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La fatiga es una señal del cuerpo que informa sobre la disminución de las capacidades de la persona para su vinculación con el entorno. Por esta razón implica un aviso que, tomado a tiempo, puede evitar graves accidentes. La toma de conciencia a la hora de conducir sigue siendo la clave de un buen manejo.
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Mgter. ROBERTO TOMASSIELLO Diseñador Industrial. Profesor UNCuyo. Directivo de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES)
Publicado el 07 DE ENERO DE 2013
En nuestro país, el cese de la mayor parte de los servicios ferroviarios de pasajeros y cargas desde principios de la década del 90 trajo como consecuencia que el transporte automotor absorbiera la mayor parte de la demanda proveniente de los trenes. Esta decisión política implicó un crecimiento inesperado del parque automotor, sin mediar una adecuación de las vías de circulación para dar cabida, en condiciones seguras, al nuevo flujo vehicular.
Hoy en día, uno de los factores más importantes que inciden en la ocurrencia de siniestros es, sin lugar a dudas, la fatiga de los conductores de vehículos de transporte de pasajeros y de carga, provocada en muchos casos por sus exigentes condiciones laborales.
La fatiga deriva en la reducción del nivel de atención y la capacidad perceptiva de las personas, y actúa como un mecanismo de regulación del cuerpo humano, aportando una señal de alarma. Es, a la par, un indicador de otro problema: nos referimos concretamente a la pérdida de las capacidades normales que permiten la ejecución de cualquier actividad laboral.
Al presentarse síntomas de fatiga, surge la necesidad de descanso para recuperar las facultades normales. La situación se agrava cuando en estos vehículos se trasladan muchas personas, como es el caso de los ómnibus de larga distancia; también se advierte el riesgo que presentan los medios de transporte que desplazan cargas peligrosas. Asimismo, debe tenerse en cuenta que una parte importante de los trayectos realizados son concretados en horarios nocturnos.
En las primeras horas del día, suelen combinarse los efectos del sueño con la fatiga, y sus consecuencias negativas pueden verse incrementadas por la ingesta de alimentos en el período de conducción. Ello exige un nivel de atención muy elevado a los conductores, porque la percepción nocturna es sensiblemente inferior de la que se logra con luz solar, llegando sólo al 10 por ciento de esta última. Hay estudios científicos que han podido verificar que las personas que trabajan de noche y duermen de día, por lo general lo hacen por menos tiempo, lo cual incide negativamente en su salud psico-física.
Otro factor incidente en la producción de fatiga está determinado por las condiciones imperantes en el entorno laboral: los vehículos producen ruidos y vibraciones durante su funcionamiento que influyen perjudicialmente en las personas. En el caso de los camiones, estas condiciones revelan efectos negativos de mayor criticidad que en los ómnibus actuales de larga distancia. En los camiones de modelos más antiguos, o en los actuales con menor nivel de equipamiento, debe sumarse otro factor negativo que es la temperatura de la cabina.
Por último, entre los factores de multicausalidad que estimulan la presencia de fatiga no puede dejar de considerarse el estado psico-físico del conductor, así como las implicancias derivadas de sus relaciones familiares, sociales, presiones laborales, retribución económica, por citar sólo algunos.
Detección a tiempo
Un modo de prevención efectivo es dejar de conducir si aparecen síntomas como:
· Pérdida de precisión en los movimientos.
· Dificultades en la visión y de atención.
· Reacciones bruscas ante situaciones relativamente normales en el tránsito, por ejemplo: frenar bruscamente en un semáforo en rojo, por no advertirlo a tiempo.
· Desviaciones durante la conducción, invadiendo la calzada contraria.
Acciones preventivas
· Pausas para descanso cada dos horas de viaje.
· Consumo de líquido, evitando las bebidas gaseosas y alcohólicas.
· Evitar conducir mientras se realice algún tratamiento médico con fármacos que puedan restringir los reflejos, la percepción o que produzcan somnolencia.
· Práctica de ejercicio liviano.
· Renovación permanente del aire en la cabina.
· Uso de indumentaria holgada.
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