Berta Cáceres fue una hondureña reconocida por su contribución a la lucha persistente en contra de la construcción de una represa hidroeléctrica que amenazaba con desplazar a cientos de indígenas de su país.  

El 3 de Marzo del 2016, la activista fue asesinada en su casa, en Honduras. “Fue una mujer sin miedo, quien lucho por las tierras indígenas de su país. Enfrentó una lucha de más de 20 años para defender los derechos de su comunidad, de los bosques y ríos donde habitaban”, manifestó Leonel Mingo, vocero de Greenpeace.

Además, Berta  fue la cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (COPINH). Está organización se enfrentaba a diferentes poderes económicos desde minería, forestación y represas. Luego de un enfrentamiento contra la represa hidroeléctrica Aguas Zarca, la activista fue asesinada. A raíz de esto, sus cuatros hijos tuvieron que abandonar Honduras, por lo que así que tres de ellos viven actualmente en Argentina.

“Estamos en una situación donde supuestamente el Banco Holandés FMO iba a retirar los fondos invertidos en el proyecto Aguas Zarca pero esto no fue así”, sostuvo Mingo. En este sentido si el banco hubiera retirado los fondos el proyecto se caía. Después del asesinato de Cáceres, siguieron los crímenes en Honduras vinculados al tema.

El vocero de Greenpeace comentó que la familia de Cáceres reclama que una comisión independiente esclarezca el caso, ya que no confía en el gobierno del país. Esto se debe a que dentro de los detenidos algunos son pertenecientes a la milicia hondureña y otros, trabajadores de una empresa local, la cual se encarga de las licitaciones de proyectos. La disputa que hoy se vive es, Aguas Zarca desalojo sin ningún permiso, colocó vallas en la tierras pertenecientes al pueblo Lenca.

Los vínculos entre el gobierno y el ejército hondureño son muy estrechos, y por este hecho es que la confianza de la familia de Cáceres es nula.