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12 DE DICIEMBRE DE 2024
En el distrito más grande del país se definió buena parte de la primera vuelta y el desenlace conocido por todos: la necesidad de una segunda vuelta.
Entre las PASO y las generales, Mauricio Macri creció 1,5 millones de votos, si se lo compara con la suma de Cambiemos en las primarias, y 3 millones si se lo contrasta con sus resultados como precandidato. En ambos casos, un tercio (500 mil y 1 millón de votos, respectivamente) provino de la provincia de Buenos Aires. Junto con Córdoba, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires, la PBA fue determinante para la noche perfecta que (ni) soñaba.
En cambio, Daniel Scioli volvió a mostrar sus dificultades para sumar en el distrito que gobierna hace ocho años: apenas sumó 1000 votos a lo que había cosechado en agosto. La limitación del gobernador en la Provincia quedó expresada una vez más en la relación entre los votos que aportó el distrito al total nacional y los que otorgó a su cosecha a nivel país: la PBA aportó 37,7 % de los votos afirmativos nacionales y fue origen del 38% de los de Scioli, una sobrerrepresentación ínfima. Mientras tanto, el distrito aportó 36 % de los de Macri y 39,5 % de Massa.
A nivel provincial, María Eugenia Vidal superó los votos de Macri, mientras que Jaime Linares, candidato de Progresistas, y Felipe Solá sumaron menos que sus candidatos a Presidente, lo que indicaría que muchos votantes de Margarita Stolbizer y Sergio Massa cortaron boleta a favor de Vidal (o en contra de Aníbal Fernández, en rigor, que obtuvo muchos menos votos que Scioli en el distrito).
A nivel municipal, en tanto, habrá mucho recambio de figuras. Si bien es cierto que la cancha inclinada sigue favoreciendo a la reelección de los intendentes actuales, lo que empujará el promedio de reelecciones para arriba en toda la PBA, en los 29 municipios más grandes (los que superan los 150 mil habitantes), cambiará el intendente en 15 (51 %, más de la mitad), aunque solo en 10 casos (34 %) habrá cambio de gobierno.
Entre ellos, Diego Valenzuela (Cambiemos) por Hugo Curto (FpV) en Tres de Febrero; Ramiro Tagliaferro (Cambiemos) por Lucas Ghi (FpV) en Morón; Nicolás Ducoté (Cambiemos) por Humberto Zúccaro (FpV) en Pilar, y Juan Zabaleta (FpV) por Luis Acuña (Frente Renovador) en Hurlingham, dentro de la Primera Sección Electoral. Y Martiniano Molina (Cambiemos) y Néstor Grindetti (Cambiemos) por ‘Barba’ Gutiérrez (FpV) y Darío Pérez (FpV) en Quilmes y Lanús, respectivamente, dentro de la Tercera Sección.
Existe en estas ciudades (y otras como La Plata y Bahía Blanca) una clase media que suele ser determinante en la elección de intendentes peronistas pero puede verse incentivada a votar por otras fuerzas, no a través de la discusión municipal sino ante la aparición de candidatos a gobernador y presidente competitivos. Sucedió en 1983, cuando el arrastre de Raúl Alfonsín apalancó la candidatura de Alejandro Armendráriz como gobernador y puso intendentes radicales en varias de estas mismas ciudades. Y en menor medida, en 1999.
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