“El gobierno ha tratado de separarse de nuestro pasado oscuro que muchos recuerdan, que no se quiere volver a repetir, sin embargo hoy día nos hace mucha alusión a eso, a cómo era nuestro país treinta años atrás y por más que se diga que hay una nueva forma de gobernar, parece una forma muy añeja, dictatorial, que se repite con los mismos que fueron autores y protagonistas de esos hechos de represión”, con estas palabras Camila Vallejo calificaba la actitud del gobierno de Piñera y la represión llevada a cabo por los carabineros.

La concentración de estudiantes secundarios y universitarios comenzó temprano ayer en la mañana en el tradicional punto de encuentro de las manifestaciones, la plaza Italia. Desde el gobieno habían anticipado que no autorizarían la marcha y por lo tanto se había apostado una gran cantidad de carabineros en los alrededores del lugar.

Con ese escenario planteado, la represión a los estudiantes no se hizo esperar. Los carabineros atacaron con balas de goma, bastones, gases lacrimógenos y camiones hidrantes. Desde el lado de los estudiantes se utilizaron palos y piedras para soportar la embestida policial. Rápidamente los combates se extendieron por el centro de Santiago.

Desde el Palacio de La Moneda se justificaba a la fuerza policial, “carabineros ha actuado en forma absolutamente responsable y prudente, con apego a la ley y, como corresponde, en forma completamente profesional”, declaró el ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick. En cambio hacía el mediodía las organizaciones estudiantiles denunciaban el accionar represivo del gobierno y declaraban que los detenidos eran cerca de 200. Después de realizar un balance de la situación los manifestantes convocaron a una nueva marcha para la tarde.

La respuesta de la policía a la nueva convocatoria no fue diferente. La represión continuó en horas de la tarde. También se realizaron manifestaciones en Valparaíso, Talca, Concepción, Valdivia, Antofagasta e Iquique. Por la noche se produjeron cacerolazos repudiando el accionar de la policía y el gobierno de Sebastían Piñera. Como saldo de la jornada quedaron 824 detenidos y decenas de heridos.

La educación en Chile como informó Pagina 12, es una de las más caras del mundo. Se trata de un sistema donde, como explicó la diputada Adriana Puiggrós, "los criterios de la educación instalados desde la época de Pinochet fueron enriquecidos por el neoliberalismo pedagógico que dentro de la Concertación ganó terreno y dio origen a la burbuja educativa. Sus engañosos componentes son términos como “calidad”, “excelencia” educativa, eficiencia de la inversión, equidad (término que en el “modelo chileno” opera permitiendo cobrarle la educación a la mayoría con la excusa de balancear la inversión que el Estado hace con algunos pocos), que en el marco del discurso pedagógico neoliberal adquieren contenidos estigmatizadores y discriminadores. En nombre de la eficiencia se transfirieron las escuelas y los colegios a los municipios, que a su vez arancelaron la prestación o se deshicieron de las escuelas privatizándolas. Esa situación tampoco aguanta más y el movimiento de secundarios, la “revolución pingüina”, que comenzó ya en los años del gobierno de Bachelet, se ha generalizado y superado ante la profundización de las injusticias educativas por parte del gobierno de Sebastián Piñera, que desde su postura conservadora no ha podido pensar más allá que en emplear un decreto firmado por Pinochet en 1983 para reprimir a los estudiantes".

Los manifestantes a pesar de los golpes y las detenciones no han sido acallados. Seguramente continuarán la lucha por una educación gratuita y de calidad que termine con el modelo educativo que fomenta desigualdad y beneficia a quienes lucran con un derecho básico de las personas.