Agua, sociedad y educación

La Universidad puede educar en el cambio ciudadano para la preservación del agua como bien social.

Agua, sociedad y educación

Foto: Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Ana Elizabeth Scoones

Publicado el 29 DE MARZO DE 2015

La presencia del tema “agua” en las distintas esferas de la sociedad es innegable. Tanto en el discurso de los expertos como en los medios masivos de comunicación, se puede detectar una preocupación general sobre problemas vinculados con el agua, como la contaminación, la escasez, la distribución y el consumo. En nuestra provincia en particular, los mensajes han estado orientados hacia el concepto de crisis hídrica y el cuidado ciudadano para asegurar su preservación.

También es indiscutible que el agua hoy tiene una evidente dimensión geopolítica. El agua potable se ha transformado en el recurso estratégico del siglo XXI. Ha sido, es y continuará siendo, sin lugar a dudas, fuente permanente de conflictos por su control y empleo. Una experta en el tema, Elsa Bruzzone los ha calificado como las guerras del agua (Bruzzone, 2008).

En la actualidad existe una pugna entre quienes consideran que, en vistas del aumento de las necesidades humanas y económicas, el agua debe ser considerada un bien comercial, lo cual significa que cada vez se exige un consumo más eficiente y racional, mientras que otros sectores sostienen que se trata de un bien social relacionado con el derecho a la vida. Numerosos movimientos sociales han surgido para ampliar la lucha por estos derechos reconocidos a nivel global, y sin embargo, tan lejos de ser alcanzados.

Estas distintas miradas sobre el agua se reflejan también en los modos de tratar el tema en la sociedad. Los discursos que afirman que existe una creciente escasez del recurso hídrico circulan como algo naturalizado, no se cuestiona su validez, origen ni alcance. Es necesario contrastar esta noción con otras miradas, referidas a las dimensiones socio-políticas y económicas, que marcan las relaciones de poder que influyen en el control del recurso y por lo tanto, en las posibilidades de acceso al mismo de ciertos sectores de la población. Además, la dimensión cultural del agua ha sido poco reconocida en las políticas de manejo hídrico hasta el presente.

El papel de la educación tiene gran relevancia para la construcción de un pensamiento crítico sobre la equidad, la justicia en el acceso, la distribución y el control del agua. Los actuales planteos acerca de la necesidad de brindar educación sobre la conservación y eficiencia en el consumo invitan a pensar en el agua como  recurso valorizado históricamente y cuya distribución y uso han generado conflictos de carácter ambiental, económico y social. El problema es, entonces, cómo, para qué y para quién conservar el agua, cómo se construye una gestión con equidad, cómo se logra la participación de muchos sectores de la sociedad.

No podemos seguir trabajando simplemente para dar información, para crear opiniones; hay que trabajar para la toma de decisiones. Esta es la dimensión política de la educación: orientar la formación para que los ciudadanos tomen decisiones, desde la educación infantil hasta el nivel universitario. En esto, la Universidad puede aportar mucho, tanto en la generación de conocimientos como en la resolución de las problemáticas que comprometen a los recursos naturales de nuestra región.

 

Referencias

Bruzzone, Elsa (2008). Las guerras del agua I. Capital intelectual: Buenos Aires.


Autora:
Ana Elizabeth Scoones. Profesora de Geografía. Magíster en Estudios Latinoamericanos. Docente adjunta de Historia y Geografía Latinoamericana  y Argentina y Didáctica de las Ciencias Sociales II en la Facultad de Educación Elemental y Especial de la Universidad Nacional de Cuyo.

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