A 100 días de la guerra, cómo es vivir en suelo ruso
Hablamos con Enzo Andragñez, un mendocino que vive en San Petersburgo desde marzo de 2020. Nos contó cómo siente la economía en territorio ruso y qué se ve en las calles de la ciudad que habita. Además, acercó sus apreciaciones sobre el conflicto.
Fuente: Tecnológico de Monterrey
La guerra entre Rusia y Ucrania, que puso en alerta al mundo entero, cumplió 100 días desde su inicio. Se trata de un conflicto que arrastra una serie de antecedentes. En este marco, Rusia y Ucrania reivindican sus campañas militares y, para un lado o para el otro, destacan el avance en sus objetivos militares. Enzo Andragñez es un joven profesor de inglés, egresado de la UNCUYO, que actualmente vive en San Petersburgo y dialogó con Unidiversidad para acercar su visión del conflicto como mendocino que habita en suelo ruso.
Cómo se vive la economía en Rusia
Andragñez contó que él, en este momento, está bien económicamente, tanto para su cotidianidad como para un fondo de ahorro. Afirmó que, si bien “se siente que hay subida de precios, no se siente tan terrible como se la esperaba”. "El aumento es menor que en Argentina, donde nunca sabés los precios de las cosas”, agregó. También dijo que le llama la atención cómo en Rusia no se vive el aumento de la energía de la manera en la que lo atraviesa el resto del mundo, es decir, no vivencian ese impacto en sus bolsillos.
Enzo en San Petersburgo. Foto: FB de Enzo Andragñez
No obstante, explicó que muchos sectores –principalmente las empresas– están siendo afectados económicamente: “Es posible que siga afectando especialmente a la alta tecnología”. Para comprender ese escenario, Andragñez reflexionó sobre las “sanciones económicas” que Rusia ha recibido a raíz del conflicto con Ucrania: “Es el país más sancionado de la historia”. Ejemplificó mencionando la desconexión de varios bancos que operan en Rusia del sistema Swift –“el sistema internacional bancario financiero, donde se realizan todas las operaciones bancarias”– y el “congelamiento de la mitad de las reservas en dólares que tiene Rusia”.
Sobre esa última medida, contó que Rusia tiene una reserva en el banco central de 600.000 millones de dólares, lo que significa que 300.000 millones fueron congelados y no pueden ser usados. Señaló que está en discusión si serán o no confiscados: “Sería un hito inédito la confiscación de semejante cantidad; deja un precedente”.
Otra sanción, según su óptica, es la fuerte devaluación que se sintió al comienzo de la guerra. Antes de su inicio, el dólar “estaba a 75, las primeras semanas llegó a estar casi al doble, después bajó muchísimo”. Explicó que el dólar bajó porque Rusia –a partir del congelamiento de las reservas– exigió a los países europeos que compren el gas ruso en rublos. “Esa política estatal permitió estabilizar el valor del rublo respecto al dólar, incluso mejor que antes", indicó Andragñez.
Foto ilustrativa del verano en Rusia. Fuente: iStock
Qué ve en las calles rusas
“Parece que la gente se ha habituado, la gente acá sigue haciendo su vida: sigue riéndose, sigue bailando, sigue yendo a estudiar, de vacaciones, sobre todo, ahora que ha terminado el invierno y empieza el verano. Es lo que más se espera aquí: que empiece el verano, que empiece el calor”, dijo sobre lo que observa en su cotidianidad en San Petersburgo.
En ese sentido, el panorama es un tanto distinto que hace unos meses. Dijo que, al principio, el clima que se palpitaba era de mucha tensión porque el conflicto estaba sucediendo con un país “hermano”. A pesar de ese escenario, el joven dijo que nota “bastante apoyo” y que, incluso, una encuesta estatal arrojó que el 80 % apoya el accionar del gobierno. Más allá de ese dato, Andragñez, a partir de su propia experiencia habitando en el suelo ruso, sostuvo: “El fascismo acá no se tolera”, lo que explica por qué se da ese apoyo, aunque la guerra esté sucediendo con un país con el cual comparten mucha tradición y cultura.
Si bien se acerca el verano y las temperaturas más cálidas, el profesor contó que se ve lejana la posibilidad de viajar y que solamente se puede salir por Turquía. Además, explicó que es difícil por la “rusofobia”: “Termina siendo peligroso para los ciudadanos salir, y también humillante, porque te excluyen de todos lados”, como competencias deportivas, competencias artísticas o actividades culturales, ilustró. “La gente eso lo ve, lo siente, está claro: te excluyen por tener un pasaporte ruso y vos no tenés nada que ver con lo que está pasando. Eso es una locura”, afirmó.
Por último, señaló que algunas personas eligen irse del país. “Se entiende, ¿por qué no? Gente que tiene miedo de que esto pueda escalar y termine en una guerra acá, se entiende”. Sin embargo, otras personas, como él, opinan que en Rusia “hay más posibilidades, perspectivas para estar tranquilo". "Contamos con las cuestiones básicas y elementales para vivir”, explicó.
Imagen ilustrativa. Fuente: sectorial
Disputa territorial
En el intercambio, Andragñez acercó un “repaso” de la táctica militar de Rusia. Indicó que la primera, que se extendió hasta mediados de abril, fue de fuerte ofensiva: “Ese primer inicio fue de muchos ataques y, especialmente, de desarticular el ejército, las bases, los aeródromos, los diferentes depósitos de armas, de combustibles”.
Luego del primer momento, Rusia puso en marcha otra táctica: retirar sus tropas de algunos lugares, como Kiev, y concentrar fuerzas en el este y en el sur, zona que “está controlada por Rusia”, indicó el joven. Ese momento, según Andragñez, coincidió con el inicio de una fuerte “operación mediática”: “Una de las más famosas es la de Bucha: Rusia tuvo un montón de denuncias, de no sé cuánta gente que había masacrado”.
También destacó una gran victoria rusa en Mariúpol, una ciudad que queda al sur de Donetsk y que “fue liberada”, bajo la óptica de Andragñez. “Es una ciudad muy importante, sobre todo por lo industrial”. Explicó que ahí se encuentra el regimiento Azov: “Es uno de los batallones nazis más fuertes de Ucrania. Internacionalmente, están reconocidos como neonazis. No es que esto lo dice Rusia, ellos mismos no tienen ningún problema en afirmarlo”.
En ese contexto, los “neonazis” –al tener menos armamentos y personas– se “escondieron” o atacaron desde las casas con gente adentro, a modo de escudo, según narró Andragñez. Finalmente, se quedaron dos meses en Azovstal, una planta industrial enorme construida en época soviética. Sostuvo que Rusia no atacó, pero que sí los tuvieron bloqueados. “Se terminaron rindiendo, ¡2500 se rindieron!”. Explicó que esa “victoria” se presentó al mundo occidental como una “evacuación”: “Es falso, porque están presos por autoridades rusas y, si les hacen juicio en las repúblicas, tienen pena de muerte”.
Para Andragñez, la táctica militar rusa avanza hacia sus objetivos de “desnazificación”. Sostuvo que, si bien Ucrania resiste y sostiene la guerra “muy bien”, una vez que Rusia libere el Dombás, “la victoria militar será inminente”. Agregó que la posibilidad de un acuerdo pacífico no se ve como algo posible, al menos actualmente. Según su punto de vista, para que eso ocurra, Ucrania debería aceptar las condiciones de Rusia: “Ser un país neutral, que no vaya a entrar a la OTAN, que dé autonomía a estas repúblicas y que reconozca que Crimea es rusa”, muchos puntos que Ucrania no estaría dispuesta a aceptar.
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