el 21 DE DICIEMBRE DE 2017
Cientos de catalanes participarán hoy jueves 21 de diciembre en la tercera elección autonómica para dirimir entre la continuidad del gobierno actual, que responde al destituido Piugdemont, o apoyar a los candidatos del gobierno español. Las urnas dictaminarán si la consigna que los independentistas adoptaron en los últimos años sobre la “mayoría social” secesionista es o no cierta.
De acuerdo a lo que publicó el diario El País, los constitucionalistas se mostraron confiados horas previas a la elección, aunque habrá que esperar a ver cómo actúa el millón de votantes indecisos que reflejan las encuestas.
Las elecciones llegan tras una campaña con argumentos escasos, pocas propuestas de futuro y repleta de reproches del pasado. Esto no impidió que el independentismo haya transmitido claramente la idea de que, de una u otra forma, seguirá adelante con el proceso secesionista si los tres partidos que forman ese bloque (Esquerra, Junts per Catalunya y la CUP) suman la mayoría absoluta en el Parlament. Las dos formaciones independentistas coinciden en sus planes de “construir una república catalana”, aunque sin fijar plazos ni hacer referencia a la vía unilateral que llevó a prisión a parte del Govern y a la huida a Bruselas del resto del parlamento catalán.
Los partidos independentistas se resisten a dar por muerto el procés, pero la constatación de que la independencia es inviable por la vía unilateral y que no será reconocida por ningún país ha hecho cambiar la estrategia de ERC y JuntsxCat. Ambos partidos se fijan como prioridad el fin de la aplicación del artículo 155 que habla sobre la independencia.
Pero la coincidencia en los objetivos no ha ocultado tampoco las grandes rivalidades que existen entre los dos grandes partidos que buscan la separación catalana. Según todas las encuestas que se han publicado en las últimas semanas, hay una creciente movilización del voto antiindependentista, capitalizado por Ciudadanos, y cierto agotamiento entre el independentismo que no logra movilizar a más personas de las que ya votaron en las elecciones de 2015.
En aquellas elecciones, el independentismo prometió un gobierno autónomo en el plazo de 18 meses. Con esta propuesta obtuvieron el 47,8 % de los votos a favor de esta vía. El secesionismo perdió el plebiscito en el que había intentado convertir los comicios, pero sí se hizo con la mayoría absoluta de los escaños. Este desajuste entre votos y escaños es el que ha marcado toda la corta legislatura y ahora el independentismo busca una victoria también en votos.
Los constitucionalistas buscan sumar votos
Los tres partidos constitucionalistas y que apoyaron la intervención de la Generalitat a partir del artículo 155 de la Constitución se han lanzado a evitar la repetición de la jugada. Ciudadanos, el Partit dels Socialistes y el PP prometieron “pasar página” al proceso y dan por hecho un gobierno de coalición si sus escaños suman suficiente mayoría. Otra cosa son las dificultades que pueda entrañar, ya que en la campaña hay muchas diferencias de matiz entre ellos.
Ciudadanos, que encabeza las preferencias de los electores de este bloque, se dispone a darle la vuelta a la Administración catalana. El PSC apostó por la “reconciliación” durante toda la campaña. Su candidato, Miquel Iceta, está a favor del indulto a los líderes del proceso soberanista en caso de que acaben condenados. Esta idea generó cruces en todo su partido.
La propuesta ha provocado irritación también en sectores del socialismo. El exministro José Borrell, sin ir más lejos, insistió ante Iceta en que antes que curar las heridas hay que “desinfectarlas”.
La situación económica
El empate entre bloques, la posibilidad de que los comicios lleven a una situación de ingobernabilidad y la complicada situación económica en la que ya se encuentra Cataluña desde hace meses llamaron la atención de todo el mundo. Sumado a esto, la situación política catalana también generó problemas en los inversores.
El último informe del banco danés de inversiones Saxo Bank ejemplifica la preocupación con la que se observa Cataluña. Los comicios “podrían terminar sin un ganador claro”, recuerda Althea Spinozzi, analista de Saxo Bank, pues, si los partidos antiindependentistas ganan, no podrán gobernar la región, el movimiento separatista “tomará el ejemplo de su incompetencia y continuará con su intento de independencia”. En este escenario, según la experta de Saxo Bank, “los inversores deberán esperar que la situación se prolongue con subidas y bajadas durante más tiempo y que la volatilidad aumente”.
La inestabilidad se vio en la huida de 3096 empresas que abandonaron Cataluña desde los primeros días de octubre. También se siente en los catalanes en el extranjero, que esta vez se han movilizado como nunca para ir a votar: hay, de acuerdo a los primeros sondeos, un 81 % más de participación que en 2015.
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