Cómo trabaja la Fábrica de la UNCUYO para que la agroindustria no pare
Junto con la Bodega –también experimental–, los establecimientos de la Facultad de Ciencias Agrarias adaptaron sus rutinas a las condiciones actuales para darle continuidad al ciclo anual de producción, que incluye la elaboración desde aceites de oliva hasta conservas. Apuestan a la extensión y a seguir funcionando como “escuela”.
Foto: Prensa UNCUYO
La producción agroindustrial de la UNCUYO, así como varias de las actividades de la Universidad que demandan prácticas in situ, se adaptó a las condiciones impuestas por la pandemia con éxito: la Fábrica y la Bodega experimental de la Facultad de Ciencias Agrarias lograron darle continuidad al ciclo anual de producciones y mantener el trabajo conjunto con diversos sectores, incluso con la colaboración y participación de estudiantes.
“Ponerlas en funcionamiento ha significado para nuestra casa de estudios la demostración de que somos "resilientes" y que podemos, de forma responsable, seguir activos en nuestra tarea. Permitirles a nuestros estudiantes avanzar en sus prácticas esenciales y cumplir con nuestros compromisos productivos nos llena de satisfacción”, comentó la decana de esa facultad, María Flavia Filippini.
Con respecto a los desafíos del contexto actual, aseguró que los afrontaron con "nuevas formas de hacer". “Aplicando rigurosamente los nuevos protocolos necesarios para cuidar de nuestros estudiantes y personal”, detalló la decana.
Nueva temporada
Desde comienzos de abril –después de terminar con las conservas– y hasta la actualidad, la fábrica experimental se encuentra trabajando en la obtención de sus reconocidos y premiados aceites de oliva virgen extra. En esta fase de elaboración, la fábrica consigue de dos formas las aceitunas, su materia prima: a través de la producción propia, de los olivos de la facultad, y con productores externos, ya que se vinculan con un grupo de entre 80 y 100 productores. Con ellos, siguen la modalidad de trabajo conocida como “fasón”. “Nosotros recibimos aceitunas de esos productores, obtenemos el aceite, les devolvemos un porcentaje de aceite y la facultad se queda con otro porcentaje a modo de contraprestación”, detalló la licenciada en Bromatología Mónica Mirábile.
Mirábile, que se desempeña además como coordinadora de Producción Agroindustrial y directora de la Fábrica Experimental, explicó que vienen trabajando desde hace varios años para obtener la mejor calidad de los productos “a través de charlas con los diferentes productores, la concientización, la capacitación. La calidad de la materia prima incide ciento por ciento en la calidad del producto final”.
Hoy, la Fábrica de la UNCUYO ya tiene un aceite de oliva –un Blend– que es el que después se le entrega al productor y el mismo que la unidad académica vende con la marca De la Facultad, y los varietales Frantoio y Arauco, que son de aceitunas propias o que han adquirido.
Como consecuencia de los protocolos sanitarios, Mirábile comentó que los cambios que han tenido que realizar fueron principalmente de precauciones y protocolos, y que eso llevó a que, para algunos alimentos, como es el caso de la aceituna, trabajen con un equipo reducido. Hoy son cuatro personas, con jornadas de hasta 12 horas de trabajo, y suprimieron el turno nocturno, habitual en esta temporada. Sin embargo, todo lo que demandó la temporada de conservas posibilitó que recibieran a estudiantes todos los días, de 6 a 7 horas diarias, provenientes de la carrera de Agronomía. “En coordinación con la docente ingeniera Verónica Aranitti, que trabaja en la cátedra Industrias Agrarias, íbamos articulando cómo iban a participar los estudiantes en el proceso, de manera tal que la fábrica contó con un apoyo muy valioso de parte de los estudiantes que pudieron realizar las prácticas para dejar regular ese espacio curricular”.
Más productos y extensión
Por otra parte, la Fábrica realiza una gran variedad de productos que comercializan bajo la marca De la Facultad y que siguen un ciclo según cada temporada, que hace que estén activos todo el año. Dependiendo de la época, desarrollan conservas con diferentes materias primas, como la alcayota, la cereza, el damasco, la naranja, el durazno, manzanas y variedad de frutos rojos; principalmente, producen mermeladas y néctares, además de producir a base de tomate triturado, puré, y tomate entero.
A estos productos se les suman los derivados del membrillo hasta llegar nuevamente al ciclo de las aceitunas, para prepararlas en conservas, aceitunas griegas y el aceite de oliva, y toda la producción de vinos de la Bodega Experimental de Ciencias Agrarias.
Estas no son las únicas actividades que realizan. También ofrecen otros servicios de elaboración a terceros, lo que les significa un rédito económico que se reinvierte en el proceso productivo.
Asimismo, han realizado capacitaciones. Mónica Mirábile explicó: "Hemos participado en los proyectos Mauricio López, en los que se les ha enseñado a las distintas personas que forman cooperativas la elaboración de dulces artesanales y también las pautas de buenas prácticas de elaboración”. Además, el sector agroindustrial de la Universidad ha trabajo fuertemente en nuevas metas. Entre ellas, Mirábile mencionó un proyecto con el Banco de Alimentos, en la línea de productos deshidratados. "Estamos intentando conseguir fondos para realizarlo, con el objeto de equipar la fábrica para producir alimentos deshidratados a través de las frutas y hortalizas recuperadas por el Banco, y que pueda volver este alimento en otro estado hacia las familias que forman parte de esta red de alimentos”.
Avances y proyectos
Con respecto a la trayectoria de estos establecimientos, la decana de Ciencias Agrarias aseguró: “El sector productivo de la facultad viene en continuo crecimiento”. Para ello, ha implementado sistemas de buenas prácticas de manufactura y cuidado del medio ambiente a través de la planta de tratamiento de efluentes.
“Esto nos han permitido mejorar la calidad y estandarización de los productos, dar un salto en la eficiencia de los recursos hacia una mayor sostenibilidad y cumplir con los requisitos medioambientales y la legislación actual exigida por instituciones como el Departamento General de Irrigación, el Departamento de Higiene de los Alimentos del Gobierno de Mendoza y el Instituto Nacional de Vitivinicultura".
Filippini agregó que tanto la fábrica como la bodega trabajan “atendiendo a las demandas de la sociedad, logrando también ser aún más sostenibles, en pos de garantizar y mejorar su principal tarea: formación de los estudiantes”.
Para poder conocer más y acceder a los productos De la Facultad, pueden escribir a ventas@fca.uncu.edu.ar o llamar al 4054809, interno 61121, de lunes a viernes, de 8 a 14.
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