Aves del Piedemonte: su desaparición indica el deterioro ambiental
Viviana Gómez, bióloga y ornitóloga del Conicet, investigó el impacto de la urbanización sobre la avifauna silvestre utilizando a las aves como bioindicadoras del deterioro del lugar. “Si desaparece un ave es porque desapareció la vegetación”, expresó.
Coludito cola negra. Foto: Viviana Gómez, bióloga y ornitóloga CCT Conicet Mendoza
Unidiversidad / Ernesto Gutiérrez
Publicado el 11 DE JUNIO DE 2021
Sancionada hace 12 años, la Ley 8051 de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo continúa generando debate en el ámbito científico de la provincia, sobre todo por la expansión urbana desregulada que se realizó por décadas en el piedemonte andino del Área Metropolitana de Mendoza (AMM) y que, aún hoy, sigue ocasionando serios impactos sobre los sistemas naturales del lugar. En la provincia, decenas de estudios se realizaron, pero la investigación encarada por la bióloga, ornitóloga del Conicet y doctoranda en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable Viviana Gómez apuntó directamente a cómo la topadora del avance afectó a la avifauna del piedemonte.
Para Viviana Gómez y su equipo, fue todo un reto desarrollar esta investigación. “Durante mis inicio como ornitóloga, allá en el 2000, ya se hablaba de los problemas ambientales y del impacto que se estaba generando en el piedemonte debido a los vehículos todo terreno, la caza deportiva y, entre ellos, se discutía de la ocupación de manera desordenada, con el peligro que generaba a la misma población. De hecho, las construcciones se situaban en zonas de cauces, con el peligro de ser arrastradas durante las tormentas o aluviones. Sin embargo, ninguno hablaba de los perjuicios que generaba en la flora y fauna del lugar el desmonte para la construcción de viviendas", detalló a Unidiversidad.
Fue en 2013 cuando la científica inició su doctorado en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO, que marcó ese "interés por estudiar los efectos de la urbanización desregulada sobre el piedemonte y en la avifauna”. Según la bióloga y ornitóloga del Conicet, la urbanización desregulada constituye uno de los impactos más relevantes sobre los sistemas naturales. “Esta práctica desata una serie de procesos poco alentadores: la deforestación, cambios del uso de la tierra, variaciones en los elementos del paisaje, que impactan sobre el suelo, en la cubierta vegetal y los modos de ocupación del territorio. Todo esto afecta su clima local y la de su área circundante. Por su parte, la fauna nativa que utiliza esa vegetación para refugio, nidificación y alimentación es también fuertemente impactada por su pérdida", puntualizó Gómez.
Foto: Viviana Gómez, bióloga, ornitóloga del Conicet y doctorandq en la carrera de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable. Trabajo de Campo
Gómez agregó: “En el ámbito científico, se sabe que la presencia o ausencia de las aves nativas en un lugar o en otro es un indicador valioso y clave para determinar las alteraciones sobre las condiciones naturales producidas por el avance urbano. En el caso del piedemonte mendocino, su urbanización hizo de este un lugar un sitio con todas las características para que se produzcan estas alteraciones. Fue lo que intentamos comprobar con este estudio”, declaró la científica.
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Durante su trabajo de campo, que abarcó más de 645 hectáreas (ha), la ornitóloga realizó todo un relevamiento del área y analizó el piedemonte bajo dos perspectivas: como monte consolidado urbanísticamente y como monte no consolidado o en proceso de urbanización. En su observación y medición, notó que la expansión de la población, producto de la búsqueda de tierra de menor precio o de mayor calidad ambiental, había generado un piedemonte mucho más vulnerable, no solo por la extracción de la vegetación, de áridos y creación de repositorios a cielo abierto, sino también por la alteración del balance hídrico entre el ecosistema urbano y el desierto.
Foto: Diuca. Ave autóctona de la zona del piedemonte mendocino
“Lo que la gente no sabe es que la extracción de la vegetación autóctona provocada por la urbanización desregulada ha generado la desaparición de la barrera natural (flora nativa) que mitigaba la velocidad de las aguas durante los aluviones. Al no tener esta barrera, no solo están en peligro las mismas personas que retiraron la flora nativa para la construcción de sus viviendas, sino también todo el Gran Mendoza. Además, ante este avance, la fauna, en particular algunas aves nativas, se ven forzadas a desplazarse a otros sitios en busca de condiciones favorables para su supervivencia. Se sabe que las aves son indicadores de calidad ambiental y de riesgos para la salud humana, debido a que lo que es riesgoso para las aves lo será también para los mamíferos. Un ave que desaparece está diciendo que algo grave está pasando en el ecosistema y es lo que muchos no quieren ver”, resaltó la bióloga.
Gómez no solo registró la incidencia de la urbanización sobre la avifauna, sino también en la vegetación oriunda. “En áreas suburbanas del piedemonte, se pudo reconocer que no solo la avifauna estaba siendo afectada, sino también el follaje nativo. Durante el estudio, se advirtió que algunas especies de vegetación ornamentales (árboles, arbustos y plantas) habían sido introducidas y entremezcladas en el ecosistema del piedemonte. En el relevamiento encontramos álamos blancos, moras (blanca y negra), sauces llorones, pinos y palmeras, entre otros, un hecho muy perjudicial para la flora del lugar”, manifestó la bióloga.
Foto: Urbanización desregulada
Luego de años de observación, medición y evolución, la bióloga y ornitóloga pudo concluir que la urbanización descontrolada había impactado en la flora y fauna del lugar y generado el desplazamiento de algunas especies de aves, así como la erradicación de la flora nativa.
“Luego de casi siete años de estudio, se pudo conseguir lo que temíamos: el desplazamiento y erradicación de cientos de especies, tanto de la flora como de la fauna nativa. Respecto a las aves, se pudo observar y detallar que, tanto en sectores urbanizados como en proceso de urbanización, la avifauna presentaba características –entorno y comportamiento– similares a las áreas urbanas del Gran Mendoza y autóctona de la Cuidad, esto es, un entrecruzamiento de especies por zonas. Además, muchas aves que eran nativas del piedemonte, como el chingolo, las perdices, el corzal negro de pico naranja y el coludito cola negra, entre otros, hoy ya no están o las encontrás en latitudes mayores”, detalló Gómez.
Foto: Loica. Ave autóctona de la zona del piedemonte mendocino
Respecto del follaje, explicó la bióloga, se dedujo que la introducción de especies no nativas –de uso ornamental– podría interferir con las demás especies, sea por competencia o mediante la producción de sustancias alelopáticas, esto es, la influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta. “A grandes rasgos y a escala de comunidad, el impacto podría ser la disminución de la biodiversidad nativa y el desplazamiento local de algunas de ellas si no se detienen los procesos de urbanización”, determinó la bióloga.
“Lo que buscamos con este estudio es demostrar el daño que se ha ocasionado al piedemonte en su flora y fauna. Lo que la gente debe saber es que si desaparecen las aves es porque antes desapareció la vegetación, y si desaparece la vegetación, los aluviones avanzarán sobre la población. Quiero entender que nuestros mandatarios provinciales están haciendo algo en el piedemonte, que la ley y el Plan de Ordenamiento Territorial no son solo papeles y que se está controlando la urbanización o la que está en proceso. Espero que estén atentos a lo que sigue ocurriendo en el oeste del Gran Mendoza. Que paren la urbanización, que vean lo que desde hace tiempo está ocurriendo”, concluyó Viviana Gómez
Trabajo mancomunado
Viviana Gómez ha realizado su investigación como bióloga, ornitóloga del Conicet y doctoranda en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable junto a sus directores de tesina, Eduardo Martínez Carretero, ceobotánico del Iadiza-CCT Conicet Mendoza, y Ana Faggi, docente de la Universidad de Flores, en Buenos Aires, que investigaron estos puntos claves para el oeste mendocino: la urbanización del piedemonte andino y sus procesos desencadenantes en la avifauna nativa, utilizando a las aves como indicadoras de deterioro de hábitat.
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