Después de la tarde del miércoles 28, Mendoza no será igual. Lejos de las lánguidas propuestas turísticas del sol y los viñedos, late una provincia en la que ser mujer es estar todo el tiempo en riesgo. La violencia machista se cobró esta semana la vida de tres mendocinas: Janet Zapata, Julieta González y Ayelén Arroyo. Las tres jóvenes, las tres madres, las tres abandonadas, de alguna manera, por una sociedad que invisibiliza, que naturaliza la violencia de género.

Sin embargo, también debajo de esa fachada que muestra a nuestras mujeres con la impertérrita imagen de la reina de la vendimia, siempre feliz, siempre radiante, hay una ciudad que reclama. Hay mujeres, viejas, jóvenes, vestidas de colores, con rastas, con arrugas, con kilos de más, desgarbadas, con sandalias, con tacos, desprolijas, obsesivamente acicaladas, en jogging, con jeans y zapatillas, cargando niños y niñas, acompañadas de sus parejas, con carteles, banderas, transpiradas y enojadas. Muy enojadas. 

Todas ellas conocen los estragos de la violencia y la discriminación por ser mujeres, o porque lo vivieron en carne propia, o porque son madres, hermanas, amigas, compañeras, vecinas, conocidas de alguien que pasó por esto. Y este miércoles 28 se reunieron a las 6 de la tarde, en Peatonal y San Martín, con sus consignas a cuestas, a pedir justicia. Una marcha que cambiará nuestra forma de comunicarnos. La solidaridad estuvo presente en las cinco cuadras de gente que se reunió para marchar hasta la Legislatura.

Incidentes

Allí hubo un espacio para que las madres del dolor se dirigieran a la gente. Se vivió un momento complicado cuando la vicegobernadora, Laura Montero, quizo salir a recibir a los familiares de las vícitmas. Se produjeron incidentes en los que hubo forcejeos y pintadas en la puerta de la Legislatura.

Tristemente se mezcló el pedido de justicia y el reclamo por más presencia del Estado para frenar y para responder por la seguridad de las mujeres, con otras consignas, quizás provenientes de partidos políticos.

Según informó el Ministerio Público Fiscal, un grupo de aproximadamente 70 personas trató de ingresar a la Casa de las Leyes en forma violenta y ocasionó daños en la entrada, rompió vidrios y pintó paredes y puertas.

Se produjo un enfrentamiento con la Policía que terminó con dos efectivos con lesiones de consideración y otros golpeados con piedras en sus cuerpos, mientras que hubo siete detenidos en las inmediaciones de la Plaza Independencia.

De todas maneras hay que aclarar que estos hechos ocurrieron luego de la finalización de la marcha y cuando quedaban en el lugar algunas agrupaciones. El corazón de la marcha quedó intacto mientras la gente permaneció reunida.

Nunca más habrá un hueco por el que no se cuestione, ni un vacío por el que nadie pregunte. 

Porque donde haya una menos, habrá un grito que no cese.

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