Poema 39 de María Julia Magistratti
Cuando dije “no paso más por esa puerta”,
tendría que haber dicho: allí ha quedado una caída,
no el objeto,
una caída.
Pero siempre es mejor así
no atravesar ciertas puertas
que dan hacia una noche que fue dormida
por los difuntos.
Es mejor así, entregar a un desconocido las llaves
y desaparecer bajo una luz de campos,
bajar escaleras, pasar adentro de ventanillas de trenes;
cuando llega la hora de la hoguera en la mente de los muertos.
Escapar, antes que te busquen ellos
con su ojo despierto,
antes que te vean, te alcancen, te quieran,
con su calor de ausentes sobre los asientos, en los leños de tu chimenea,
en las maderas de tu cama.
Cuando dijiste “ por esa puerta no pasaré jamás”
debías haber dicho: este final de familia, un juego de sillas.