Violencia doméstica: mujeres, adolescentes y niñas son las principales víctimas

Sociedad

El estudio apunta a aportar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 de la Agenda de las Naciones Unidas, en la que figura la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas, puntualmente en la meta 5.2 del objetivo 5 sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres. La violencia por parte de la pareja es el primer indicador de esta meta.

En su introducción, el equipo de investigación sostiene la importancia de comprender la “verdadera magnitud del problema” a través del monitoreo para implementar políticas intersectoriales basadas en evidencia: “La recopilación, el análisis y la presentación periódica de datos comparables sólidos es el primer paso”.

Se recabaron 307 estudios con un total de 1 767 802 respuestas de mujeres de 154 países. El estudio solo estimó la violencia física y sexual, a pesar de tener en cuenta que la violencia psicológica tiene “efectos negativos sustanciales”. Sucede que este tipo de violencia no pudo incluirse debido a las diferencias que existen en cuanto a su definición, forma de medición y, precisamente, a la falta de estandarización en las encuestas entre los países.

Debido a que todos los estudios que fueron parte de la muestra para la investigación fueron realizados entre 2000 y 2018, el informe afirma que “es probable” que, con la pandemia por coronavirus y los confinamientos, la violencia, “se haya exacerbado aún más”.

La diferenciación de los datos por edades evidencia que la violencia física o sexual por parte de la pareja es muy frecuente en jóvenes: casi una de cada cuatro adolescentes de entre 15 y 19 años la ha atravesado. En otros grupos etarios, la proporción también es alta: entre el 26 % y el 28 % en mujeres de 20 a 44 años, y es, comparativamente, más baja para las mayores de 60 años –el 23 %–. Sin embargo, advierte la investigación, las estimaciones para grupos de mayor edad “deben interpretarse con cautela debido a sus intervalos de incertidumbre” –del 10 % al 31 % entre 60 y 64, y el 18 % al 30 % en mayores de 65–.

Gráfico publicado en elDiarioAR

“La violencia ejercida por la pareja íntima contra las mujeres es una grave violación de los derechos humanos. [...] Es un problema de salud pública mundial, ,con muchos efectos a corto y largo plazo en la salud física y mental de las mujeres y sus hijos”.

El análisis también calculó las estadísticas de violencia de parejas masculinas diferenciada por países y regiones, y detectó grandes variaciones. De los 30 países con estimaciones más bajas de violencia –en total y en el último año, hasta el 4 %–, 24 son de ingresos altos y 23 –de los 30– están en Europa. Los otros siete son Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, Sri Lanka y Uruguay. Estas diferencias fueron más pronunciadas y notorias en 2018 que en el total del período estudiado.

Además, señala que “hay 28 países con una prevalencia de violencia de pareja íntima en el último año, física o sexual, o ambas, que es sustancialmente más alta que el promedio mundial”. Varios de estos Estados son afectados por circunstancias sociales, políticas y económicas que influyen en la violencia de pareja: inseguridad económica, desigualdad de género normativa, altos niveles de estigma social, discriminación familiar, etc.

Más allá de las diferencias de edad y región, la cifra es preocupante, pero “la violencia de pareja es prevenible”, asegura el informe. "Necesitamos continuar fortaleciendo, estandarizando y construyendo capacidades para la recolección, reporte y uso de datos sobre violencia contra las mujeres para apoyar los esfuerzos de los países y monitorear el progreso a nivel nacional, regional y global”, afirma.

Por eso, sostiene una recomendación a los gobiernos para que inviertan presupuesto en estudios destinados a obtener información específica sobre violencia contra las mujeres. Mejorar la herramienta de recolección de datos es el primer paso para desarrollar políticas públicas e implementar programas efectivos.

“Es necesario desarrollar medidas de encuesta sólidas para comprender mejor la violencia que experimentan las mujeres que viven con múltiples formas de discriminación; por ejemplo, aquellas que viven con discapacidades, las mujeres indígenas y de minorías étnicas o migrantes, las mujeres transgénero y las mujeres en parejas del mismo género, por ejemplo, de las que actualmente hay pocos datos”.