Adolescencia: mitos y certezas sobre las infecciones de transmisión sexual
La ginecóloga María Laura Lovisolo (MN 120448), miembro de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (Sagij), escribió una nota para dejar atrás tabúes que no ayudan a tener una sexualidad sana.
María Laura Lovisolo
Publicado el 09 DE FEBRERO DE 2022
La sexualidad ha estado siempre rodeada de mitos y tabúes, ni hablar de los que surgen cuando nos referimos a relaciones entre personas del mismo sexo. ¿Qué sucede en el caso de las y los adolescentes?
La sexualidad comienza a desarrollarse desde los primeros años y, con ella, la orientación sexual, que es el sexo hacia el cual sentimos atracción emocional, sexual, romántica o afectiva. Con la llegada de la adolescencia, comienza en muchas ocasiones la exploración de esa orientación sexual, pero en muchos casos, por el miedo a los prejuicios, el rechazo o las falsas creencias, la orientación se mantiene en secreto.
La sexualidad ha estado siempre rodeada de mitos y tabúes. Ciertas creencias y mandatos sobre qué comportamientos son o no apropiados pueden impedir que el/la adolescente disfrute libremente de su sexualidad y se exponga a una gran cantidad de riesgos.
Es importante destacar que, ante la decisión de tener relaciones sexuales, independientemente del sexo autopercibido y de la orientación sexual, se deben conocer los riesgos de contagio de infecciones de transmisión sexual y cómo protegerse para minimizarlos. La adolescencia es el momento en el que más dudas y miedos suelen surgir, por eso, el acceso a la información y la educación sexual es esencial. Transmitir la sexualidad de forma clara, sin tapujos y lejos de mitos es la base de una buena educación sexual, donde la información correcta, la transparencia y las emociones que genera permitirán vivirla de una forma sana y natural.
Cinco mitos acerca de relaciones con alguien del mismo sexo
1- Si somos del mismo sexo, no hay posibilidad de contagio: falso
Es muy frecuente que personas que tienen sexo con otras del mismo sexo minimicen el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, ya que suelen asociarlo a la no existencia de riesgo de embarazo. Sin embargo, esto no es así; incluso para algunas enfermedades, el riesgo es aún mayor.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que muchas de las personas que eligen tener sexo con una o más personas del mismo sexo pueden haber tenido con anterioridad relaciones heterosexuales, lo que amplía más las posibilidades de contagio sin tener registro de ello.
2- Me siento bien, por ende, no tengo nada: falso
Otro mito frecuente radica en el hecho de que muchas enfermedades de transmisión sexual no producen síntomas. Así, la persona infectada no sabe que es portadora y tiene sexo desprotegido, sin tener en cuenta que la transmisión de ciertos virus y bacterias se produce de todas formas.
3- Si no hay penetración, no hay contagio: falso
El hecho de que, en ocasiones, las relaciones sexuales no estén basadas en la clásica penetración pene-vagina induce a pensar erróneamente que las enfermedades de transmisión sexual no pueden contagiarse a través del contacto entre mucosas o piel con piel, mediante las relaciones sexuales orales y/o anales.
Muchas personas con vulva que tienen sexo con personas con vulva desconocen que la penetración tanto de los dedos como de cualquier elemento en la vagina, como un juguete sexual, puede ser vector de distintas patologías. Esto se produce por falta de higiene adecuada de dedos/uñas o de juguetes sexuales, así como por la existencia de patologías previas a nivel vaginal, contraídas por haber tenido previamente sexo desprotegido.
4- Todxs estamos expuestos: verdadero
Dentro de las enfermedades que pueden transmitirse, se encuentran el VIH, las hepatitis B y C, la sífilis, el VPH, la clamidia, la gonorrea, el herpes genital, el molusco contagioso, las ladillas o piojos púbicos, la sarna humana y las tricomonas.
5- Preservativos y campo de látex, los grandes aliados: verdadero
El preservativo de látex –con los recaudos adecuados en su utilización–, el campo de látex o las barreras bucales son las medidas más eficaces para la prevención de estas enfermedades. En caso de tener alergia al látex, se puede recurrir a otro material hipoalergénico, como los preservativos de polisopreno o poliuretano sintético, que carecen de látex. Actualmente, existen también vacunas disponibles para la prevención de la hepatitis B y del virus del papiloma humano (VPH).
Es importante tener en cuenta que los controles periódicos con el o la ginecóloga de cabecera son útiles para detectar ciertas patologías en forma precoz, antes de que avancen y ya no sean tratables, o lo sean, pero con menor tasa de éxito. Además, es un buen espacio para consultar todas las dudas sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Fuente: Télam
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