Agua de pozo

La alternativa a la crisis.

Agua de pozo

Facultad de Ciencias Agrarias

Especial emergencia hídrica

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Leandro Mascareño, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Agrarias

Publicado el 04 DE NOVIEMBRE DE 2016

Juan Andrés Pina, director de Gestión Hídrica de la provincia, comenta el estado de las perforaciones, la contaminación de los acuíferos y las principales problemáticas que llevan a las restricciones.

¿Cuantas perforaciones hay en la provincia y cuál es su estado?

Hoy, en total, hay 20 mil perforaciones entre los oasis norte, centro y sur, de las cuales 12 mil se encuentran funcionando. El estado es muy variable. Hay perforaciones de la década del 70 o del 80 en buen estado aún. Las perforaciones anteriores a esa época, por las diferentes tecnologías usadas, presentan problemas de cementación agravados por el desuso. En lo que concierne al equipamiento electromecánico, las perforaciones de uso único y continuo están en buen estado. En cuanto a las de uso eventual, usadas cada 2 o 3 años, o solo en años malos, abandonadas y prendidas en crisis hídrica, el estado es pobre.

Con tantos años de emergencia hídrica, ¿aumentaron los pedidos de perforaciones y su uso?

No se ha notado un aumento en el pedido para realizar nuevas perforaciones, pero sí notamos mayor uso, reflejado en la cantidad de energía consumida.

¿Hay restricciones en la asignación de perforaciones y en las zonas para hacerlas?

Tenemos que diferenciar ambas cosas. Por un lado, están las zonas de restricción y, por el otro, tenemos las formas de asignar nuevas perforaciones a productores. Estas últimas se hacen a través de convocatorias públicas que se abren a comienzos de año y cierran en julio, en las diferentes cuencas de la provincia. Hay que tener en cuenta que en las zonas de restricción siempre hay pedidos de perforaciones que están en espera,  porque cayeron en la restricción justamente o esta ya existía. Las impuestas hasta el momento no son de ahora, son de la gestión anterior y realizadas ya hace algunos años. Por ejemplo, la que está en la zona de Montecaseros, en San Martín, y la del margen derecho del Río Tunuyán tienen 20 años. La situada en el Valle de Uco va a cumplir cinco, justo cuando comenzábamos con la emergencia hídrica.

¿Cómo es la calidad del agua en esas zonas?

La calidad de agua depende del oasis. La zona Este tiene un problema histórico con el agua. Hay un problema de sobreexplotación. Esa es la causa de la restricción impuesta en Montecaseros. Lo que pasó fue que hubo un aumento de la conductividad del agua en el segundo nivel del acuífero. Si bien no es elevada, son números riesgosos y debemos hacerla. Los productores conocen ya la problemática y cuentan con eso.

¿Puede escasear el agua de las perforaciones por sobreexplotación?

Cuando hay crisis hídrica, hablamos sólo de agua superficial, pero también afecta a los acuíferos. Por la crisis se ve disminuida su recarga. El agravante ocurre cuando, por un lado, se recarga menos y, por el otro, se somete a una mayor extracción. Si tomamos la calidad como parámetro, los resultados no son buenos, ya que la pérdida es difícilmente reversible. Esto es lo que comúnmente encontramos en los análisis de la zona Este. El resultado más adverso de la pérdida de calidad es el mayor requisito por parte del productor, y menos disponibilidad futura.

¿Qué balance hace de estos siete años de lucha bajo la emergencia?

Hay que trabajar más con los productores y así extender el alcance de Irrigación. He tenido la posibilidad de ver las gestiones de otros lugares y esto que hacemos en Mendoza se valora muchísimo. Irrigación es líder y referencia en el país. He tenido la posibilidad de ver los manejos en Latinoamérica, y si bien hay mucho para aprender, no hay para envidiar. No hay provincia del país que maneje el agua como se maneja acá. En el último año, 15 provincias nos han pedido referencias y ayuda.

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