Bioinsumos, una tendencia en el agro para producir de manera saludable y más económica
Sin embargo, el uso de estos productos son todavía resistidos porque se piensa que son más caros que los agroquímicos. El ingeniero agrónomo Martín Eduardo Betancud se refirió a la importancia que tiene esta tecnología para obtener mejores alimentos y cuidar a quienes trabajan la tierra y al segmento consumidor. La situación en Argentina.
Foto: Instagram de Martín Betancud
Santiago Serrano
Publicado el 09 DE MARZO DE 2023
El acceso a mayor información y la búsqueda de alternativas para mejorar la calidad de vida a la hora de consumir alimentos cotidianos ha provocado una serie de innovaciones tecnológicas en el mundo del agro, sobre todo en el uso de bioinsumos para poder conseguir una producción más saludable, sustentable y con menores costos que permita satisfacer esa nueva ola de demanda.
El ingeniero agrónomo Martín Betancud, quien también cuenta con dos diplomaturas en responsabilidad social agropecuaria y en bioeconomía, dialogó con Unidiversidad sobre la importancia que tiene la preservación del suelo productivo, el diferencial que aportan estos productos a los nutrientes de la planta y los beneficios económicos que se obtienen a largo plazo para quienes producen.
Además, el integrante del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza y creador del proyecto Sembrando Mendoza, hizo hincapié en la importancia que tiene esta forma de trabajar en la salud de trabajadores y trabajadoras de la tierra y explicó que los fertilizantes tradicionales provocan “la salinización del suelo”, y esto implica grandes problemas en la superficie, además de pérdidas económicas y sociales a medida que pasa el tiempo.
En primer lugar, el ingeniero agrónomo egresado de la UNCUYO explicó que los bioinsumos son productos biológicos elaborados mediante micro o macro organismos destinados como insumo agrícola.
“Los biofertilizantes o bioinsumos son fertilizantes orgánicos que proporcionan a las plantas los nutrientes necesarios para su desarrollo, al mismo tiempo que mejoran la calidad del suelo y ayudan a conseguir un entorno microbiológico más óptimo y natural”, remarcó Martín Betancud.
Técnicamente, el creador de La Lombriz Urbana, uno de las pymes dedicada a la venta de bioinsumos agrícolas de alta calidad en Mendoza, resaltó que “un biofertilizante está hecho a base de una bacteria o un hongo que le permite a la planta adquirir nutrientes para mejorar su desempeño. Estos productos proporcionan nutrimentos a la planta, principalmente nitrógeno y fósforo. Las bacterias que se utilizan para este fin se conocen como fijadoras de nitrógeno, ya que son microorganismos que toman el nitrógeno atmosférico, lo transforman en nitrógeno orgánico y se lo entregan a la planta”.
IG @monobetancud
Por qué conviene utilizar bioinsumos
En cuanto a los beneficios concretos que produce la utilización de este tipo de productos, Betancud señaló que introducir microorganismos y productos biológicos al suelo, básicamente al sistema productivo, potencia y mejora los rendimientos en todo sentido. La utilización de estos productos da una inmunidad ante el ataque de patógenos, protegen a la planta de enfermedades, la cuidan de la luz del sol, entre otras cosas.
En ese sentido, el ingeniero agrónomo aseguró que “lamentablemente, la agricultura convencional se basó solo en la parte nutricional química y no en la biológica”, lo que provocó que el exceso de la utilización de estos productos destruyera a los microorganismos biológicos, debido a la salinización del medio.
Esta forma de cultivar generó la aparición de “superpatógenos”, es decir, enfermedades cada vez más fuertes y difíciles de controlar, debido a la ausencia de su controlador biológico.
“Un controlador biológico es una especie que controla a la otra, lo que es ecosistema fundamental para el suelo y su productividad. Este ecosistema fundamental mantiene el suelo en el tiempo, cosa que no ocurre con la utilización de los agroquímicos convencionales”, explicó el especialista en responsabilidad social agropecuaria.
En definitiva, Betancud, aclara que los bioinsumos otorgan una mejor productividad, mejoran la materia orgánica, controlan plagas y enfermedades, y evitan la salinización del suelo a futuro. En contrapartida, la utilización de productos convencionales generan resistencia, lo que hace que se tenga que utilizar más producto para mantener el suelo, una práctica que se convierte en tóxica para la salud del ser humano.
Este proceso amigable es demandado por los consumidores de alimentos, lo que ha provocado un crecimiento en esta tendencia orgánica y saludable. “El consumidor al tener cada vez más información sobre el impacto negativo de los agroquímicos busca más alimentos derivados de producciones orgánicas, ya que son más sanas y tienen una mejor nutrición orgánica”.
“La utilización de los bioinsumos hace que la planta esté mejor nutricionalmente, se enferme menos y, por ende, el producto final tenga propiedades nutricionales mucho más favorables que las que crecieron bajo los efectos de agroquímicos”, indicó Betancud.
El ingeniero agrónomo Eduardo Martín Betancud es uno de los grandes impulsores de la utilización de biofertilizantes en Mendoza. Foto: Instagram @monobetancud.
Un estudio que corrobora los datos
En el 2001 se realizó un estudio sobre el crecimiento de los bioinsumos a nivel mundial, con la participación de ciento de agrupaciones y empresas del sector. El resultado de ese estudio determinó que desde esa fecha los bioinsumos están creciendo un 15% anual en promedio, mientras que los agroquímicos han mostrado un estancamiento, ya que su crecimiento no supera el 2% anual.
Incluso, el desglosado de esos números muestra que varios productos agroquímicos vienen registrando números negativos desde hace más de una década, según explicó el especialista, lo que significa que ya no se utilizan y que cada vez más productores eligen los bioinsumos para el tratamiento de los alimentos.
Beneficios sociales, laborales y económicos
Por último, en cuanto a los beneficios económicos que produce la utilización de biofertilizantes, Betancud soslayó que trabajar de forma agroecológica le abre al productor un mercado con mayor rentabilidad, debido a que la utilización de fertilizantes tradicionales genera “un retraso y una pérdida de producción” debido a que los mismos tienen que “descomponerse para luego actuar, sumado a que arruinan la vida útil del suelo”.
Por otra parte, la utilización de componentes orgánicos “van de la mano con la seguridad laboral”, ya que no son productos tóxicos y no generan impacto ambiental y residualidad, mejorando por completo las condiciones de trabajo de productoras y productores.
En cuanto a la relación precio/costo, el especialista detalló que la producción a través de bioinsumos es entre un 30% y un 40% más barata que la tradicional, no solo a través de la inversión directa de productos, sino de “una manera indirecta” ya que las personas inversoras se aseguran de que no se intoxique nadie a la hora de trabajar, que todo se desarrolle en un ambiente más sano y que no se mueva tanto el suelo, lo que impacta directamente en usar menos el tractor para producir y se gaste menos combustible y se necesite menos personal.
IG @monobetancud
Por qué esta forma de producir encuentra resistencia
En cuanto a la resistencia de incorporar este nuevo método a la forma de trabajo, el especialista resaltó que la biotecnología en el mundo del insumo agrícola todavía es muy menor, porque lo viejo no deja de morir y no permite crecer a esta nueva tendencia. A su vez, faltan especialistas en la materia para que explote como se debería en Argentina.
El integrante del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza aseguró que “el Estado está muy lento para tomar esta tecnología, ya que todavía ni siquiera existe una ley que la regule. Incluso, el Senasa todavía no sabe bien cómo implementar esta nueva forma de cultivo agrícola, ya que tiene algunos productos registrados, pero otros los desconoce. De esta manera, se estima que el 75% de los bioproductos está por fuera de la legislación oficial”.
“Al no tener registro definitivo, muchos productores y productoras les tienen desconfianza a estos insumos y evitan utilizarlos, aún sabiendo que los beneficios son mucho más grandes que los fertilizantes tradicionales”, aseguró Martín Betancud.
En cuanto a ese punto, Betancud fue uno de los propulsores del proyecto de ley de los bioinsumos en Argentina. “Es una iniciativa que está siendo resistida por las grandes empresas, ya que no han entrado en el mundo de los bioinsumos. Estamos utilizando los productos que desechan en Europa, pero así y todo los seguimos usando”.
Y agregó que: “No conozco ni un solo productor que haya probado los bioproductos y luego haya dado marcha atrás. Al contrario, el que utiliza este tipo de productos, busca eliminar los agroquímicos de su producción”.
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