#24S: cinco razones por las que fue necesaria la Huelga Mundial por el Clima
Organizaciones ambientalistas juveniles se manifestaron en todo el mundo en el marco de la 8.ª Movilización Mundial por el Cambio Climático. Reclamaron medidas contra las emisiones de efecto invernadero.
Foto: Télam
La juventud se autodefine como la nueva guardiana del medio ambiente. Movidos por una conciencia que es propia de las nuevas generaciones, participan cada vez más activamente para dar a conocer aquellas acciones que deben realizarse de forma urgente si de clima se trata.
A raíz de esta situación, gran cantidad de personas se congregaron en distintos puntos del país y el mundo, en el marco de la Huelga Mundial por el Clima. Por ello, es fundamental entender cuáles son las cinco razones por las cuales es necesario movilizarse.
El cambio climático es una realidad, lo dice la ciencia
Frente a las expresiones de negacionismo climático que tienen lugar en pleno 2021, resulta fundamental manifestar con contundencia en las calles lo que la ciencia viene afirmando desde hace décadas: el cambio climático es real, es producto de la acción humana, y las consecuencias ya se están enfrentando.
El calentamiento global es el aumento de temperatura causado por las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Es este aumento de temperatura el que trae aparejadas las alteraciones climáticas que se conocen como cambio climático. Esto tiene graves consecuencias para la supervivencia de la vida en la Tierra. Olas de calor, sequías, aumento del nivel del mar e inundaciones, incendios, tormentas, destrucción de ecosistemas: todos estos fenómenos se ven aumentados en frecuencia e intensidad a medida que la temperatura del planeta se eleva.
El tiempo para actuar se agota
En 2015, el IPCC realizó proyecciones de aumento de temperatura y llegó a la conclusión de que se debe mantener la temperatura por debajo de 1,5 °C con respecto a la era preindustrial. Como corolario de ello, países de todo el mundo firmaron el Acuerdo de París.
Así, se han proyectado distintos posibles futuros en función del rumbo que tomemos. De acuerdo al mismo informe del IPCC, aun en el mejor escenario, en el que los países logran las reducciones de gases de efecto invernadero a las que se comprometieron ante el mundo, estaremos superando el 1,5 °C para 2040. En el peor escenario, superaremos los 4 °C para 2100.
Se requiere un cambio estructural motorizado por acciones políticas
De lo hasta aquí expuesto, podemos concluir que se necesita un cambio de fondo, que solo podrá ser propulsado por políticas públicas que transformen la matriz productiva y energética del país y del planeta.
En efecto, de acuerdo al informe “Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono” de Oxfam publicado en 2020, cuyo gráfico aquí se acompaña, el 1 % de la población mundial es responsable por el 15 % de las emisiones. Mientras tanto, el 50 % más pobre es responsable de únicamente el 7 % de las emisiones. De esta forma, se puede afirmar que el 1 % más rico emite el doble que el 50 % más pobre. Yendo aún más lejos, el 10 % más rico es responsable por más de la mitad de la totalidad de los gases que producen el calentamiento global.
Se requiere contemplar la variable ambiental en los planes de reactivación económica
Sin perjuicio del panorama hasta aquí descripto, a nadie se le escapa que la Argentina se encuentra sumida en una crisis social y económica muy profunda, con el 42 % de pobreza, como reveló el Índice de Pobreza e Indigencia del segundo semestre de 2020 elaborado por Indec.
Por eso, la Argentina debe encontrar la manera de financiar las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático en un contexto en el que el dinero escasea y compite con la necesidad de otras políticas públicas en materia social, económica y sanitaria.
Para realizar ese cambio estructural, es necesario involucrarse
El cambio climático ya llegó. No es un problema del futuro, sino una realidad que afecta a todos el día de hoy y, aunque no golpea a cada uno por igual, tarde o temprano alcanzará a todos. Los desastres naturales, las enfermedades, la escasez de alimentos, la migración de refugiados climáticos y la destrucción de la biodiversidad no discriminan. A lo largo de este año, pudieron verse olas de calor en EE. UU. y Canadá, inundaciones en Europa e incendios en América Latina.
Por eso, todos y todas deben involucrarse. El cambio estructural solo sucederá si surge como una demanda masiva de la población.
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