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Esa fue la asociación del especialista Salvador Micali para explicar la importancia del patrimonio verde local. Dijo que el arbolado está en muy mal estado, después de 40 años sin una política clara para cuidarlo.
Micali aseguró que hace 40 años no hay una política clara y sostenida para cuidar el arbolado público: Foto: Municipalidad de Capital.
En tiempos de tarifas que suben cada mes y de dirigentes que nos machacan con que ahorremos energía, el vicepresidente de la Comisión Asesora en Defensa del Arbolado Público, Salvador José Micali, utilizó una asociación para demostrar la importancia que tiene cuidar el patrimonio verde local: un árbol en buen estado proporciona lo mismo que dos aires acondicionados.
Micali es un especialista en el tema, pero más que ninguna otra cosa, es un apasionado de la defensa de ese patrimonio ambiental por el cual Mendoza es conocida en el mundo, pero que paradójicamente no cuida. Dijo que en los últimos 40 años no hubo una política clara y sostenida para conservarlo y que eso produjo el mal estado en que se encuentra en la actualidad.
El ingeniero agrónomo, quien fue profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO y director de Parques y Zoológicos, utilizó una asociación con base en la realidad para explicar por qué es necesario revertir la situación. Comentó que los árboles aportan belleza, absorben dióxido de carbono, fijan en sus ramas y hojas elementos contaminantes, disminuyen la temperatura, aumentan la humedad y brindan sombra y frescura, entre otros beneficios.
Esa situación deplorable del patrimonio local es la que busca revertir el Ejecutivo con el Proyecto del Arbolado Público, que se financiará con un crédito de 2,5 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dinero que ya está depositado en la cuenta de la Provincia y que no puede ser utilizado para otro fin, según explicó la coordinadora de Unicipio, Graciela Marty, en una entrevista concedida a Unidiversidad en agosto de 2018.
Arbolado público: 2,5 millones de dólares para revertir su deterioro
La historia de Mendoza está unida al árbol, gracias a dirigentes visionarios que, luego del terremoto de 1861, propusieron plantar ejemplares por razones sanitarias y de seguridad.
Aunque Micali sólo participó en los primeros momentos de la elaboración de ese plan, cree que es fundamental poner en marcha una política clara en la materia. Aseguró que es conveniente desde todo punto de vista: estético, ambiental, social y hasta económico, ya que ese patrimonio verde es algo que disfrutan los vecinos, pero que además buscan los turistas, que no vienen a ver cemento.
Causa y efecto
El ingeniero agrónomo sintetizó la situación del arbolado público en dos palabras: causa y efecto. Dijo que en 40 años no hubo una política pública clara y sostenida para cuidarlo y que la consecuencia lógica de ese abandono es el deterioro actual.
Micali subrayó que para llegar a la actual situación se combinaron una serie de factores: falta de planificación, de personal capacitado, descuido de las labores básicas por parte de las comunas y la Provincia (esencialmente, poda y curación), falta de una buena gestión de riego y la casi desaparición de los viveros municipales. Esto –comentó– también produjo consecuencias inmediatas: se compran árboles que no se adaptan a Mendoza y se planta lo que hay, no lo que se debe.
Cómo elegir qué árbol plantar
La amplitud de los sitios y su disponibilidad de agua son los factores principales que definen la elección.
El profesional aseguró que es esencial contar con gente capacitada en los viveros, en las comunas y en las áreas provinciales que se encargan de la temática. Explicó que esta condición asegura el cumplimiento de premisas básicas: se elige el árbol a plantar de acuerdo al tamaño de la calle, la altura de la construcción y las necesidades climáticas; los ejemplares públicos no se podan, sólo se guían los primeros años y el riego es esencial. Respecto de este último punto, subrayó que no falta agua, sino que hay simplemente mala gestión.
Micali recordó que cuando existía planificación (40 años atrás) no se cometían los errores de hoy. Uno de ellos, comentó, es poner en una misma cuadra cinco especies distintas, cuando lo óptimo es seleccionar una de acuerdo a las características del lugar. La razón, según comentó, es puro sentido común, ya que así los ejemplares se cuidan del mismo modo; incluso pueden ser atacadas por las mismas plagas, por lo que las pulverizaciones serán uniformes.
El ingeniero explicó que también los ciudadanos tenemos la obligación de cuidar este patrimonio verde y aseguró que cada uno debería preocuparse por el ejemplar que tiene en su vereda. De todas formas, dijo que tareas como la poda deben estar en manos de las comunas, porque para eso se paga una tasa de servicios públicos.
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