Argentina es el octavo país del mundo con más población venezolana

De las personas que nacieron en otro lugar y viven en Mendoza, venezolanos y venezolanas ocupan el quinto lugar. Marilyn Oviedo, abogada de ese país que vive en la provincia desde 2018, explica los problemas actuales para los migrantes.

Argentina es el octavo país del mundo con más población venezolana

A partir del 2016, la emigración venezolana manifestó un incremento inédito / Foto NA

Sociedad

Unidiversidad

Victoria Martínez Espínola (Incihusa CCT – Mendoza / Conicet)

Publicado el 14 DE OCTUBRE DE 2024

Tal como analizan especialistas en migración venezolana, en el contexto sudamericano de la segunda mitad del Siglo XX, la República Bolivariana de Venezuela (en adelante Venezuela) y Argentina, fueron los principales destinos de llegada de migrantes regionales. Sin embargo, los datos censales de ambos países en el Siglo XXI revelan tendencias divergentes y señalan que Venezuela ya mostraba en 2011 un paulatino proceso de emigración, mientras que nuestro país reflejaba un aumento constante de la migración sudamericana (Indec, 2022).

A partir del 2016, la emigración venezolana manifestó un incremento inédito, convirtiéndose en el éxodo más grande de la historia reciente de América Latina. En junio de 2024, aproximadamente 7,7 millones de personas de esa nacionalidad residen fuera de su país, de las cuales 6,5 millones lo hacen en países de América Latina y el Caribe (OIM, 2024). 

Los datos censales argentinos se hacen eco del aumento constante de la emigración venezolana, siendo el octavo país con más venezolanos en el mundo, el sexto en la región y el primero en el cono sur. En este sentido, cabe primero destacar que —según el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2022— la población extranjera en Argentina es del 4,2 %, cifra que se mantiene relativamente estable desde 2001.

En términos intercensales, hasta el Censo de 1980, Europa fue el principal origen de la población no nativa, pero desde 1991 los censos registran un predominio de las personas nacidas en países limítrofes. La novedad del tercer milenio es el incremento de inmigrantes originarios de países de América no limítrofes con la Argentina, que pasó de ser un 7,8 % del total de población no nativa en Argentina en 2001 a un 23,5 % en 2022.  

En este marco, el caso de Venezuela es particularmente relevante. En tanto que en el Censo de 2001 la cantidad de personas venezolanas en Argentina era de 2.665 y en 2010 era de 6.379, en 2022 esta cifra ascendió a 161.495 personas. En términos porcentuales, la migración venezolana en el país pasó de representar el 0,2 % en 2001 a representar el 8,4 % en 2022 sobre el total de la población extranjera. Así, este flujo migratorio se convierte en el más dinámico de los últimos años, ocupando el tercer lugar en el Censo de 2022, luego de las corrientes ‘históricas’ de Paraguay y Bolivia. La pirámide de la población venezolana en Argentina en 2022 se concentra en edades activas y muestra una mayoría en los segmentos que abarcan desde los 25 a los 39 años. Se observa también una leve cantidad mayor de mujeres en todas las edades. Otro aspecto importante del perfil de la población venezolana en Argentina es su elevado nivel de estudios. Distintos estudios cualitativos y cuantitativos revelan que se trata en gran medida de personas que migran con estudios universitarios y/o técnicos concluidos en sus lugares de origen.  

Las salidas están dadas por un deterioro generalizado de las condiciones de vida en todos los estratos socioeconómicos / Foto: europapress.com

El lugar de Mendoza 

La provincia de Mendoza se ubica en el tercer lugar de recepción de migrantes internacionales a nivel nacional junto con Córdoba, luego de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la provincia, según el Censo de 2022, la población no nativa es de 66.590 personas, que conforman el 3,3 % del total. Se trata de un 45,9 % de varones y un 54,1 % de mujeres, valores muy similares a los del nivel nacional. Según el último relevamiento censal, la población venezolana en Mendoza es de 2.703 personas y ocupa el quinto lugar en la cantidad de población nacida en otro país que reside en la provincia. 

Respecto de los períodos de llegada al país, entre 2010 y 2019 ingresa a la Argentina el 85,2 % del total de migrantes venezolanos, y en el periodo de 2020 a 2022 se registra la llegada del 12,3 %. De manera análoga, en Mendoza, el 75,7 % de los arribos se da entre 2010 y 2019 y el 14,4 %, entre 2020 y 2022. Estas cifras dan cuenta de la relación entre la aguda crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela con un pico importante a partir de 2015, y la migración como estrategia vital de millones de personas.  

Causas de la migración

Distintos estudios en el contexto nacional han analizado las causas de esta migración, tanto desde enfoques cuantitativos como cualitativos. Estos afirman que, en general, las salidas están dadas por un deterioro generalizado de las condiciones de vida en todos los estratos socioeconómicos, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, la hiperinflación y pérdida del poder adquisitivo del salario, el crecimiento económico negativo, y con ello los problemas de violencia e inseguridad generalizada, la búsqueda de mejores oportunidades laborales y el deseo de continuar estudios de nivel superior. 

Para comprender con mayor profundidad algunas de las problemáticas actuales que enfrentan las personas nacidas en Venezuela que residen en el país y en Mendoza desde su propia perspectiva, dialogamos con Marilyn Oviedo, migrante venezolana, abogada, que reside en la provincia desde 2018. Ella se desempeña actualmente como presidenta de Save my Identity, un movimiento de ciudadanos venezolanos migrantes, localizados en todas partes del mundo, nucleados en torno a la problemática de la obtención de pasaportes y prórrogas de validez de los mismos. Oviedo también pertenece a la Federación de Organizaciones Venezolanas en Argentina (FOCVA), que agrupa a más de 40 organizaciones a nivel nacional y conforma Coalición por Venezuela, una red de más de 100 organizaciones en todo el mundo.

Entre las cuestiones que resaltó Oviedo que tienen mayor impacto para la población venezolana en el país y en la región en la actual coyuntura política a partir del 28 de julio de este año es la retirada del consulado venezolano en Argentina y en otras partes de la región (Chile, Uruguay y Perú). Las consecuencias más inmediatas son la imposibilidad de tramitar pasaportes, documentos, permisos de viaje, salvoconductos, apostillas, trámites que son exigidos por los organismos nacionales para obtener la regularización migratoria y para los viajes de adultos con menores de edad. Oviedo informó que se trata de una desatención que afecta a más de 4 millones de personas.  

La abogada destacó que, pese a estas dificultades, el acceso a derechos como salud y educación en el contexto nacional sigue estando garantizado para la población venezolana, tal como está reglamentado por la Ley de Migración 25.871. Sin embargo, explicó que en Mendoza —en julio de 2024— se aprobó el decreto reglamentario de la Ley Nº 9.535, que establece el arancelamiento de la atención en salud a personas extranjeras “no residentes”, lo que incluye a quienes tienen una residencia transitoria (turista) o precaria. Esta cuestión, sumada a los obstáculos que tiene actualmente la población venezolana para regularizar su situación documentaria, hace que adultos y niños vean vulnerado su derecho constitucional de acceso a la salud.  

Desde un enfoque politológico, Penchazadeh y Ruíz Durán (2024) afirman que la migración venezolana representa un fenómeno inédito en la región por su masividad y velocidad, y que encarna como ninguna otra un carácter político polarizante. En torno a ella se dividen posicionamientos de centro izquierda por un lado, con una tendencia a minimizar las experiencias y relatos de los propios protagonistas de la migración, enfatizando el carácter externo de la problemática venezolana, principalmente a partir del bloqueo estadounidense. Del otro lado, los posicionamientos de centro derecha han buscado capitalizar políticamente esta migración mediante la insistencia en su carácter exclusivamente forzado o los riesgos de los gobiernos de signo popular y de izquierda. 

Entendemos, en sintonía con los autores citados, que la polarización del debate en torno a la coyuntura política de Venezuela acaba por abonar divisiones en el campo político nacional que se hace eco de la realidad del país caribeño, pero en suma las discusiones en el campo discursivo no contribuyen a abordar la migración venezolana en su especificidad. Desde una mirada sociológica con un enfoque de derechos, consideramos importante atender a los discursos, demandas y necesidades de la población migrante trabajadora, estudiantil, que reside en la provincia, a fin de seguir construyendo perspectivas y políticas públicas acordes con el derecho  humano a la migración que consagra la legislación nacional.  

 

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