Se presenta la obra “Rinitis” en el teatro El círculo
Hablamos con su protagonista, Marcelo Franchetti
28 DE NOVIEMBRE DE 2024
Con menos de tres años, los niños desarrollan el 80 % de su cerebro. Si bien la alimentación es crucial, hay otros factores que fomentan el buen crecimiento psicofísico y hasta evitan trastornos en la adultez. Enterate de cuáles son.
Los primeros mil días son claves para el desarrollo de un niño.
El desarrollo del cerebro empieza en el vientre
El cerebro de un ser humano se empieza a desarrollar en la cuarta semana de embarazo, con base en la nutrición de la mamá y las situaciones que ella experimenta. Posteriormente, la individualidad de este nuevo ser se construirá a partir de su herencia biológica y sus experiencias personales. La capacidad de moldear nuestro cerebro responde a un término que los expertos denominan plasticidad. La plasticidad es mayor antes de los 5 años.
Nuestros genes son una parte muy importante en la etapa de crecimiento, pero las experiencias, buenas o malas, hacen que los cerebros de cada individuo se desarrollen de manera diferente. Incluso en gemelos idénticos, los cerebros se desarrollan distinto acorde a sus experiencias de vida.
Los cimientos de la arquitectura cerebral se establecen gracias a esas experiencias tempranas, las que se basan, principalmente, en el cuidado de los padres o de la persona a cargo del bebé. Si bien todas las experiencias y estímulos ayudan en el desarrollo, es muy diferente que un bebé escuche ruido en el ambiente a que sus padres le hablen constantemente, de forma apropiada a su edad. Así lo explica un artículo publicado este fin de semana en el diario español El País.
Lamentablemente, esta oportunidad es limitada. Durante los primeros 1000 días se desarrolla hasta el 80 % de nuestro cerebro y el de un bebé espera diversos estímulos para crecer. Cuando no los recibe, las conexiones que se deberían formar se alteran, y las neuronas no se comunican entre ellas, con lo cual se inician los problemas de desarrollo con consecuencias irreversibles. Esto podría resultar en adultos con menor capacidad para regularse en situaciones de estrés y con mayor riesgo de tener problemas sociales y de comportamiento, con muestras de impaciencia, de poca conciencia social, falta de atención, hiperactividad, déficit en el coeficiente intelectual e incluso autismo.
La estimulación temprana y el constante aprendizaje son claves para el crecimiento
Un estudio sobre la infancia en Jamaica demostró que lactantes y niños de corta edad que se beneficiaron de actividades de estimulación temprana obtuvieron sueldos hasta un 25 % más altos en la edad adulta, equivalentes a los de los adultos que crecieron en hogares de mayores ingresos.
La interacción constante de los niños con los padres o personas a cargo, de forma motivadora, positiva y adecuada, crea oportunidades de aprendizaje muy importantes para la vida adulta. Los programas preescolares de alta calidad dirigidos a grupos en situación vulnerable pueden llegar a tener una tasa de rentabilidad de entre el 7 % y el 16 % anual. Pero si bien estos programas agregan conocimientos cuando el niño ya asiste a la escuela, las actividades con los bebes son esenciales en la formación de futuros adultos exitosos que controlan sanamente sus emociones.
Los adultos deben aprender a regular el estrés
Los responsables del bebé, usualmente sus padres, tienen un rol crítico en la regulación de sus respuestas frente al estrés. Por ejemplo, nuestros cerebros están "cableados" para responder al sonido de las voces y esta situación no debería generar ningún tipo de estrés. Cuando los bebés escuchan a las personas hablar, los sistemas neuronales, responsables del habla y del lenguaje, reciben la estimulación necesaria para organizarse y funcionar. Si la exposición apropiada no ocurre, las conexiones no se desarrollan o lo hacen de forma diferente. Debido a que el cerebro se adapta a su entorno, se acomodará a un ambiente negativo con la misma facilidad con que se adaptaría a uno positivo.
El tipo de estrés y el momento en el que se presenta determinan el tipo de impacto en el desarrollo cerebral. Responder correctamente a situaciones de estrés es clave para nuestro éxito en la vida como adultos.
La pobreza es el principal desencadenante de estrés en el hogar
Los hogares con menos recursos económicos son los más propensos a registrar niños con un reducido desarrollo cerebral. Para un padre pobre existen otras prioridades, como traer dinero al hogar, dejando el cuidado de los niños en segundo plano. Sin bien la calidad del cuidado no está necesariamente relacionada con los ingresos, la cobertura de las necesidades básicas es el primer paso para poder concentrarse en la atención de los niños.
Entre los principales factores de riesgo asociados con la pobreza que tienen un impacto perjudicial en el desarrollo podemos mencionar la inseguridad alimentaria, las enfermedades infecciosas y el estrés psicológico, sobre todo, en la etapa de la formación neuronal y cognitiva de los niños. La pobreza se incorpora biológicamente en el crecimiento de los niños y puede tener efectos a largo plazo, incluso en el desarrollo del lenguaje, lo que afecta posteriormente a otras áreas. Actualmente existe evidencia científica de la alteración del funcionamiento cerebral como resultado del abuso y la negligencia en las etapas tempranas.
El desarrollo del cerebro durante los primeros 3 años es crucial para el éxito socioeconómico. Sin embargo, si bien la plasticidad del cerebro se reduce luego de la infancia, esta continúa siendo parte de la vida de un ser humano. En menor medida, el cerebro seguirá aprendiendo y desarrollándose para apropiarse de nuevas experiencias, positivas o negativas, y hacer frente a nuevas situaciones que pueden incluir diversos grados de estrés.
La complejidad cerebral programada en las etapas tempranas da lugar a funciones cognitivas y socioemocionales que se fusionan para formar habilidades que se adquirirán posteriormente en la vida. El cerebro es la fuente de nuestros conocimientos y de nuestras emociones, y es sin duda el órgano más importante en el cuerpo humano. Su desarrollo debe sostenerse a lo largo de toda vida con oportunidades y retos que ofrezcan mantenerlo activo.
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