Detrás de la dupla ganadora del certamen internacional que se llevó a cabo en el Luna Park hay historias de vidas dedicadas a sentir la pasión de bailar el tango. En esta nota, el rionegrino Germán Ballejo –con más de 20 años de trayectoria– nos cuenta cómo fue vivir el momento de la entrega del premio. "Al premio lo fuimos a buscar. Y fue impresionante la dimensión que tomó este premio. Todo esto nos encanta", cuenta Germán, que aún se acuerda del día que entró a un salón de baile y esa música del 2 x 4 ya le era familiar. "Mi abuelo escuchaba tango todos los domingos mientras hacía el asado. Ya tenía adentro al tango. Después estudié mucho para avanzar", suelta.

La categoría en la que ganó es Tango de Pista, lo que se entiende como el tango "milonguero", con menos coreografías y más improvisación, basada en una estructura que puede ir variando según el ánimo de la pareja y la propuesta de cada uno de los integrantes. "Mi compañera (Magdalena Gutiérrez) es la más creativa de los dos y eso es muy importante para este tipo de tango", asegura el bailarín, quien ensaya no menos de 8 horas semanales con su partenaire.

¿Si el tango cambió junto al rol de la mujer? Ballejo asegura que sí, y lamenta que se esté perdiendo una parte que, para él, es "hermosa" del baile nacional. "Está todo tan relajado que ese cortejo tan hermoso hacia la mujer se está perdiendo", juzgó Germán, que ya cumplió su mayor sueño: ser el mejor bailarín del mundo en el tango milonguero.

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