Agamia, un estilo de vida que rompe el molde de las relaciones tradicionales

En un contexto en el que la monogamia o el poliamor dominan las relaciones, la agamia surge como una alternativa radical y consciente. Esta elección de vida, que prioriza la vinculación con uno mismo por sobre las relaciones románticas, busca ser reconocida y respetada por la sociedad.

Agamia, un estilo de vida que rompe el molde de las relaciones tradicionales

Este estilo de vida no busca ni anhela una pareja romántica estable, sino una forma de vivir más libre y de conexión con uno mismo. Foto: Freepik

Sociedad

Unidiversidad

Emilio Murgo

Publicado el 02 DE JULIO DE 2024

En un mundo en el que la monogamia y el poliamor se erigen como modelos normativos de relación, la agamia emerge como una alternativa desafiante e incluso radical. Quienes se identifican con este estilo de vida no buscan ni anhelan una pareja romántica estable; de hecho, ni siquiera buscan la soltería, sino que optan por una forma de vida más liberal y de vinculación consigo mismos.

“Tenemos que ver a la agamia como como una forma de vida que ya está inserta en la sociedad”. Así lo planteó a Unidiversidad Daiana Vidal, licenciada en Psicología, diplomada en Psicoterapia Integrativa y especialista en Clínica Sistémica. La principal razón que la profesional manifiesta es que la agamia no debe ni puede ser considerada como una moda pasajera, sino como una elección propia de sentirse bien con uno mismo sin la necesidad de que intervenga otra persona. A la vez, considera necesario que esta forma de vida sea igual de válida para la sociedad que el matrimonio, el poliamor o todas las otras formas de vincularse.

Más allá de la soltería convencional

Para la profesional, es importante diferenciar lo que significan agamia, asexualidad o poliamor. Mientras que la asexualidad trata sobre la falta de deseo sexual y el poliamor se refiere a la multiplicidad de relaciones amorosas, la agamia se centra en la elección consciente de no participar en ningún tipo de relación romántica. Además, para Vidal es clave establecer una diferencia importante entre la agamia y la soltería. Por lo general, se define a la soltería como un estado pasajero, como algo transitorio, previo a formar pareja nuevamente. En el caso de la agamia, lo que se intenta visibilizar tiene que ver con la posibilidad de elegir no tener una pareja "estable" o comprometida.

Debemos visibilizar la agamia como algo genuino y que se elige conscientemente

“Aquí, la elección es un estilo de vida en el que una persona opta por no participar en relaciones románticas o matrimoniales. Esta elección puede estar motivada por una variedad de razones, como la búsqueda de independencia, la insatisfacción con las normas sociales sobre el amor y el matrimonio, o simplemente una preferencia personal por vivir sin vínculos amorosos”, afirma la psicóloga.

Por otro lado, Vidal entiende que la agamia no se define simplemente por la ausencia de pareja, sino que se trata de una elección consciente, una forma de vivir y relacionarse que rompe con los patrones tradicionales. Las personas ágamas no se sienten incompletas o presionadas por encontrar una pareja; por el contrario, encuentran plenitud y satisfacción en su propia compañía.

“Esta situación, a mi entender, tiene que ver con un cuestionamiento real a lo normativo, a lo impuesto, a lo que culturalmente nos vienen introduciendo con respecto a cómo se debe vincular una persona a nivel afectivo. Desde mi punto de vista, tal vez lo único esperable a la hora del amor es entender que si yo me vinculo con alguien, no necesariamente tiene que ser algo formal o estable, sea dentro del pensamiento de la agamia o por fuera de ello”, resalta la psicóloga.

Vidal explica que la agamia no es una moda pasajera, sino una elección personal que busca el bienestar sin la necesidad de una pareja

Estereotipos y mitos sobre la agamia

Según la profesional, existen muchos mitos alrededor de la formación de parejas. En el caso de la agamia, hay que visibilizarla como algo genuino y que se elige conscientemente. Aquí hay que diferenciarla completamente de la soltería y no pensarla como algo solitario, aislado, triste o doloroso.

En cuanto a los estereotipos y mitos sobre esta forma de vida, Vidal piensa que estas creencias sociales pueden contribuir a la incomprensión y la estigmatización de las personas que la eligen. Suelen escucharse frases como que "las personas agámicas son solitarias o antisociales", "la agamia es solo una fase o resultado de experiencias negativas pasadas", "la agamia es lo mismo que la asexualidad", "la agamia es una forma de evitar el compromiso", etcétera.

Estas ideas sobre la agamia pueden llevar a malentendidos y prejuicios. “Creo que es importante reconocer a la agamia como una opción válida y respetable, que puede llevar a una vida plena y satisfactoria, y fomentar una mayor comprensión y aceptación de diversas formas de vivir y relacionarse”, explica la psicóloga.

La sociedad juega un papel fundamental en la aceptación y el reconocimiento de la agamia

¿Un estilo de vida incomprendido?

La sociedad desempeña un papel crucial en la aceptación y el reconocimiento de la agamia o de otras formas de vincularse en las relaciones interpersonales, e influencia tanto la percepción pública como la experiencia personal de quienes eligen este estilo de vida.

“Lo fundamental es poder convivir, disfrutar y elegir estar bien con uno mismo; este debería ser el pilar o inicio de cada relación o forma de vincularse, sobre todo si lo miramos desde la óptica responsable de estar bien consigo mismo para luego [si es necesario] estar bien con una pareja. De hecho, considero que debemos tratar de visibilizar esa posibilidad de autoconocernos, de disfrutar nuestra elección y elegir la forma de vida que quiero y deseo, sobre todo, teniendo en cuenta que las decisiones pueden cambiar con el tiempo, por lo que nos debemos permitir transitar todas estas etapas necesarias”, destaca Vidal.

Aquí, la sociedad, a través de sus normas culturales, representación mediática, educación, políticas y estructuras comunitarias, juega un papel fundamental en la aceptación y reconocimiento de la agamia. De hecho, para Vidal, un enfoque más inclusivo y comprensivo puede ayudar a validar esta elección y permitir que quienes la practican vivan de manera plena y sin estigmas.

La agamia emerge como una alternativa a la monogamia y el poliamor

Un espectro de posibilidades

Uno de los puntos cruciales que la psicóloga deja en claro es que las relaciones en la agamia son tan diversas como las personas que la viven. Así, algunos individuos ágamos disfrutan de relaciones casuales y encuentros esporádicos, mientras que otros prefieren relaciones más profundas y comprometidas. Ahora, lo que debemos entender —agrega— es cómo se relacionan las nuevas generaciones, sobre todo con el nuevo escenario de las redes sociales, que refleja varios aspectos de una era moderna totalmente distinta, una era más preocupada por la inmediatez, la solución de conflictos a corto plazo y el hecho de tener una pareja que nos entienda en un mundo cada vez más digital y solitario.

“Considero que estamos en un proceso de cambio muy grande en la forma de vincularnos con los demás. Esto tiene que ver fuertemente con lo digital y las posibilidades e instancias de encuentro a través de la tecnología. Creo que hoy todo es mucho más impersonal, más rápido y con un fuerte componente de los ‘códigos’ que debemos descifrar de la otra persona. Lo que está pasando con lo digital, la inteligencia artificial y las redes es algo para tener en cuenta a la hora de relacionarnos. No lo digo como algo negativo, sino como una manera bastante diferente de vincularse a futuro”, afirma Vidal.

Al desafiar los modelos tradicionales de relación, la agamia nos invita a reflexionar sobre la diversidad de posibilidades que existen para vivir y amar. Es un recordatorio de que la felicidad no se encuentra únicamente en la pareja romántica, sino que puede ser hallada en la propia compañía, en las relaciones casuales o en las conexiones profundas con uno mismo.

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