De José Virgilio Valerio se dijeron muchas cosas. Que era misógino, machista, homófobo y que fomentaba la mano dura. Sus defensores, por otro lado, rescataron siempre su trayectoria como miembro de la Segunda Cámara del Crimen y la posibilidad de introducir cambios en el corporativo sistema judicial. Esas miradas distintas quedaron aplacadas con la asunción como séptimo miembro de la Suprema Corte de Justicia este jueves 1.º de diciembre.

El detalle no es menor. Valerio fue el miembro de la Corte que más adhesiones y rechazos generó. Una extensa jornada de argumentos, tanto a favor como en contra, sintetizaron esta situación. Este jueves ante la Constitución Provincial (porque el juez es agnóstico) juró defender el cargo por el que fue designado por la  patria y el honor.

La sala estaba llena y el primero en llegar fue Valerio. Saludó a los presentes y esperó junto al exprocurador de la Corte, Rodolfo González. Unos minutos después llegaron los ministros de la Suprema Corte y todas las miradas fueron hacia el supremo Omar Palermo, que fue a saludarlo. Los protagonistas de uno de los capítulos de la extensa historia de la interna judicial se estrecharon la mano y esperaron la llegada del gobernador.

Con Cornejo en la sala, se hizo el juramento. El presidente de la Corte, Pedro Llorente, recordó la trayectoria de Valerio y su militancia en la defensa de la democracia, el progresismo y los derechos republicanos. Valoró su carrera docente y aseguró que su llegada será para ocupar un lugar donde se garanticen derechos y las realidades de los mendocinos. 

Calmado, sereno, el juez Valerio agradeció a sus amigos, familia y a todas las personas que se expresaron, tanto a favor como en contra, por su designación. Argumentó que la esencia de la democracia es la pluralidad de voces, que los jueces debían ser independientes y que el Poder Judicial tenía que trabajar en conjunto con los otros poderes del Estado. “Quiero una Justicia transparente, ágil y rápida”, aclaró el juez, al tiempo que rescató que durante años trabajó para mejorar las estructuras del sistema judicial.

El primer discurso de Valerio fue para rescatar sus valores republicanos. Foto: Axel Lloret. 

Habló de su centro de estudios, la usina de pensamiento que Cornejo tomó para aplicar su plan de seguridad. Aseguró que tiene como objetivo ver el estado de la Sala 2 y la necesidad de producir cambios en la forma en la que debe funcionar el sistema judicial. Pidió mayor transparencia y mejoras para el sistema. “Hemos hecho propuestas para mejorar el sistema y mi objetivo será seguir trabajando para dar mejores respuestas (...) Debemos valernos de los mecanismos institucionales para tener la Justicia que necesitamos”, concluyó.

Cornejo no aceptará la renuncia de Orozco

El último en hablar fue Cornejo. Repitió los argumentos que dio el 15 de octubre, cuando anunció la candidatura de Valerio. Explicó que podría haber elegido a cualquier “amigo”, pero eligió una persona que conoce el movimiento interno de la Justicia para poder avanzar en los cambios en todo el sistema.

En su discurso no pudo evitar hablar de los tópicos de siempre: la participación privada en la actividad pública, la austeridad del Estado y el deseo imperioso de combatir la inseguridad. No escatimó palabras para mencionar las sucesivas leyes que se aprobaron en la Legislatura sobre este tema y ratificó su deseo de impedir que la fiscal Anabel Orozco se jubile y que en cambio avance el proceso de jury en su contra."Permitir que una fiscal se vaya a Brasil con un certificado trucho sin darle un castigo no es una buena señal para los docentes”, exclamó.

“Debemos rendir cuentas al ciudadano medio. Es una batalla cultural”, remató.