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La Marina y la Fuerza Aérea en el continente antártico.
Ubicación geográfica de las bases militares argentinas en la Antártida. Imagen extraída de Dirección Nacional del Antártico (www.dna.gob.ar)
Unidiversidad / Milagros Martín Varela
Publicado el 28 DE ENERO DE 2016
Cuando ha ocurrido un derrame de hidrocarburos o cualquier contaminación, quienes han intervenido (además de Greenpeace, en casos extremos) han sido las Fuerzas Armadas de los países que firman el Tratado Antártico. Estas, según Mariano Memolli, titular de la Dirección Nacional del Antártico, en la entrevista que le brindó a defonline.com, son el sostén logístico de la ciencia, que es la actividad central en la Antártida y todos los países del Tratado tienen bases allí. Sin embargo, resulta curioso que sea la Fuerza Aérea de Chile (FACh) la que lleva un producto mendocino al continente blanco y no la Fuerza Aérea Argentina (FAA).
Carlos García, presidente y fundador de la Agrupación Antárticos de Mendoza (creada en 2001), explicó a Unidiversidad que son 13 las bases argentinas en la Antártida: seis que están en forma permanente (Belgrano, Carlini, Esperanza, Marambio, San Martín y Orcadas) y siete temporales (Decepción, Camara, Primavera, Melchior, Petrel, Brown y Matienzo). Estas últimas sirven de apoyo logìstico en verano a los científicos, mientras que las primeras están en actividad durante todo el año.
García explicó que si una base de cualquier país del Tratado Antártico provoca algún tipo de contaminación en el continente blanco, esa base tiene el deber de "descontaminar". También dijo que todas las bases de todos los países tienen medidas y elementos de contingencia para evitar o limpiar derrames y contaminaciones, como el producto mendocino de Crunch Oil que llevará al casquete polar la FACh. El presidente de la agrupación aseguró que, en este sentido, la Argentina siempre ha sido "bastante cauta y precavida".
El hecho de que la Fuerza Aérea de Chile (FACh) haya firmado un convenio con Negocios Globales S.A. para llevar la Unidad de Contención de Derrames (UCD) significa que se quiere proteger el medio ambiente de ese continente de los derrames de petróleo, que ya han ocurrido en reiteradas ocasiones. Aquí exponemos tres de ellos, que fueron bastante emblemáticos.
Algunos antecedentes
Uno de los derrames de petróleo más importantes ocurridos en la Antártida data de febrero de 1989. El buque "Bahía Paraíso", que hizo las veces de hospital durante la Guerra de Malvinas en 1982, se hundió en el estrecho de Bismark, cerca de la isla de Amberes. Llevaba 800 toneladas de petróleo en sus bodegas y una semana después de su caída bajo el agua seguía soltando el combustible. En aquella ocasión, la organización ecológica Greenpeace advirtió que ese petróleo podría tardar entre 50 y 100 años en degradarse, a causa de las bajas temperaturas que demoran el ritmo biológico. Es decir que, en este momento, ese petróleo aún podría estar en proceso de degeneración.
Otro caso ocurrió en diciembre de 2005, cuando hubo un importante derrame de petróleo en la base rusa Bellinghausen de la Antártida. Fueron alrededor de mil litros que se vertieron en el mar en el sector chileno, a unos cien metros de la base rusa y cerca de la base Frei, y se temía su esparcimiento. En esa oportunidad, la Armada Argentina integró una fuerza de contención binacional con el objetivo de impedir que el combustible se dispersara en el área, y trabajó para recuperar la totalidad del combustible derramado.
El 7 de abril de 2012 se filtró petróleo desde una embarcación brasileña, "Mar sem fim". Esta nave naufragó en la Bahía Fildes del Mar Antártico, frente a la base chilena Presidente Eduardo Frei. Un mes y medio después, cuando el clima mejoró, las armadas de Chile y Brasil empezaron las labores de revisión de la nave accidentada, en las que además de rescatar algunas pertenencias de la tripulación, se constató el derrame de 8 mil litros de diésel que la embarcación transportaba en sus estanques.
A partir de 2011, una norma internacional que buscaba poner fin a los derrames de crudo y combustibles pesados en aguas antárticas entró en vigor. Los barcos que navegaban a la Antártida llevando a turistas tuvieron que adecuarse a nuevas leyes de protección ambiental, más exigentes que las solicitadas por los países que conforman el Tratado Antártico (Chile y Argentina entre ellos). Fue el Comité de Protección del Ambiente Marino, dependiente de la Organización Marítima Internacional (OMI) y esta dependiente, a su vez, de la ONU, la que propuso modificar un anexo del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques (que data de 1973). El objetivo era prohibir el traslado y uso de petróleo de cierta densidad, betún, alquitrán y combustibles pesados en embarcaciones que navegaran por aguas antárticas.
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