Boyeros solares, un sistema que ya ayuda a familias rurales sin acceso a la red eléctrica
El uso de estos mecanismos de energía renovable les ha permitido mejorar la productividad de sus emprendimientos agrícolo-ganaderos y aumentar sus ingresos. Funcionan en 19 provincias y en breve llegarán a Mendoza.
Fotos: INTA
Aprovechar las energías renovables, como la solar o la fotovoltaica, es una gran manera de contribuir a la sostenibilidad de los sistemas ambientales, productivos y sociales. Con ese objetivo en la mira es que en la Argentina se impulsan los boyeros solares en emprendimientos rurales de pequeña escala, que están ubicados en zonas aisladas de la red de distribución eléctrica. Estos mecanismos, que ya funcionan en 19 provincias y próximamente incluirán a Mendoza, permiten tecnificar el manejo ganadero de las distintas economías regionales que no tienen acceso a la red de luz.
“Las energías renovables son cada vez más importantes, no solo porque permiten cocinar y calentar, sino porque aseguran que las comunidades rurales puedan mejorar la productividad, aumentar los ingresos y asegurar el bienestar de las familias, y porque, además, son energías limpias de las que, ante el problema del cambio climático, se vuelve fundamental la utilización”, señaló Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA y responsable, desde hace 5 años, del convenio ante la Secretaría de Energía de la Nación. El INTA –dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación– y el Programa de Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer), de la Subsecretaría de Energía Eléctrica de la Nación, son los organismos que impulsan el uso de la energía fotovoltaica mediante boyeros solares. “A través de Permer, podemos contribuir al desarrollo socioeconómico de miles de argentinas y argentinos que están en situación de pobreza energética, ofreciendo soluciones adecuadas a los distintos tipos de necesidades”, destacó Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica.
“Buscamos garantizar el derecho universal de acceso a la energía”, puntualizó Luciano Gilardón, coordinador del proyecto Permer. “Uno de los propósitos que tenemos es contribuir al desarrollo de los pequeños productores rurales que trabajan en zonas aisladas. En esto, los boyeros solares son una solución específica, ya que permiten tecnificar el manejo ganadero en zonas en donde no se cuenta con acceso a la red de electricidad”, agregó.
En 2019, el proyecto entregó 1445 boyeros a emprendimientos de Salta, Jujuy, Tucumán, Corrientes, La Rioja, Córdoba y La Pampa. Este año, se entregarán 2795 equipos que beneficiarán a agricultoras y agricultores rurales de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero, Chaco y Corrientes. Asimismo, se encuentra en curso una licitación para adquirir 2633 equipos que serán entregados a productoras y productores rurales de Mendoza, Tucumán, Salta, San Juan, La Rioja, Jujuy, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, La Pampa y Río Negro.
“Se trata de un trabajo conjunto entre la Nación y las provincias a través del Permer y del INTA, en un esfuerzo de cooperación que es fundamental para el desarrollo de este proyecto, que busca fortalecer la capacidad productiva de la agricultura familiar, campesina e indígena, a la vez que fomenta su arraigo territorial”, subrayó Gilardón, que puso el foco en la necesidad de desarrollar diversas soluciones tecnológicas de provisión de energía segura y limpia para hogares, escuelas rurales, comunidades aglomeradas y pequeños emprendimientos productivos en zonas aisladas.
De esta manera, el objetivo principal es el abastecimiento de electricidad a personas que viven en hogares rurales y a servicios públicos de todo tipo que se encuentran fuera del alcance de los centros de distribución de energía. "Junto con el INTA, identificamos las principales necesidades y demandas respecto del manejo ganadero; luego, elaboramos los pliegos de licitación con las especificaciones técnicas y, por último, nos abocamos a las capacitaciones –a técnicos del INTA y a productores– sobre el uso y la instalación de los boyeros solares”, señaló Gilardón, y subrayó que el avance del programa es posible gracias a un préstamo otorgado por el Banco Mundial. En la primera etapa, se invirtieron USD 2.035.836, mientras que la segunda –antes de fin de año– alcanzará los USD 3.202.350.
Son muchos las y los productores que no tienen acceso a las redes convencionales de energía, situación que se agrava en zonas rurales con población dispersa donde es muy costoso extender redes convencionales. “Por esto, el proyecto de los boyeros solares representa una gran oportunidad para el desarrollo sostenible de las comunidades, significa un gran paso para un uso también sostenible de los recursos naturales y para mejorar la capacidad productiva, la seguridad alimentaria y la calidad de vida de los agricultores familiares”, expresó Gilardón.
Por medio de la Fundación ArgenINTA, se impulsan iniciativas para la inclusión y el progreso de la comunidad. “Se trata de una herramienta de gran impacto para optimizar la productividad de la tierra, la sustentabilidad y el uso del tiempo de productores y productoras”, expresó Julio de la Vega, director ejecutivo de ArgenINTA que ponderó que, como apoyo administrativo, son parte de esta iniciativa y, en este caso, de la entrega de boyeros solares para productores rurales.
“Con esta política, se mejorará la calidad de vida y la productividad de las familias que habitan zonas apartadas de la red de distribución eléctrica”, agregó de la Vega.
El sol como aliado
Cuando se habla de energías renovables, se hace referencia a los beneficios ambientales de su uso y no se tiene en cuenta cómo contribuyen con el desarrollo rural, particularmente en lugares con infraestructura deficitaria. De hecho, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el 83 % de las personas que no tienen acceso a la electricidad viven en zonas rurales.
La solar es la fuente de energía más abundante que está disponible en el planeta. Para cuantificarla, de una manera muy general, podría decirse que cada 15 minutos llega a la superficie de la Tierra la cantidad de luz solar suficiente para cubrir las necesidades energéticas de todo el mundo durante un año entero. “El aprovechamiento del sol demostró ser un método fiable para producir energía, por eso apostamos por incorporar la tecnología necesaria y adaptada a las necesidades de los productores familiares, campesinos e indígenas de todo el país”, expresó Ramilo.
Equipados con un pequeño panel solar y dotados de una potencia de 10 Kwp, los boyeros solares permiten que los productores rurales de pequeña escala, que trabajan en zonas aisladas, puedan apotrerar y manejar estratégicamente el ganado para incrementar y mejorar la oferta de pasturas.
“Su uso es fundamental en aquellos emprendimientos productivos que, al estar aislados de la red de distribución (sistema interconectado), no cuentan con acceso a la energía eléctrica”, indicó Ramilo, y agregó: “A partir de la energía solar, resolvemos las deficiencias energéticas respetando el cuidado del medio ambiente”. Los equipos solares permiten electrificar los alambrados que se utilizan en la cría de ganado, lo que representa una herramienta de gran impacto para optimizar la productividad de la tierra y el uso del tiempo de las y los productores familiares.
Los boyeros son de bajo costo y alto impacto, debido a que permiten aprovechar de manera más eficiente los recursos forrajeros disponibles, mejorar las pasturas, incrementar el kilaje de sus animales y proteger sus cultivos contra animales furtivos.
Impactos positivos
Para mejorar los resultados y que el aporte de tecnología sea apropiado a cada zona del país y tipo de producción, Gonzalo Yurkievich, líder de Proyectos de Usos Productivos del programa Permer, anticipó que prevén avanzar en la evaluación de indicadores del proyecto. “Estamos trabajando en el desarrollo de una herramienta digital para realizar la recopilación de los datos”, indicó.
“Se construirá una línea de base en el momento de la capacitación de los productores y la entrega de los equipos en las provincias de Catamarca, Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, Chaco y Corrientes”, detalló Yurkievich, y añadió que se recogerá información al momento del control y al momento de monitorear las instalaciones, a los 6, 12 y 18 meses.
“Con esto, pretendemos identificar variables relacionadas con la vida diaria de productores familiares, la organización, la disponibilidad y uso de espacios prediales; conocer si los agricultores realizan inversión en alambrado tradicional, cuál es el stock ganadero, la producción de pasturas y kilaje promedio del rodeo y, por último, analizar la relación entre la utilización de los boyeros y el monte, los recursos hídricos y los efectos ambientales”, describió Yurkievich.
En una serie de encuestas realizadas durante la primera etapa, productores de Salta y Jujuy señalaron que los boyeros solares ayudaron en la gestión de la producción, ya que facilitaron la humanización del trabajo y la organización del tiempo, disminuyeron la carga horaria de las labores, tuvieron impactos en los rindes (aumento de pasturas y en su rotación) y permitieron el involucramiento de los jóvenes en el manejo y el seguimiento de la herramienta.
Asimismo, agricultoras y agricultores de La Rioja destacaron la fácil implementación de los sistemas, el bajo costo de mantenimiento, la excelente adaptación de la tecnología a las zonas serranas, la sencilla instalación y poca mano de obra necesaria para su implementación, y la posibilidad del apotreramiento en campos extensos y sin divisiones internas para permitir reservas de pasto en épocas desfavorables. En Tucumán, los ganaderos que recibieron los equipos pusieron en valor la practicidad en el manejo de majadas y rodeos, la educación de animales mañeros, la fácil instalación y el traslado del equipo, el uso en manejo de animales y en protección de cultivos como maíz y alfalfa, y la posibilidad de proteger de los predadores en puestos de altura.
Entregas programadas
Desde el 21 de abril, los equipos comenzaron a llegar a las distintas provincias. Sin embargo, previamente a la distribución e instalación, es necesario que tanto técnicos como productoras y productores participen de capacitaciones relacionadas con el uso, cuidado e implementación de los equipos.
En los próximos meses, técnicos extensionistas del INTA iniciarán los entrenamientos sobre la instalación y uso de los equipos. Luego, capacitarán a los productores ,y realizarán la entrega y el seguimiento para garantizar su correcta utilización.
El diagrama incluye la recorrida por las unidades productivas para verificar la correcta instalación y el funcionamiento de los boyeros, como también la innovación relacionada con el manejo racional de pasturas naturales e implantadas.
Fuente: Fuente: INTA
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