A un año de la implementación de la Tarjeta Alimentar: qué impacto generó en hogares vulnerables

Según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina, el 70,8 % de los hogares destinatarios son pobres por ingresos. Además, más del 60% recibe asistencia alimentaria de otro tipo.

A un año de la implementación de la Tarjeta Alimentar: qué impacto generó en hogares vulnerables

Foto: La Nación

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Publicado el 20 DE JULIO DE 2021

En la Argentina, las urgencias sociales desencadenadas a partir de la pandemia por COVID-19 se agregan a las necesidades preexistentes. Desde 2018, el país ha venido experimentando un importante deterioro socioeconómico, en donde la tasa de pobreza se incrementó de 28,2 % a 40,8 % y la tasa de indigencia subió de 5,8 % a 8,9 %. En este contexto, el Observatorio de la Deuda Social Argentina presentó el informe especial “La Tarjeta ALIMENTAR a un año de su implementación. Una caracterización sociodemográfica, socioalimentaria y socioeconómica de los hogares destinatarios”. A pesar de recibir Tarjeta Alimentar, el 70,8 % de los hogares destinatarios son pobres por ingresos.

“A pesar de recibir transferencias por ALIMENTAR y por AUH, 70,8 % de los hogares destinatarios son pobres por ingresos y casi 9,1 % son indigentes. Sin embargo, en particular, en materia de indigencia, los hogares con ALIMENTAR se encuentran sustantivamente más protegidos que los hogares vulnerables no destinatarios (entre los cuales la indigencia es 31,3 %)”, expresa el informe.

En este sentido, bajo un deterioro acelerado de los ingresos familiares y un aumento del precio de los alimentos superior al de los ingresos de los hogares, a fines de 2019 se implementó a nivel nacional el Plan Argentina contra el Hambre. Se trata de una intervención dirigida a atender las deficiencias en el acceso a la alimentación de los sectores sociales más vulnerables que se inscribe en el contexto del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria.

Para el estudio se utilizaron los microdatos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) y un relevamiento de hogares urbanos de aglomerados de más de 80 mil habitantes. De esta manera, una de las conclusiones a las que se arribó, en materia sociodemográfica, es que los hogares que reciben Alimentar tienen un clima educativo más bajo, mayor vulnerabilidad habitacional, mayor tasa de dependencia económica y una mayor probabilidad de tener una configuración extensa que el conjunto de los hogares con niños y niñas.

“No hay diferencias en cuanto al tipo de familia (monoparental o biparental) ni con respecto al sexo del jefe/a de hogar. Casi la totalidad de las titulares de la Tarjeta Alimentar son mujeres. En más de la mitad de los hogares, la titular no completó la educación secundaria y tiene menos de 30 años, y tres o más niños/as en el hogar”.

Además, más de 6 de cada 10 hogares con la Tarjeta Alimentar reciben asistencia alimentaria de otro tipo, como la recepción de una caja o bolsón de alimentos por parte de instituciones estatales u organizaciones sociales, parroquiales o no gubernamentales, y la recepción de alimentos o viandas en comedores. Este tipo de ayudas alimentarias directas alcanzan a 4 de cada 10 hogares vulnerables no destinatarios de la AUH y Alimentar.

Sin embargo, en comparación a otros hogares que no perciben en beneficio, se encontraron indicios descriptivos de un papel positivo de la Tarjeta Alimentar sobre la inseguridad alimentaria severa: mientras 10,3 % de los hogares receptores han padecido episodios de inseguridad severa, esta cifra alcanzó a 31,3 % de los hogares vulnerables no destinatarios.

 

Compras, alimentos e infraestructura

En cuanto a la alimentación, el 65% de los hogares destinatarios de Alimentar declara que siempre o muchas veces realiza compras en pequeños comercios barriales, el 53,5% lo hace en pequeños supermercados barriales y el 32,6% elige supermercados de alguna cadena.

“Entre 8 y 9 de cada 10 hogares con Alimentar declara haber comprado lácteos, carnes, frutas, verduras, legumbres o cereales y huevos en su última compra de alimentos. También se advirtió que los hogares tienen una mayor probabilidad de haber adquirido productos no alimentarios, como productos para la limpieza del hogar y el aseo personal, que los hogares vulnerables que no reciben la Tarjeta”.

En relación a los elementos básicos de infraestructura para el consumo de alimentos, como sillas, mesas, cubiertos y platos, se evidenció que la amplia mayoría de los hogares con Alimentar disponen de ellos. Pero presentan mayor vulnerabilidad en cuanto a la infraestructura para la preparación y mantención de alimentos, como la disponibilidad de una heladera con freezer, un artefacto de cocina con horno o conexión a la red de gas natural.

Aunque las condiciones son complejas, el informe destaca que los niños y niñas en hogares receptores de Alimentar tienen menor propensión al déficit en la calidad del desayuno, una mayor probabilidad de tener consumo adecuado o aceptable de frutas, lácteos, pastas y carnes y un menor déficit en el consumo de alimentos que son fuentes de nutrientes esenciales que los aquellas niñas y niños que residen en hogares no destinatarios vulnerables. Sin embargo, en todos los casos, tienen más déficit que el conjunto de las infancias.

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