La carne ocupa un lugar importantísimo en el plan de alimentación de los argentinos, por eso se vuelve un buen ejemplo para ver cómo se comporta cada una de las etapas de su cadena de valor hasta llegar al consumidor final. Es sólo el productor agropecuario quien se enfrenta a un precio dado (por la oferta y la demanda), mientras que el resto de los agentes podrá fijar el precio que crea conveniente.

La cadena del precio de la carne

Productor

El frigorífico paga $ 33 por kilo vivo al productor en el Mercado de Liniers, donde el precio se define por la oferta y la demanda.

Frigorífico

Se pagan $ 60 por kilo de media res, dependiendo de la zona del país. Se debe sumar a este precio la ganancia por los “pseudodesperdicios”, como son el cuero, la grasa, la sangre, los huesos, entre otros, que también se comercializan.

Carnicería

Se pagan $ 100 por kilo (promedio) en todos los cortes.

La leche

El país donde las vacas abundan tiene el precio del litro de leche larga vida más caro de la región: USD 1,50. A pesar de la mejora de un 45 % en el precio que recibía el tambero, llevando el litro de $ 2,60 a $ 4, aún siguen trabajando por debajo de sus costos.

Por otra parte, los supermercadistas afirman que se trabajan márgenes negativos con la venta de leche. Estas son las dos caras de una misma moneda que discuten sobre su propia ganancia, mientras el consumidor paga cinco veces más de lo que cuesta en el tambo.

La cadena de precios de la leche

Tambo

La industria paga $ 4,20 el litro paga al tambero.

Industria

Los hipermercados pagan $ 17,23 por litro a la industria.

Consumidor

La gente paga $ 23,29 por litro en los supermercados (el Estado se lleva $ 3,60 por cada litro en concepto de IVA).