“Los estados de ánimo se bifurcan en positivos y negativos, según se esté a un lado u otro de la grieta”. La frase pertenece a uno de los párrafos del informe “Termómetro Psicosocial y Económico”, promovido por la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA). El estudio, sin embargo, arrojó un dato revelador: 7 cada 10 personas en esta Argentina polarizada afirmaron que los problemas económicos afectan su salud mental.

El informe de OPSA fue realizado a principios de junio y, con alcance nacional, es una buena foto que acerca una respuesta a la pregunta “¿Cómo estamos?”. Sobre todo, a más de un semestre del cambio de gobierno, con un presidente disruptivo que se autodefine como liberal-libertario, que ha emprendido profundas reformas y puso patas para arriba el sistema político nacional.

Desde el Observatorio de Psicología Social de la UBA indicaron que la “profunda grieta multidimensional” contiene disputas cognitivas, ideológicas, de cosmovisión sociopolítica y emocionales. Veamos uno de los resultados que ejemplifican. A la hora de responder qué palabras describen mejor el propio estado de ánimo, las respuestas mayoritarias son “incertidumbre” y “esperanza”. A la hora de desagregar quiénes emitieron respuestas positivas y negativas según a quién votaron en el balotaje, la grieta queda expuesta una vez más.

El ánimo de los argentinos y las argentinas, en un mapa de intensidad de palabras. Fuente: OPSA

Donde parece no haber (casi) diferencias es cuando hay que responder cuál es la mayor preocupación que puede tener una persona o una familia. En este caso, la amplia mayoría afirmó que es "la economía”.

Sin dudas, si “el principal problema” pasa por la situación económica, lo más probable es que repercuta en la salud mental. Ahora bien, ¿en qué grado de importancia la población cree que los problemas económicos afectan la salud mental? La respuesta es bien concreta: el 72 %. Este porcentaje agrupó una diversidad importante en cuanto a género, edad, nivel educativo y voto en el balotaje.

Intensamente: emociones encontradas

Siguiendo en el plano personal y volviendo a cuál es el estado de ánimo actual, entre las emociones “negativas” se destacan la incertidumbre y la preocupación, pero también surge una emoción particular: la tristeza, con mayor intensidad entre quienes votaron a Massa en su momento, pero también en un pequeño segmento de las y los votantes de Milei.

El sociólogo Pablo Semán, que es un agudo analista de la realidad sociopolítica argentina y en 2023 coordinó el libro de ensayos Está entre nosotros, una radiografía sobre el avance de la extrema derecha en Argentina, expresó hace poco en un programa radial qué está observando hoy en “la calle” y se refirió a esa esperanza que también salta en el estudio y en otros tantos sondeos. “Mucha gente tiene una esperanza que es, yo diría, sin fundamentos, pero no quiero decir que es irracional, no quiero desprestigiar y deslegitimar el estatus psíquico del que cree, sino que es alguien al que no le queda otra que creer”, sostuvo Semán.

Asimismo, al momento de definir qué cree que sucede en la cabeza de quien votó bajo el dilema “Milei o el abismo” y eligió al libertario, afirmó: “Cuando ven que puede ser el abismo, esa gente se pone muy, muy triste”. Entonces, Semán dijo que esa tristeza se “emparenta con otra tristeza, que pertenece a quienes han expresado una necesidad, quienes han perdido con el modelo libertario y han sentido una 'estigmatización', son quienes de alguna manera 'no la vieron'. Es decir, quienes no votaron a Milei, pero, al momento de expresar su voto, sienten que pueden haber incurrido en un 'error moral'”.

A seis meses de la elección presidencial, cabe preguntarse qué puede suceder cuando esas dos tristezas empiezan a convivir.

¿Qué te pasa, Argentina?

El estudio de OPSA también indagó sobre cuáles son los principales problemas del país. En este apartado, otra vez, si se reúnen todas las respuestas, “Milei” y “corrupción” aparecen como dos conceptos amplios que explicarían la raíz de la crisis actual. Sin embargo, al dividir las respuestas por cómo votaron, queda claro que hay dos universos que ven diferentes dificultades para sortear este presente complejo.

Así, para el equipo de investigadores del OPSA, en este marco de “constantes y turbulentas crisis socioeconómicas”  es muy difícil acercarse a conclusiones certeras. En este contexto, el observatorio que dirige el doctor en Psicología Gustavo González apuntó: “De acuerdo a los datos recogidos en los numerosos estudios que realizamos, si describiéramos lo que piensa y siente la sociedad en su conjunto, estaríamos ‘licuando’ los resultados al promediar los extremos polarizados. Es decir, solo separando las ‘dos poblaciones’ es que se puede echar un poco de luz diagnóstica sobre las partidas mentales [emociones y pensamientos] que están presentes en los individuos de una sociedad que aparece como irremediablemente escindida”.

La complejidad del siglo XXI no es simple de explicar. Los desafíos para entender dónde estamos o cómo nos sentimos muchas veces nos superan. Veamos. Hace poco más de un año, Hernán Vanoli, de la consultora Sentimientos Públicos, indicó en un reporte previo a las elecciones una línea de pensamiento que, de alguna manera, anticipó todo lo que sucedió desde que se inició el cronograma electoral en 2023.

“Nos enfrentamos a subjetividades plásticas y compartimentadas, dueñas de un combo entre pragmatismo transaccional, empatía naturalista, espiritualidad premoderna y una idea de justicia hiperindividualizada que se basa en una teodicea meritocrática. Dicha complejidad demuestra la subestimación del votante del que se sirven las teorías o el sentido común campechano tan propios de la corporación política, que lo tratan como a un ‘tonto emocional’ que acude a las elecciones hechizado por sensaciones pasajeras”, concluyó Vanoli antes de que el "fenómeno Milei" estuviera en funciones.

Ficha técnica de la encuesta: “Termómetro Psicosocial y Económico”

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