Waldir Maranhao, presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, revocó la sesión del 17 de abril, que abrió el camino para el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff, por “prejuzgamiento” y “ofensa al amplio derecho de defensa” de la jefa de Estado. Si bien el procedimiento tenía la aprobación de la Comisión especial e iba a tratarse en el Senado este miércoles 11, el proceso será revisado frente a esta anulación.

La jefa de Estado está acusada de maniobras contables irregulares en su gobierno durante 2014 y 2015. Los sectores de la oposición alegan que Rousseff cometió un “crimen de responsabilidad”, figura legal prevista en la Constitución Nacional de Brasil. Por su parte, el oficialismo alega que el juicio político es un golpe de Estado porque no tiene base legal.

Después de la votación en Diputados el 17 de abril, se inició el proceso de impeachment contra Dilma Rousseff. En esa sesión parlamentaria, la derrota de la líder del Partido de los Trabajadores (PT) fue inminente: 367 a favor y sólo 137 en contra.

La Cámara de Diputados envió el proyecto de juicio político a la Comisión especial del Senado. Luego de 10 días de discusión, el 6 de mayo se aprobó la admisibilidad del proceso con 15 votos a favor, cinco en contra y una abstención.

El paso final iba a ser la sesión en la Cámara Alta este miércoles, pero frente a la anulación del presidente de la Cámara de Diputados, el proceso se detendrá. En caso de que se continúe con el juicio político, del total de 81 senadores al menos 41 deberán votar a favor. Sólo así, Dilma Rousseff será apartada de su cargo por seis meses. Asumiría, en su lugar, el vicepresidente Michel Temer, quien pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMBD).

El sábado 7 de mayo Dilma dio un fuerte discurso y retó a la oposición a llegar al poder por medio de las elecciones. “Desde el punto de vista de la política, el gran juez es el pueblo brasileño. Si quieren hacer juicio político de mi gobierno, que acudan al pueblo brasileño y no al impeachment”, reclamó.