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05 DE NOVIEMBRE DE 2024
Así lo sostiene el abogado Fernando Armagnague ex legislador, y también profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional de Cuyo. Una entrevista que desnuda su posición frente al voto a los 16, Ley de Medios, y las internas del radicalismo.
Dr. Fernando Armagnague. Foto: Gentileza Sitio Andino
El retrato del ex presidente Raúl Alfonsín resalta por sus vivos colores en el despacho de Fernando Armagnague. La fotografía enmarcada remite al año 1983, época de esplendor de un radicalismo triunfante, conjugada con ese aire tan alegre y juvenil en el rostro del abogado recibido en 1973. Al comenzar la entrevista está intacta la sonrisa del retrato pero luego, al entrar en los temas actuales del partido, se hace palpable la profunda desazón del dirigente.
Habla de política a los tumbos, de verticalismo, de dirigencias que en 30 años no se han perdido una sola quincena o sea de gente que no sabe vivir sino es del Estado, y de una cerrazón que hace recordar el teorema enunciado hace tiempo por Wilfredo Pareto el cual explica cómo se impone la “ley de hierro de las oligarquías partidarias donde no te dejan pasar ni al perro Pluto”.
La posición de la UCR frente a la Reforma Constitucional es desde ya, la última gota que colmó el vaso. Armagnague cuenta que asistió al último congreso partidario junto a otros dirigentes como Víctor Fayad para plantear otra posición cuyos resultados están a la vista: la mayoría procedió según el criterio que le bajaron, esto es, rechazar el proyecto justicialista sin dar demasiados argumentos sobre ello.
Uno no puede sino recordar el rico caudal político que emanó de algunos radicales en pos de la reforma de la Constitución, el caso Armagnague, sin ir más lejos, quien además de haber expuesto sus ideas al respecto como legislador, es profesor de derecho constitucional en la Universidad Nacional de Cuyo.
-“Nos robaron las banderas”, qué se le va hacer, dice el ex-legislador.
Quedó en evidencia con la iniciativa del voto a los 16 años ¿Cuál es su posición?
Por supuesto que estoy a favor, si ya la Carta Orgánica de la Unión Cívica Radical permite tener adherentes desde los 14 años. Cómo puede ser que si la Ley Sáenz Peña –la norma que estableció el voto secreto y obligatorio- haya cumplido 100 años y no podamos decir que en algo hemos avanzado a lo largo de todo ese tiempo. Además, esto de instar la participación de los alumnos que asisten a las escuelas es lo que siempre hemos llevado a la práctica, yo al menos lo hacía cuando apenas me recibí de abogado y tenia horas de clase en la secundaria.
Con respecto a la Ley de Medios, y considerando que hay radicales consustanciados con ella ¿Se inclina más hacia ellos o hacia el pensamiento puesto de manifiesto por su partido?
Acuerdo con el pensamiento de mi partido. Lo que siempre el radicalismo ha pregonado a lo largo de su historia es la tolerancia con las opiniones y más con la prensa. En ninguno de los gobiernos, desde Irigoyen, Alvear, Illia, al de Alfonsín, hubo alguna vez un periodista preso y nunca se persiguió a la prensa. Eso a pesar de que Clarín fue quien lo derrocó a Arturo Illia en 1966, episodio que incluye aquel préstamo que tenía Clarín y que Illia renovara un año antes.
Pero la Ley de Medios no restringe la libertad de prensa, responde a la facultad que tiene el Estado para regular los medios audiovisuales en el marco del derecho del pueblo a la información.
Nosotros lo que no queremos es que exista un monopolio del Estado, eso significaría que se diga lo que quiere quien gobierna. Queremos que la prensa sea pluralista, que uno se exprese de una manera y otros de otra, que cada uno diga su palabra y después que la opinión pública juzgue. Yo entiendo que el Estado tiene que regular, de hecho en la época de Alfonsín se intentó sacar una ley de radiodifusión con algunas cosas que están en la ley actual y eso se frustró por los terribles intereses que hay en la prensa Con lo cual, nadie está defendiendo los grandes monopolios periodísticos privados, en absoluto. Sólo tenemos un punto de vista distinto, y recordamos que el promotor de todo esto fue Carlos Menem, quien le permitió a Clarín tener un canal de televisión y de radio además del diario. Fue por su gobierno que se gestaron los monopolios privados de hoy y que gracias a ellos ganaban las elecciones. Ahora resulta que viene este gobierno también justicialista y hace totalmente lo contrario, eso al menos habla de una política errática.
El radicalismo habla de no confrontar, pero hace unos años legisladores de su partido presentaron un proyecto de regulación de la ética periodística y los medios sencillamente salieron a matarlos. Y dijeron lo mismo que dicen ahora de la Ley de Medios, que era una Ley Mordaza.
Pero si yo estoy de acuerdo en que los grandes grupos de monopolios de comunicación privados son tan perjudiciales como los monopolios públicos. Y fui parte de ese proyecto aunque el autor fue Jorge Manzitti, teníamos razón en presentarlo porque desde los medios nos dijeron que se iban a autoregular, pero no lo hicieron. Ya han pasado 10 años de esa polémica y todavía el periodismo no se reguló, ni se va a regular nunca.
En otros países sí existen regulaciones, Venezuela por ejemplo tiene una Ley de Responsabilidad de la Prensa por la cual si desde un medio de comunicación se propalan mentiras, se aplican sanciones.
Pero no estoy de acuerdo, hay que buscar un sistema de equilibrio entre las dos posturas porque de lo contrario vamos a hacer una política de confrontación que yo creo que el país no está para confrontar y vivir confrontando. Yo sé que normalmente en todos los países de América latina la prensa ha conspirado contra la democracia, sin ir más lejos eso de “que se vayan todos” fue iniciativa de la prensa, y estamos en manos de los monopolios que son terribles. Pero acá me parece que la Argentina tendría que haber buscado un punto medio. En base a los 40 años que me ha tocado vivir nunca ha existido una situación tan virulenta entre el gobierno y los medios de prensa. Yo creo que habría que haber buscado un consenso, tanto desde el gobierno como de parte de los cerriles que están en los medios privados.
Usted lo ha dicho, son cerriles, no es fácil entonces lograr un consenso, máxime cuando en la puja se quieren apropiar de todo cuanto se pueda publicar o difundir como si la información fuera asunto de su propiedad.
-Reconozco que no es fácil, si son los mismos medios de prensa que en la Convención Constituyente de 1994 le doblaron la mano a lo que se redactó porque rechazaron el tema del derecho a réplica. Todavía me acuerdo de la posición de Gregorio Badeni (abogado de ADEPA, la Asociación que nuclea a los dueños de los medios periodísticos) en dicha ocasión, cuestionando el artículo 75 inciso 22 que incorporó al texto de la Constitución Nacional el articulado de los instrumentos internacionales como el Pacto de San José ed Costa Rica que reconoce el derecho de respuesta o de réplica. Según ellos, este articulado no tenía la misma jerarquía que la Constitución y eso que son fuera de toda duda, partes de la Constitución.
¿Estos temas se pueden debatir dentro del radicalismo?
No, para nada. Hoy el radicalismo es un partido hermético y cerrado como una ostra donde las conducciones oficialistas no generan debate ni políticos ni ideológicos, ni nada. Son agencias de colocación de personas en cargos públicos, y este problema que también afecta a los otros partidos es lo que también está conspirando contra la democracia al no permitir ni la renovación de dirigentes ni la aparición de ideas nuevas.
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