Aguas Mendocinas analiza subir tarifa a los barrios derrochones
El EPAS propone cobrarle más a los habitantes de zonas que registren mayor
uso o derroche. Se estudia un sistema diferencial similar al del impuesto
inmobiliario, con variaciones por área. Y un subsidio a los jubilados con
techo de consumo.
Sociedad
Unidiversidad
Gabriela Ceppi - Cicunc Contenidos – Responsable Marcelo Sivera
Publicado el 27 DE JULIO DE 2011
Para llegar al equilibrio económico y que el Estado no deba seguir
desembolsando subsidios, las tarifas de agua y cloacas que hoy pagan los
usuarios deberían aumentar más del 70 por ciento. Esto significaría subir
de 42 a 75 pesos la boleta mínima. Como eso no es posible por el impacto
social que tendría la medida, en un servicio esencial, el Ente Provincial
de Aguas y Saneamiento (Epas), analiza una reforma del sistema por la cual
sufrirían una especie de castigo quienes consumen de más. Concretamente se
está pensando en un mapa que marque las zonas donde más agua potable se
utiliza para que el año próximo paguen una tarifa diferenciada por el
servicio. En esta reforma también se analizan los subsidios a canilla
abierta, esto es las tarifas diferenciales para jubilados y carenciados.
La medida que se está estudiando en el ente de control fue confirmada por
Javier Montoro, titular del Epas. El funcionario explicó que en la
transformación del Epas que se le ha propuesto al Ejecutivo tras la
reestatización de la firma está contemplada la posibilidad de trabajar en
el financiamiento nacional pero también en la conformación de un nuevo
esquema tarifario que contemple un castigo para los derrochadores. Según
comentó Montoro, la idea es que en el camino hacia el régimen medido -la
instalación de medidores a todos los usuarios puede demorar hasta 5 años-
se cobre el servicio en base a lo que se consumió de más, fijando un
límite a lo que necesita una familia tipo. Así quienes pasen la línea de
“consumo normal” podrán seguir consumiendo pero pagando tarifas
diferenciales más caras. “No puede ser que consuma lo que yo quiera, total
lo pago igual, mientras el servicio se está prestando al borde del colapso
y estamos en emergencia”, puntualizó el funcionario.
Otra de las reformas en la que se piensa es la de cortar los subsidios a
canilla abierta. Hoy los jubilados y carenciados pagan una tarifa plana de
aproximadamente 42 pesos, independientemente de lo que consumen. La idea
que se maneja en el Epas es poner un cepo que fije el consumo promedio y a
partir de ese límite se deberán pagar tarifas diferenciales.
El sistema que se está gestando en la provincia comenzará a regir en
Buenos Aires desde enero, en la reestatizada Aysa. Oscar Vélez, director
de esa firma, explicó que para equilibrar los ingresos en la empresa se ha
diseñado el coeficiente de localización de la vivienda para corregir el
desarrollo de grandes emprendimientos inmobiliarios en zonas con bajo
coeficiente zonal. Se trata de lugares como Puerto Madero, Las Cañitas, y
otros sectores nuevos de Palermo y Belgrano, entre otros. “Esto permite
una redistribución del aumento de los ingresos convergente con el valor
inmobiliario de los nuevos desarrollos y proporcional a sectores de
mayores ingresos”, explicó Vélez ante la consulta de CICUNC Contenidos.
Concretamente lo que se busca en Buenos Aires y también en la provincia,
es relacionar esta tarifa del servicio público con otros tributos como por
ejemplo el inmobiliario.
El titular del Epas, Javier Montoro, ya remitió el borrador definitivo al
Ejecutivo que modificaría la ley 6.044 sancionada en 1998 cuando se
privatizó el sistema y que dio origen al ente de control. Entre otros
cambios establece que bajo la denominación de APS (Administración
Provincial de Saneamiento) se reformularía un organismo de control que
será el responsable de auditar a la empresa, fijando una nueva estructura
de costos para el régimen tarifario, diseñando las políticas de aguas y
saneamiento para prestar el servicio y estableciendo un mayor presupuesto
que podría quedar fijado en un porcentaje de la pauta de la provincia,
entre otras cosas.
Hoy el ente de control se maneja con ocho millones de pesos anuales, cinco
fluyen de la pauta oficial y los otros tres llegan de la tasa de control y
saneamiento resultante del 2,76 por ciento de lo que pagan los usuarios en
la facturación.