Tras la presentación en Godoy Cruz de su libro sobre la trayectoria histórica de la Franja Morada, la periodista Mónica Beltrán dio pie a la reflexión sobre el desafío actual de la organización universitaria radical. En su análisis, la vigencia de esta alternativa política depende más de las preguntas que los militantes se hagan sobre el sentido de las luchas y el nuevo escenario político que del protagonismo central del kirchnerismo.
La Franja. De la experiencia universitaria al desafío del poder es el libro de Mónica Beltrán, periodista especializada en temas educativos. Está basado en entrevistas a líderes, revisión de documentos y anécdotas que reflejan los orígenes de una agrupación estudiantil que es parte fundamental del sistema universitario argentino.
El recorrido y la sistematización son los propios de una investigación periodística. Es, según sus palabras, “una mirada externa” a la Franja y al partido radical que viene a poner en valor su protagonismo. Y es que, tal como señala: “Si hoy tenemos una universidad reformista, es como lo quiso y lo peleó la Franja Morada y sus aliados, y también una universidad gratuita, como lo instaló en 1949 el peronismo. Si bien es cierto que la historia de este país ha sido forjada por la alternancia en el poder de radicales, peronistas y desgraciadamente también de gobiernos dictatoriales, la Franja ha tenido en la universidad un protagonismo central, ya que la mayoría de sus dirigentes se formaron en sus aulas”.
¿Cuál es el recorrido que hace como periodista de las luchas destacadas de la Franja Morada y cuál es su hipótesis?
El libro recorre desde los orígenes de la Franja, su adhesión al reformismo universitario, el Cordobazo, el Vivorazo y otras tantas luchas sociales y estudiantiles, y llega casi hasta la actualidad. Entrevisté a medio centenar de dirigentes y exdirigentes de la Franja Morada de todas las épocas y hasta el 2011. La hipótesis que desarrollo es que la Franja Morada es la columna vertebral del radicalismo, algo similar a lo que ocurrió con los sindicatos en relación con el peronismo. De ahí la importancia que le asigno al tema y el principal motivo de mi investigación, en tanto periodista comprometida con mi país y con mi época.
¿Cómo es esto de que los nuevos franjistas se debaten en la resignificación de sus objetivos, en vista a los cambios de contexto entre el 18 y la actualidad? La Reforma Universitaria y sus principios tenían que ver con la Argentina de comienzos del siglo XX, con otro contexto político, económico y social del país. También con universidades que luchaban por ser normalizadas y se oponían a las constantes intervenciones del Estado y a las dictaduras. Lógicamente, a 30 años de democracia, con universidades públicas normalizadas y autoridades elegidas legalmente y legítimamente, con claustros que funcionan con continuidad, los franjistas y los universitarios en general tienen que redefinir sus reclamos y reivindicaciones.
¿Usted piensa que a la Franja Morada le está quitando protagonismo todo lo que el Gobierno está realizando en las universidades? ¿O quizás hay que pensar también en el porqué del mayor protagonismo del kichnerismo, ya que es en él donde abrigan la esperanza de la política como herramienta de transformación?No creo que el kirchnerismo ni sus agrupaciones universitarias le hayan quitado protagonismo a la Franja Morada, que es la organización estudiantil con más historia y años de permanencia en las universidades argentinas y que continúa conduciendo la Federación Universitaria Argentina y otras tantas federaciones y centros de estudiantes en todo el país. Sí creo –y así lo dije– que el gobierno nacional y el peronismo adoptó en la actualidad, también gracias a la continuidad democrática, banderas que antes eran principalmente de la Franja, como el reformismo, ya que el peronismo nunca había sido reformista. El peronismo de los 70 no creía tampoco en las elecciones en las universidades ni en el funcionamiento de los centros de estudiantes. Ellos eran partícipes de sistemas de plenario de delegados y hoy no hay discusión en cuanto al cogobierno, la autonomía universitaria y el sistema de centros, todos objetivos que defendieron históricamente el reformismo y la Franja Morada.
Con sus entrevistas, ¿a qué conclusiones llegó en cuanto al estado actual de los vínculos de identidad? Según un análisis de Juan Carlos Torre (se titula "Los huérfanos de la política"), las carreras políticas asociadas al radicalismo se están viendo afectadas por la declinación del partido en los últimos años, generándose una suerte de diáspora en beneficio de formaciones partidarias más ideológicamente homogéneas. ¿Cómo lo analiza?En el caso de la Franja, lo que siempre desarrolló y sigue intentando es la construcción de un modelo universitario que es único en Latinoamérica; una universidad gratuita, pluralista, con investigación y extensión y que es autónoma del poder de quien gobierna. Ese es el modelo reformista que logró instalar la Franja y que está vigente hoy en la universidad argentina y que hoy nadie discute ni instala ningún otro modelo alternativo para la universidad. Es cierto que hasta ahora la Franja no logró ningún candidato a presidente propio, pero la historia argentina está repleta de exfranjistas que fueron diputados, senadores, ministros y hoy mismo hay intendentes como José Corral y Alfredo Cornejo, jóvenes diputados provinciales y concejales surgidos de la universidad que dieron sus primeros pasos en la Franja, algunos incluso hoy militan en otros partidos pero todos reivindican su paso por la organización universitaria radical.
¿Cree que la agrupación se debe alguna autocrítica? Me refiero a que, recuperada la democracia de 1983, bajo el impulso de la conducción radical se contrató a Luis Miret –ex camarista procesado por complicidad con delitos de lesa humanidad–, que en adelante fue el titular de la cátedra de Filosofía, dictando los contenidos relativos a Ética y Derechos Humanos.
La Franja Morada no condujo el país; apoyó el liderazgo de Alfonsín, eso sí, y fue muy crítica internamente en relación con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Seguramente hay algunos dirigentes que fueron más críticos que otros y, como toda organización política, seguramente tiene que hacer mucha autocrítica, pero no me parece que se la pueda enjuiciar a toda la Franja Morada por errores de algunos de sus dirigentes, como el hecho puntual de Miret.
Por último, ¿qué incidencia cree que ha tenido la fractura de la FUA? ¿Como periodista, cómo se paró frente a esa novedad de la coyuntura política?Sobre la fractura de la FUA, creo que se trata de un sector del kirchnerismo en alianza con el PC que crearon una nueva federación, como decisión política de fracturar. El resto de las agrupaciones están en la FUA, incluso una parte del peronismo tiene la Secretaría General de la FUA. Personalmente creo muy negativa para la universidad la fractura del movimiento estudiantil. Creo en la necesidad de coordinar políticas en defensa de los intereses de los universitarios que, entiendo, pueden ser reivindicaciones comunes en la mayoría de los sectores populares. La fractura debilita siempre al movimiento estudiantil.