La empresa de agua y cloacas quiere expandir su territorio de actuación. Lo que pretenden con este pedido, ya elevado al Ente Provincial de Aguas y Saneamiento (EPAS), es convertirse en operadores de la zona en Sierras de Encalada, para después llevar el agua a la zona de El Challao, a través del pedemonte.

El proyecto, que ya está siendo analizado por el gobernador Francisco Pérez, busca llevar agua a los barrios del Oeste a través de una cañería de 10 kilómetros, que sirva para almacenar el fluido y así paliar la crisis que provocan los aluviones.

El titular del Epas, Javier Montoro, admitió que la empresa ya le presentó un borrador de la idea pero advirtió de que antes debe tramitar la expansión del área servida. Es que la reestatizada no tiene actuación sobre esa zona y la necesita para poder operar.

El área servida está delimitada no sólo por la capacidad técnica de la empresa, sino también por los límites fijados en el reglamento interno de Aysam. No se sabe el límite aún que pretende fijar la compañía porque lo que se presentó es un borrador de la idea general. 

“Tienen que presentar un proyecto ejecutivo y después sortear las etapas del proceso de evaluación de impacto ambiental”, recordó Montoro.

Aún con sus 371 mil cuentas, la empresa no logra alcanzar el equilibrio financiero. Por esto será difícil ampliar la capacidad de prestaciones. Sin embargo, dependerá de los planes futuros para la reestatizada.

El titular de Aguas Mendocinas (Aysam), Guillermo Amstutz, es quien elevó su plan al gobernador y espera la respuesta, junto con la estrategia de financiamiento. El funcionario, en contra de lo que dice un grupo de especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo y también de referentes del Plan de Ordenamiento Territorial, dice que en el pedemonte hay zonas que son “totalmente habitables” y por eso es necesario solucionarles la escasez de agua. El problema que advierten los especialistas desde hace años es que la gente compra, construye y después el Estado debe salir a extender redes para prestarles los servicios, a pesar de que habían sido advertidos de la escasa factibilidad de habitar el lugar. 

Uno de los puntos en conflicto es camino a Sierras de Encalada, en los terrenos cercanos a los caracoles de Chacras de Coria, donde, según los expertos, no se puede construir porque las casas están siendo emplazadas sobre guadys o ríos secos. El otro es en tierras de El Challao donde reina una importante especulación inmobiliaria que presiona para conseguir el fluido.

En esta última zona hay unas 5 mil viviendas habitadas por al menos 3 mil familias que están llevando agua en camiones y han demandado a la Provincia ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. A través de un recurso de amparo, los vecinos exigen la provisión de agua potable y es de esperar que el fallo sea favorable a ellos porque este derecho está garantizado en la Constitución.

El caño que proyecta Aysam cuesta 100 millones de pesos. La idea es similar a una iniciativa que hace algunos años cosechó todo tipo de críticas y que se denominó Proyecto Hipocampo. Concretamente, lo que se denunció en aquel momento era que pretendían transportar agua del Río Mendoza para los emprendimientos inmobiliarios del pedemonte, generando riesgo aluvional pero asegurando un gran negocio para quienes compraron terrenos a bajo valor al especular con la disponibilidad de agua, lo que multiplicaría varias veces la rentabilidad.

Hipocampo generó revuelo político en 2009 y su similitud con esta nueva idea radica en que pretendía llevar agua desde Blanco Encalada hasta la Estancia San Isidro, aunque su mentor, el mencionado Amstutz, asegura que el espíritu no sería el mismo.