“La sostenibilidad ambiental ha sido generalmente relegada, y en ocasiones directamente agredida, por los procesos de crecimiento económico de los países”. Este fue uno de los aspectos destacados este 30 de junio durante la presentación del último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la UNCUYO.

El vicerector de la UNCUYO, Jorge Barón, quien participó de la apertura junto al representante residente del PNUD Benigno Rodrígez y la vicegobernadora Laura Montero, compartió la relevancia de la puesta en marcha de los 17 objetivos de la agenda para el desarrollo a los que la Universidad adhirió priorizando la temática de agua y ambiente. Barón además invitó a usar las instancias de participación social para cambiar la situación actual y resaltó que las metas propuestas son, por el cambio de paradigma en la ONU, mucho más cercanas a la gente que los anteriores Objetivos del Milenio y están, además, mayormente explicadas e imbricadas. 

Durante la presentación de la Agenda 2030 de Desarrollo de las Naciones Unidas se hizo hincapié en que  el desarrollo sostenible es la articulación virtuosa entre crecimiento económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental. Además, esta agenda conlleva una necesidad ineludible: contar con más y mejor información.

Sin embargo, cuando se detalló el panorama general de la situación argentina respecto de los objetivos de desarrollo en cada una de estas dimensiones, se dio cuenta de la falta de información o de la baja calidad de la misma respecto a la sostenibilidad ambiental. Como puede verse en el gráfico, hay grandes diferencias entre la disponibilidad y la calidad de la información estadística convencional para cada objetivo. La información es amplia en la dimensión económica, menor en la social y relativamente escasa en la ambiental.

Análisis de la sostenibilidad ambiental

Según destacó el informe, Argentina posee un territorio muy extenso, con una gran biocapacidad y una gran variedad de recursos naturales. No presenta serios problemas de sostenibilidad del desarrollo derivados de su balance macroambiental, dado que la huella ecológica se ha mantenido siempre muy por debajo de la biocapacidad del país, aunque esta última tiende a reducirse.

Si se consideran datos per cápita, Argentina presentó en 2012 una biocapacidad de 6,92 hectáreas globales por habitante (muy superior al promedio mundial), mientras que su huella ecológica fue de 3,14 hectáreas globales por persona (cercana al promedio mundial) (Global Footprint Network). En 2010, la huella material ascendió a 487 millones de toneladas; la huella per cápita fue de 12,1 toneladas (Pnuma).

La generación de residuos sólidos urbanos ha aumentado: alcanzó en 2015 un promedio de 1 kilogramo por día por habitante, con una disposición final adecuada de residuos sólidos urbanos del 61 %. Además, la falta de suficiente reciclaje contribuye a incrementar sustantivamente la contaminación en los centros urbanos y sus periferias (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable).

En términos del cambio climático, en 2012 la principal fuente de generación de dióxido de carbono fue la generación de energía.

La temperatura se ha elevado significativamente durante el último siglo en la región patagónica, con el consiguiente retroceso de la mayoría de los glaciares cordilleranos. Al norte de los 40 grados de Latitud Sur, los incrementos de temperatura comenzaron a manifestarse en las últimas cuatro décadas, aunque en menor medida.

Las precipitaciones medias anuales han aumentado en casi todo el territorio, principalmente en el centro y el noroeste del país. Además, se registró un importante aumento de las precipitaciones extremas en buena parte de las zonas del centro y el este del país y se verificó un aumento significativo.
 

Mendoza, tercera en el índice de desarrollo provincial

Durante la presentación también se resaltó, como ya se había anunciado el 10 de mayo cuando se hizo en Buenos Aires, que Mendoza se ubica –después de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Chubut– entre las provincias que encabezan el ranking de las que lograron equilibrar tres variables fundamentales para su desarrollo: el crecimiento económico, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental. 

Entre las variables tomadas en cuenta para elaborar el IDSP, figuran, en materia económica, el ingreso per cápita por habitante y el capital humano. En  tanto, en relación a la inclusión social se analizaron aspectos como la pobreza relativa, el empleo formal e informal, la salud y la educación. En cuanto a la sostenibilidad ambiental, el índice de desarrollo tiene en cuenta  las emisiones de gases de efecto invernadero y la generación y disposición final de los residuos.

Según se aclara en el texto que da a conocer este nuevo balance, la metodología empleada para cruzar los datos permitió tomar valores entre 0 y 1; cuanto más cercano a 1 es el valor obtenido, mayor será el nivel de desarrollo alcanzado.

En ese sentido, el documento pone énfasis en la importancia de que el país mejore su sistema de estadísticas y lo unifique.

Con el material detallado a nivel nacional, el programa busca estar en sintonía con las propuestas y desafíos de la Agenda 2030, donde la ONU plantea una serie de metas destinadas a mejorar la calidad de vida de la población en los diferentes aspectos de su desarrollo, de manera que los países cuenten con herramientas adecuadas a la hora de implementar políticas públicas.

Lo cierto es que, de acuerdo al análisis planteado, la Argentina presenta un nivel de desarrollo heterogéneo al indagar en la realidad de cada provincia. Por eso, uno de los desafíos a nivel nacional consiste en lograr equilibrar (hacia arriba) los indicadores de las jurisdicciones más postergadas, según propone el documento.
 

El gobierno provincial y el desarrollo sostenible

La vicegobernadora Laura Montero participó de la presentación y aprovechó para anunciar el trabajo que realiza la Legislatura junto con el Consejo asesor científico y tecnológico, compuesto por INTA y Conicet entre otros. Junto a más de 12 organismos, la casa de las leyes armó un esquema de planificación alineado con los objetivos del desarrollo sostenible articulado con el plan estratégico y territorial de Mendoza.

La idea de esto es recabar las producciones científicas y tecnológicas para concretar los objetivos del desarrollo sostenible. Además, se apunta a que cada uno, desde el lugar institucional que ocupa, se involucre para que las leyes que salgan estén priorizadas de acuerdo al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 y que se puedan medir.

Montero resaltó la importancia de los indicadores para poder corregir la realidad a la que nos enfrentamos. En el video podés conocer mejor los puntos tratados por el trabajo entre la Legislatura y el Consejo Asesor.