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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
Tras el terremoto, el Estado debió ejecutar un plan de emergencia para solucionar el albergue de casi la totalidad de la ciudadanía. Los recursos que se usaron fueron estas casillas de chapa asfáltica o fibrocemento y también cabañas pequeñas llamadas "tipo vialidad", que todavía perviven en la memoria colectiva.
Casillas de emergencia posterremoto en San Juan. Foto: La Acción, 28 de junio de 1944
El sismo que afectó a San Juan el 15 de enero de 1944 resultó decisivo en la historia urbana de la ciudad capital y sus alrededores, pues la destruyó completamente, lo que conllevó a su reconstrucción. En este contexto de crisis, la vivienda se transformó en un tema central, ya que los gobiernos provincial y nacional tuvieron que solucionar el albergue de casi la totalidad de los ciudadanos antes de la llegada de los primeros fríos.
Hasta el evento, la tipología de vivienda más común en la ciudad era la de patios, heredada del siglo XIX, y el rancho de adobe o quincha, en el ámbito rural. La gestión estatal no estaba muy avanzada en la materia; podemos mencionar varios intentos legislativos y algunas concreciones materiales que se estaban llevando adelante cuando ocurrió el movimiento telúrico. Nos referimos a 800 viviendas de mampostería en los barrios Rawson y Rivadavia, gestionadas por el gobierno conservador de Videla.
Este tímido proceso de producción del hábitat social propiciado por las políticas estatales que recién comenzaban se vio fuertemente condicionado por el evento sísmico, ya que el Estado se enfrentó a la impostergable tarea de intentar restablecer la "normalidad" y cobijar a las 13 mil familias que habían perdido sus viviendas en el menor tiempo posible. Para lograr este propósito, se implementó el uso de materiales livianos en la construcción de "casillas", que estaban compuestas de una estructura de columnas y vigas de madera recubierta por chapas de fibrocemento o asfálticas, cuya marca comercial era Ondalit, por lo que las casillas se conocieron popularmente con ese nombre. Algunas tenían un zócalo de ladrillo o adobe. El empleo del material prefabricado aceleró notablemente la construcción, lo que condujo al éxito del plan inicial. El transporte de las chapas estaba garantizado porque se le otorgaba prioridad en el servicio ferroviario.
Vista aérea de algunos de los barrios de emergencia del posterremoto / Fuente: Ministerio de Obras Públicas de la Nación. Labor realizada y en ejecución. Breve Reseña. Diciembre de 1943-4 de junio de 1947.
Según la información documental del Centro de Documentación e Investigación de la Arquitectura Pública (Cediap), el Ministerio de Obras Públicas planteó distintos modelos que tenían entre 2 y 4 habitaciones con baño y cocina. Se concretaron unas 3000 unidades en San Juan. También hay registros en la prensa que indican la existencia de habitaciones en módulos compartidos que no contaban con baños ni cocinas; estos eran comunes y estaban cercanos a estas estructuras.
A estas casillas de chapa asfáltica o fibrocemento se sumaron unas cabañas pequeñas llamadas "tipo vialidad", porque habían sido diseñadas en los años 1930 por empleados de esta repartición. Según el Cediap, se distribuyeron 3001 de esta tipología. En general, estaban ubicadas en los lotes de los propietarios cuyas viviendas habían sido afectadas por el sismo. Medían 3,40 por 3,60 metros y tenían techumbre a dos aguas. Eran de chapa de celulosa alquitranada, prensada y ondulada, o de fibra aglomerada en chapas. Contaban con 12 paneles numerados que debían ser abulonados entre sí. El personal entrenado podía armarlas en 30 minutos, por lo que eran adecuadas para ser instaladas en lotes particulares, ya que no requerían un transporte muy sofisticado ni un gran número de operarios para levantarlas.
Estas viviendas provisionales fueron emplazadas en los terrenos disponibles. En general, las familias de los barrios más pequeños utilizaban los servicios de los barrios aledaños preexistentes. Los barrios de mayores dimensiones se equiparon con plazas, centros de salud, iglesias, etc. Luego se construyeron sistemáticamente proveedurías encargadas de abastecer a la población y de regular los precios en un contexto de especulación y agio, debido a que muchas se concretaron apartadas de las áreas comerciales.
Es interesante destacar que mientras en otras provincias el Estado en este período propició la construcción de viviendas unifamiliares o en bloque de mampostería, en el caso de San Juan se emplearon diferentes materiales y tipologías para afrontar la crisis habitacional que supuso la destrucción de la ciudad por el sismo de 1944. Esta variedad es una particularidad que hace del sanjuanino un caso digno de atención. Lo mismo se observa en cuanto a la superficie cubierta, donde podemos encontrar viviendas muy pequeñas (a partir de 25 metros cubiertos). Estos barrios fueron difundidos por la propaganda oficial de nivel nacional como una evidencia de la eficiencia técnica y la respuesta gubernamental frente a determinadas demandas.
Las casillas y los barrios provisionales fueron mejorados con el paso del tiempo y absorbidos por la trama urbana. Hoy no hay evidencia material de su existencia, pero sí perduran fuertemente en la memoria colectiva.
*Comité de Divulgación Científica del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales.
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